Pepe Eulate ya se había quitado las botas en el vestuario del Vicente Calderón cuando llegó Rogelio con un mensaje que podía ser una condena o un pasaporte a la gloria: “¡Niño, que tienes que tirar un penalti!”. Fuera esperaban un estadio lleno, una audiencia millonaria, una nube de fotoperiodistas en el césped, José María García revoloteando con un micrófono y una leyenda bajo palos. Eulate, que dio sus primeras patadas al balón frente a una chopera en el Barrio de los Judíos de Ponferrada y que luego le daría el ‘9’ del Levante a Johan Cruyff, se recuerda temblando hasta coger el balón y enfrentarse a José Ángel Iribar: “No veías la portería. Era tan grande y tan importante que te impresionaba”. ‘El Chopo’ ni se movió. El balón entró por su izquierda. Luego fallaría ante Esnaola. El Betis ganó al Athletic de Bilbao la Copa del Rey de 1977. Hay pocas fotos de la entrega del trofeo en las que no aparezca aquel ‘niño’ que se hizo mayor en un duelo con Iribar a once metros de distancia.

Pepe Eulate (agachado con el balón en las manos), con el Santa Marta
Pepe Eulate fichó por el Santa Marta con 14 años de edad. Su padre se puso enfermo. Tuvo que ponerse a trabajar. Y el presidente, José Antonio González, madrugaba para que pudiera entrenar
Nacido en Salamanca en 1955, José Antonio Gómez Álvarez de Eulate era efectivamente un niño que no había cumplido los 3 años de edad cuando su familia se trasladó a Ponferrada. Su padre cambió el Ejército por Endesa, todavía en Compostilla I. De Las Encinas pasaron al Barrio de los Judíos. El fútbol ya era una pasión que se cultivaba primero en la calle. “Así estabas muchísimo más tiempo con la pelota. Eso te va formando”, advierte en contraposición a las generaciones actuales. José Antonio comenzó a ser Eulate cuando llegó con 14 años al Santa Marta. Con esa misma edad, al enfermar su padre, tuvo que ponerse a trabajar de aprendiz en la tienda de Laymar en la calle Gómez Núñez de Ponferrada. Su carrera pudo truncarse entonces. Pero el eterno presidente del Santa Marta, José Antonio González, madrugaba para entrenar con él a las siete de la mañana antes de entrar al trabajo. Hay detalles que definen a una persona. Y hay agradecimientos que son eternos.
De aquellos primeros años Eulate, que llegó a probar por el Real Madrid, se quedó con una máxima: “Que la progresión se mantenga en el tiempo. Y querer aprender siempre”. Del Santa Marta pasó a la Ponferradina tras negociar las condiciones. Tenía 18 años, iba corriendo del centro de la ciudad a la parte alta para entrenar y se cambiaba la ropa junto a veteranos con mucho nombre. “Te veías con gente profesional. Ahí tienes que atarte los machos y tirar para adelante”, cuenta al recordarse de novato junto al portero Eduardo. Tenía facilidad para hacer goles y también para asociarse con sus compañeros. Hubo un intento frustrado por llegar a Osasuna y otro feliz hasta fichar por el Betis a finales de 1974. El vestuario parecía una frontera. “¿Tú te crees que puedes entrar ahí?”, le preguntó el utillero Alberto Tenorio, antes de llevarlo de la mano ante figuras como Cardeñosa o Esnaola. El “compañerismo” facilitó el aterrizaje en la élite, donde tuvo que adaptarse a una mayor “velocidad” tanto “en pensar como en ejecutar”.
La trayectoria del berciano y la historia de España se cruzan luego. A Eulate le toca hacer la mili con Franco agonizando, ruido de sables y una Marcha Verde. Al regreso del servicio militar no tiene cabida en el Betis, que lo cede al Jerez Industrial, donde se gana el regreso a golpe de goles en un par de meses. 1976 comienza con una hepatitis que cura en tiempo récord con reposo y buena alimentación junto a su madre en Ponferrada. Y la temporada 1976-1977 concluye con un éxito histórico que todavía da más juego en el anecdotario. Eulate corre a abrazar a Esnaola y José María García entrevista al entrenador Iriondo cuando por el medio se cruza el balón de la final. Lo coge, lo lleva al vestuario, le rompe la válvula y lo conserva durante años. No participa de la fiesta posterior porque ya había concertado viaje a Ponferrada. Muerto Franco y enterrada la Copa del Generalísimo, la de 1977 fue la primera nueva Copa del Rey.
Eulate ya jugaba en el Betis cuando a principios de 1976 sufrió una hepatitis que curó en tiempo récord con reposo y buena alimentación en casa de su madre en Ponferrada

