Los balones eran más duros, los sueldos eran más magros y los viajes eran más lentos. A veces, incluso, los desplazamientos se alargaban más de lo normal. El fútbol era más romántico. Y hasta tenía su punto épico cuando la nieve complicaba las comunicaciones y un equipo tenía que emplear más de medio día en cubrir apenas 500 kilómetros. Unas horas después de llegar a destino tras ver vedado el paso por carretera al Manzanal, tomar el tren de Torre del Bierzo a León, continuar y hacer transbordo en Miranda de Ebro (Burgos), la Unión Deportiva Cacabelense le ganó 1-4 al Arenas de Getxto. “Salimos en los periódicos nacionales”, recuerda Ricardo ‘el Relojero’, que vivía su segunda y última etapa en el equipo de su pueblo.

El primer año en el Cacabelense, Ricardo (tercero por la izquierda abajo) jugó con 16 años con ficha de un compañero de 18
Con apenas 16 años de edad, en su primera temporada, usaba la ficha de un compañero de 18. De camino a León para jugar contra Antibióticos, la furgoneta del equipo sufrió un accidente en Torre. Ganaron 2-4
Aquel fútbol también se prestaba más a la picaresca. Ricardo Pérez González apenas tenía 16 años de edad. Y usaba la ficha de un compañero de 18, Francisco Cotos Asenjo, para ‘driblar’ a la normativa y jugar su primera temporada en Regional Preferente. “Y nunca hubo ningún percance por ello”, confiesa. Sí lo sufrió el equipo cacabelense el día en que viajaba a León para disputarse el liderazgo frente al Antibióticos. La furgoneta hizo cuneta a la entrada de Torre del Bierzo sin más consecuencias que algún rayón la carrocería. “¡Milagro del cielo; hoy vamos a bordar el fútbol!”, resolvió el presidente, Francisco Reboleiro. Su presagio se cumplió. Y pese a llegar al campo apenas un cuarto de hora antes del choque, los bercianos ganaron 2-4.
Reboleiro quiso ir más allá de ver cumplido su pronóstico. Terminado el encuentro, invitó a sus chicos a comer en la capital en el ‘El aperitivo’, donde tenían mucho predicamento la sopa de pescado, la paella y el pollo tomatero. A tomar el café fueron a ‘El nacional’. “Lo han bordado”, repetía por donde pasaba, orgulloso, el presidente sobre sus jugadores, que superaron el susto con buen fútbol para ponerse líderes. Y las primas que hoy se negocian con antelación y todo lujo de detalles se improvisaron sobre la marcha antes del regreso al Bierzo: 200 pesetas de la época para cada jugador.
Ricardo ya había pasado por la Ponferradina, el San Pedro, el Arsenal de Ferrol, el Laciana y el Bembibre cuando regresó a las filas de la Unión Deportiva Cacabelense. Tenía 25 años y el conjunto jugaba ya en Tercera División. La expedición había partido el sábado al mediodía de Cacabelos cuando la nieve impidió el paso del Manzanal. El viaje se fue complicando con transbordos hasta finalizar en el País Vasco bien entrada la madrugada. El domingo esperaba el Arenas de Getxo. Los bercianos superaron de nuevo las circunstancias adversas y ganaron por 1-4. La prensa nacional se hizo eco. Pero la vida volvía a la normalidad al día siguiente. El despertador sonaba temprano para Ricardo, que tenía que abrir la joyería y relojería que le sirvió de sustento ya entonces y cuando colgó las botas con 33 años de edad. “Y ahora los futbolistas dicen que están cansados…”, dice con una sonrisa. Cincuenta años después, los balones pesan menos, el agua de las duchas sale más caliente, los sueldos son más generosos y los viajes son más confortables.
El desplazamiento para jugar contra el Arenas de Getxo se complicó por la nieve en el Manzanal. Hubo que tomar el tren de Torre a León, y de ahí a Miranda para hacer transbordo y llegar de madrugada. Ganaron 1-4

Ricardo (segundo por la izquierda abajo), en una formación inicial de la Unión Deportiva Cacabelense de la temporada del accidentado enfrentamiento contra el Arenas de Getxo

Ricardo, en una imagen reciente en Cacabelos