La canasta es la piedra angular del Campus de Baloncesto Ponferrada, que se celebra hasta el 14 de agosto en la Ciudad Deportiva Lydia Valentín

El año pasado fue de celebración; y este será de transición. El Campus de Baloncesto Ponferrada alcanzó en 2018 el número redondo de 25 ediciones, un logro para el campamento deportivo urbano decano en los veranos del Bierzo. Ha pasado de soplar las velas a contener el aliento para mantener con vida la actividad, programada ya sobre la bocina en los dos últimos meses y reducida de tres semanas a una y media también para adaptarse a la demanda. Hasta 45 chavales de entre 5 y 17 años de edad participan en una iniciativa que vuelve a los orígenes bajo el mando de Pablo López, cofundador junto a Paco Lainez y Jorge Rubio hace ya un cuarto de siglo de un proyecto que acerca la canasta a los más jóvenes también en agosto.

“Las actividades específicas han caído. Antes sí se llegaba a la gente, pero ahora es más difícil porque prefiere una opción multideporte”, admite el director técnico, Javier Rodríguez ‘Chave’

El Club Baloncesto 6,25 de Ponferrada afrontó la situación de emergencia y decidió gestionar a través de la Asociación Deportiva Campus la vigésimo sexta edición de una actividad obligada a redimensionarse por la multiplicación de la oferta y para adaptarse a la demanda. “Las actividades específicas han caído. Antes sí se llegaba a la gente, pero ahora es más difícil porque prefiere una opción multideporte”, admite el director técnico, Javier Rodríguez ‘Chave’. El Campus mantiene su esencia al dedicar tres cuartas partes del tiempo al baloncesto, si bien deja el resto para diversificar con la introducción del vóley playa, fútbol sala, rugby y balonmano en sesiones de mañana de 10.00 a 14.00 horas en instalaciones de la Ciudad Deportiva Lydia Valentín de Ponferrada.

Precisamente la entrada de disciplinas complementarias era la única variación sobre el esquema inicial de un campamento que ocupaba tradicionalmente las tres primeras semanas del mes de agosto. Ha sido, paradójicamente, el retorno del fundador el que ha propiciado la modificación del formato para reducir el tiempo a una semana y media de duración (del 5 al 14 de agosto). “Se venía respetando el modelo de Pablo. Y ha sido él el que nos ha incitado a cambiarlo”, expone el director técnico al reconocer que ya “casi ninguno” de los inscritos consumía las tres semanas completas cuando la matrícula permitía adaptar el tiempo de participación a las vacaciones familiares.

Lo que se repite recurrentemente cada año es el perfil de los inscritos, chavales en su inmensa mayoría que practican durante la temporada baloncesto en sus clubes o centros escolares. La organización ha programado la actividad hacia el final de las tres semanas habituales de duración para que sirva, como de costumbre, de antesala de la pretemporada en un momento dulce para la base. “Hay más niños pequeños jugando al baloncesto que nunca”, subraya Chave sin ocultar que los jugadores van cayendo por el camino, primero con el paso del colegio al instituto y luego al llegar a la categoría juvenil. “Lo que es más difícil ahora es el salto a sénior”, asume.

La actividad ha reducido su duración a diez días tras comprobar que ya “casi ninguno” de los inscritos consumía las tres semanas cuando la matrícula permitía adaptar la participación a las vacaciones familiares

“Hay más niños pequeños jugando al baloncesto que nunca”, dicen sin ocultar que van cayendo por el camino, primero con el paso del colegio al instituto y luego al llegar a la categoría juvenil

La reducción del tiempo de duración de la actividad ha obligado a reestructurar las tradicionales salidas para limitarlas a la acampada en Vega de Espinareda, programada para el jueves y viernes de la primera semana con un menú de baloncesto por la mañana y esparcimiento en el río por la tarde. Lo que permanece invariable es la última jornada dedicada a las finales de las competiciones con premios y regalos, un estímulo para los chavales participantes, que este miércoles recibieron la visita del exentrenador de Ciudad de Ponferrada Alexis Álvarez. Será el apartado de la visita de ilustres uno de los capítulos que deberá potenciarse en futuras ediciones para acompasarse con la réplica a escala del Campus de Semana Santa de 6,25, que vivió este año su segunda edición con lleno de plazas.

Nacido hace ya 26 años en el patio del Instituto Gil y Carrasco, el Campus de Baloncesto Ponferrada alcanzó su récord de participantes con 164 inscritos antes de redimensionarse a una nueva realidad. Carlos Guada asumió aquella primera transición; Adrián Cabeza y Álvaro Rubio mantuvieron a flote la nave, que pretende volver a adoptar velocidad de crucero sobre la base de una planificación más reposada, un tiempo muerto para preparar la remontada para la edición de 2020, en la que en todo caso se mantendrá la filosofía de una actividad que hace que la canasta también sea para el verano en Ponferrada.

Lo que permanece invariable es la última jornada dedicada a las finales de las competiciones con premios y regalos, un estímulo para los 45 chavales participantes en esta vigésimo sexta edición

El Campus recibió el pasado miércoles la visita del exentrenador de Ciudad de Ponferrada Alexis Álvarez