Pepe Eulate (tercero por la derecha agachado), con el Santa Marta

Pepe Eulate (centro), con la Copa del Rey de 1977 en las manos

Pepe Eulate (arriba a la izquierda), con la Deportiva Ponferradina
Eulate empieza la temporada siguiente marcándole un gol al Milan en la Recopa y la termina con descenso a Segunda División. Regresa a Primera cedido al Recreativo de Huelva, pasa por el Levante hasta coincidir con Johan Cruyff, disfruta del fútbol en el Albacete, vuelve a la Ponferradina con un equipo de bercianos que sube a Segunda B y se retira en 1990 el Atlético Bembibre a las órdenes de Enrique Rodríguez, uno de sus referentes en los comienzos. Precisamente en el cuadro rojiblanco abre su etapa de entrenador en la temporada 1991-1992 hasta aceptar la oferta del Endesa, donde trabajaba, ya en Compostilla II. A la Ponferradina llega en época de vacas flacas. “Pero no me veo capaz de decir que no”, cuenta con el orgullo de repescar a Berti o Pepe Ramos y sacar a David o Fernando Ministro. Con el club al borde de la desaparición en 1994, tocó comprar vino. Y hubo días en los que el entrenamiento de fuerza fue tirar de carretilla de arena para acondicionar el Estadio de Fuentesnuevas.
“No me veo capaz de decir que no”, dice sobre la decisión de asumir el banquillo de la Ponferradina con el club al borde de la desaparición. Hubo días en los que el entrenamiento de fuerza fue tirar de carretilla
Entrenaba a benjamines del Santa Marta (hay agradecimientos que son eternos) y trabajaba en Endesa cuando recibió una oferta de La Bañeza. Todavía no estaba construida la A-6 y tocaba coger el coche y conducir desde Ponferrada. Pero hay sacrificios que merecen la pena. Todavía regresó al Atlético Bembibre en la frontera de los dos siglos. Pepe Eulate se jubiló de Endesa en 2007 con la idea de probar suerte como entrenador fuera del Bierzo. Pero se ha quedado disfrutando de la familia y de la Ponferradina (es también presidente de la Asociación de Veteranos) sin ocultar cierto desencanto con el fútbol base. “El fútbol profesional me encanta. Y ahora se tienen medios que nosotros no teníamos”, suspira tras repasar una trayectoria que se abrió hace más de medio siglo y que es historia del deporte berciano con letras mayúsculas.

Pepe Eulate (quinto por la izquierda arriba), con el Santa Marta

Pepe Eulate (derecha), junto a Rogelio, en un partido por su traspaso al Betis celebrado en Fuentesnuevas

Trofeo y balón de la final de la Copa del Rey de 1977 que ganó el Betis al Athletic de Bilbao

Pepe Eulate (derecha), con la Copa del Rey de 1977 junto a sus compañeros Rafael Gordillo (izquierda) y Lobato

Pepe Eulate (primero por la izquierda arriba), con antiguos compañeros del Betis campeón de la Copa del Rey de 1977

Pepe Eulate, recibiendo una placa del Real Betis Balompié

Pepe Eulate, en un acto del Betis flanqueado por Rafael Gordillo y José Miguel López Catalán

Pepe Eulate, saltando el Estadio de Fuentesnuevas como capitán de la Deportiva Ponferradina

Pepe Eulate (primero por la izquierda arriba), como capitán de la Deportiva Ponferradina en Fuentesnuevas

Pepe Eulate (arriba a la izquierda), con la Deportiva Ponferradina

Pepe Eulate, siendo capitán de la Ponferradina, saludando a su homólogo en el Atlético Bembibre, Serafín Vázquez

Pepe Eulate (tercero por la derecha arriba), con la Deportiva Ponferradina

Pepe Eulate (segundo por la izquierda), en una foto de plantilla de la Deportiva Ponferradina

Pepe Eulate (cuarto por la izquierda arriba), con antiguos futbolistas de la Ponferradina y el presidente, José Fernández Nieto, en el Estadio El Toralín

Pepe Eulate (cuarto por la izquierda arriba), con antiguos futbolistas de la Ponferradina y el presidente, José Fernández Nieto, en el Estadio de Fuentesnuevas

Pepe Eulate (tercero por la derecha en la fila del medio), como entrenador del Atlético Bembibre

Pepe Eulate (segundo por la derecha en la fila del medio), en una reunión de antiguos del Atlético Bembibre