Una sonrisa que se intuye tras la mascarilla y un toque con el codo, las entrevistas se han vuelto extrañas dentro de este oxímoron que llamamos ‘nueva normalidad’. Álvaro Caboalles tiene con 26 años una de esas trayectorias que te hacen pensar en qué demonios has estado tú perdiendo el tiempo. Desprovisto de cualquier pedantería, habla rápido y con un entusiasmo contagioso sobre el proceso creativo, las artes vivas y la performance. Ni es actor, aunque lo fue, ni hace teatro. Nada de planteamiento, nudo y desenlace, mucho menos de llegar, sentarte y aplaudir al final. Ni ensaya sus propuestas escénicas ni le interesa el entretenimiento, busca el impacto, la crítica y a veces la catarsis. No obstante, nada de asustarse, ya le dijo su padre que Carbón.Negro. era “la pieza más sensata” que había hecho. La idea de hablar sobre la minería le llegó en 2015, “yo estaba estudiando en Valladolid y me enteré de la muerte de José Pereira Díez en el Pozo Salgueiro y me dije, ostia, que aún sigue muriendo gente en la mina”. La realidad le sacudió de pronto. Había una historia que contar, pero de otra forma y desde otro punto de vista.

Imagen de Carbón.Negro. beneficiario de las Ayudas Injuve para la Creación Joven
Empezó entonces un proceso de investigación, de búsqueda de testimonios y exploración, no solo del Bierzo, también de otras cuencas como Ciñera o La Robla. Todo el mundo conocía las tragedias, los hechos, el número de vidas que se había cobrado cada accidente, cada derrumbe, cada deflagración. Pero qué sintieron ellas era lo que le interesaba. Las viudas, las madres, las hijas, las hermanas, las mujeres que sostenían la casa mientras ellos bajaban al tajo, las que lavaban la ropa teñida de negro con el agua fría del río, las que criaban a los hijos y tenían la cena puesta, las que esperaban con miedo a que nunca volvieran. “Quería conocer sus sensaciones, la angustia, el miedo”, por eso en ‘Carbón.Negro.’, la historia la cuentan ellas.
Caboalles grabó sus testimonios narrando lo ocurrido en el Pozo María de Caboalles en 1979 y la explosión de grisú que acabó con la vida de 8 mineros en el Pozo Maurín de Fabero en 1984. También habló con la Asociación de las Mujeres del Carbón de León sobre las cargas en Ciñera, las luchas, las manifestaciones, lo que quedó de todo aquello y lo que se ha perdido para siempre. “Lo que es hoy la obra se lo debo en parte a las mujeres de la Asociación”, explica. En la pieza “hay una crítica muy clara a los Fondos Miner y a los programas de transición. Me jode que las cuencas hayan desaparecido del mapa. No se puede escudar todo en la ecología para quitar el pan a una zona de la que antes te has aprovechado”.
Criado en Ponferrada, con familia en Páramo del Sil y abuelo ferroviario de la MSP, Caboalles lleva desde los 18 años fuera de su tierra, a la que vuelve “menos de lo que le gustaría porque la comunicación desde Madrid es terrible”. Asistente de dirección de Alberto Velasco, enfrascado en su tesis y en diferentes proyectos creativos, pronto, Covid mediante, presentará Carbón.Negro. en el Teatro Albéitar de León, en el Pozo Julia de Fabero y estrenará AUTOINMOL (-ACCIÓN) vol.01 en el Calderón de Valladolid. ¿Qué pasará con la cultura en esta ‘nueva normalidad? “Se ha vuelto a poner en marcha, pero con miedo. El mundo de la cultura es importante, pero tanto como el resto de sectores. La cultura… ¡menudo invento!”, ríe.
Alvaro Caboalles, señores, memoricen su nombre, porque van a oír hablar mucho de él.

Imagen de Carbón.Negro.

Imagen de Carbón.Negro.

Imagen de Carbón.Negro.

Imagen de Carbón.Negro.

Álvaro Caboalles