
Félix Tamayo, entrenando la pértiga en los bajos de un graderío del Pabellón Lydia Valentín de Ponferrada
Hay veces en que la naturaleza juega a favor. “De niña no había quien la pillara”, dice la entrenadora Lourdes Baragaño sobre su pupila Eunice Morfe Ramos, una dominicana de 20 años de edad que da lo mejor de sí misma en la competición. Le cuesta más entrenar, sobre todo ahora que tiene que compatibilizarlo con los estudios, el trabajo y la maternidad, que la mantuvo parada un año y medio. Eunice ha vuelto a la pista y ya se acerca a sus marcas de antes: a los 9.04 de los 60 metros vallas (acaba de acreditar 9.57) y a los 14.86 de los 100 vallas. Pero cada vez que consigue las mínimas y avanza en las series se queda a las puertas de las finales de los campeonatos de España por no haber obtenido todavía la nacionalidad, un lastre al que en el caso de esta sub-23 se suma la falta de instalaciones que le impide preparar en condiciones el salto de longitud (ha volado hasta los 5,50 metros) ahora que en enero ella y sus compañeros se ejercitan a cubierto en medio bajo de uno de los graderíos del Pabellón Lydia Valentín de Ponferrada.
Hay otras veces en que la naturaleza juega en contra. Y te da un cuerpo de mediofondista cuando tienes mente de lanzador de martillo y tus rivales te barren en centímetros y kilos. “Habría que meterle más preparación física, pero él lo suple con técnica”, dice el entrenador Virginio Martínez sobre su pupilo Pablo Dorbes Botas, que ya da tres y a veces hasta cuatro vueltas sobre sí mismo antes de lanzar el artefacto a 37,19 metros, marca que lo convierte en el mejor sub-18 de Castilla y León. El martillo pesa cada vez más a cada salto de categoría y Pablo entrena cada vez menos (ha pasado de cinco a tres veces a la semana) por la exigencia de los estudios. “La técnica es lo que me salva”, reconoce este otro joven talento pulido en Ponferrada bajo la mirada de Lourdes Baragaño y Virginio Martínez y bajo el paraguas del Club Atletismo Valladolid.
Varios de los mejores atletas de Castilla y León en sus respectivas categorías se forman en Ponferrada bajo la mirada de Lourdes Baragaño y Virginio Martínez
Hay veces en que las lesiones frenan una trayectoria. A sus 17 años, Héctor Martínez ya sube desde su pértiga hasta los 4,50 metros el listón sobre dos improvisadas varas de avellano mientras se acerca literalmente al techo del bajo de las gradas del polideportivo en el que entrena poniendo una baldosa sobrante de los parques de juego infantiles para la batida. Al aire libre no son mejores las condiciones porque la colchoneta del Estadio Colomán Trabado se hunde más de lo razonable. El año pasado apenas pudo pasar de 4,20 a 4,25 metros por unos problemas de cadera ya superados. Pese a todo, este sub-20 de primer año le saca 70 centímetros al segundo de Castilla y León en su categoría. “Cada vez me cuesta menos coger pértigas más grandes”, destaca este chico dispuesto a seguir saltando incluso si cambia de lugar de residencia tras la Selectividad.
Hay otras veces en que las lesiones cambian una trayectoria. Y la sufrida la temporada pasada por Félix Tamayo le llevó a dejar la altura para coger la pértiga. “Y ahora hago pértiga y lo que sea”, cuenta este joven que ha llegado incluso a participar en pruebas combinadas pese a que el 1.500 se le hace largo. Félix aprovecha las nociones de la batida para extrapolarla de la altura (donde llegó a saltar 1,93 metros) para la pértiga (donde acredita 3,22 en competición a pesar de haber superado ya en entrenamiento los 4 metros). “Tengo vértigo, pero lo supero yendo para arriba y cayendo”, explica este joven que el próximo 19 de enero acudirá al Campeonato Provincial en pista cubierta y podrá estirar la carrera de aproximación al listón, que se queda obligatoriamente corta en los bajos de un graderío compartido con la Escuela Municipal de Gimnasia Artística.
Alejandro Pardo no sólo tiene que lidiar con la falta de instalaciones. “Hace dos años no podía correr ni 100 metros. Tenía asma. Y ahora ya dos tres vueltas”, apunta este chico de 17 años de edad que ha ido progresando hasta acreditar 10.98 segundos en los 60 metros vallas. Hace cuatro años que Inés Baelo se puso en manos de Lourdes Baragaño. Un esguince la tuvo en el dique seco. Pero ahora está dispuesta a centrarse en las pruebas de mediofondo (acreditó 3 minutos y 15 segundos en el 1.000) con el objetivo de llegar en 800 al Campeonato de España, una muestra de las ambiciosas metas que una generación de atletas bercianos está superando a fuerza muchas veces de que la ilusión y el esfuerzo salten por encima de las dificultades.

Alejandro Pardo y Eunice Morfe Ramos

De izquierda a derecha, Lourdes Baragaño, Eunice Morfe Ramos, Félix Tamayo, Héctor Martínez, Pablo Dorbes Botas, Inés Baelo y Virginio Martínez