Hay veces en que la oportunidad de tu vida se te presenta rayando la veintena. Te ofrecen pasar de entrenar a niños de EGB y BUP a preparar a tíos de dos metros de altura. Y acabas compartiendo canchas de baloncesto con aquellos ídolos por los que trasnochabas con tus amigos en el verano de 1984 para ver a la selección española colgarse la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles. Tony Iglesias, berciano con cierto sentimiento apátrida por conservar sus raíces al tiempo que desarrollaba su carrera profesional y vital en León, dijo que sí. Fue segundo entrenador de Elosúa León en sus años más gloriosos, los de unas semifinales de la Copa del Rey y cinco temporadas viajando por Europa compitiendo en la Copa Korac. Fue su primer sueño cumplido; ahora vive el segundo: ser profesor y entrenador del Colegio Leonés; el tercero está todavía por llegar: representar algún día a la selección española.

Tony Iglesias (primero por la derecha abajo), en sus tiempos de jugador

“El Plantío era la NBA de Ponferrada en verano. Y yo que vivía en Flores, y luego en el Polígono de las Huertas, tenía cierta envidia de los que vivían en la zona alta”, reconoce

José Antonio Iglesias Cadenas nació en Corullón, en el seno de una familia que se movía al compás de los destinos laborales de su madre, maestra de profesión. Así, tras pasar por Valdelaloba (Toreno), se asentaron en Ponferrada, en el barrio de Flores del Sil. Tony apenas tenía 6 años de edad cuando llegó al Colegio La Asunción. Y se recuerda practicando fútbol, atletismo, tenis o natación en las piscinas de la Minero Siderúrgica de Ponferrada. El baloncesto llegó, ya a través de Basket Bierzo, en el Colegio Público Flores del Sil. “Mi amigo Marcos Laiz jugaba allí. Y eso que mi padre era amigo de Antonio Vecino”, precisa para relatar cómo llegó al club adversario del JT. “Había una rivalidad sana… La pena fue que no nos uniéramos como en León hizo el Elosúa con el Nelson”, lamenta al recordar que Ponferrada llegó a tener tres equipos masculinos en Tercera División y dos femeninos en Segunda.

Al margen de los escudos, las camisetas y las competiciones, también había tiempo para disfrutar del baloncesto por pura pasión por el juego. “El Plantío era la NBA de Ponferrada en verano. Y yo que vivía en Flores, y luego en el Polígono de las Huertas, tenía cierta envidia de los que vivían en la zona alta”, reconoce. Pronto se dio cuenta de que se manejaba mejor en el banquillo que sobre la cancha: “No era un gran jugador, aunque sí era un buen defensor”. Comenzó a acudir con su amigo Rycardo de Paz todos los veranos al Campus del Joventut de Badalona. Y acabó integrándose en un engranaje formativo desde el que vivía jornadas maratonianas en las pistas de los principales centros educativos de la ciudad, primero con Basket Bierzo y luego con Basket Mendaña.

“Hicimos felices a muchísimos niños y niñas. Y esa es la mayor satisfacción que tengo”, se congratula al recordar el boom del baloncesto escolar al calor de la plata de Los Ángeles y otros éxitos de la selección española hasta llenar los patios de colegios como el San Ignacio o el Espíritu Santo, muchas veces en sintonía con el entusiasmo del profesorado como en este último caso con los hermanos Miguel Ángel y Javier Dueñas. El epicentro de aquel auge deportivo acababa por ser la pista del Instituto Álvaro de Mendaña con Rycardo de Paz, David de Paz, José Luis Iglesias y María José Rodríguez ‘Pepa’ al mando de las operaciones. “Y estábamos allí hasta que nos echaban. Una vez hicimos una sentada al director provincial de Educación para que nos arreglaran la pista. Y así un año el Mendaña fue el mejor centro deportivo de la provincia”, cuenta.

“Hicimos felices a muchísimos niños y niñas. Y esa es la mayor satisfacción que tengo”, se congratula al recordar el boom del baloncesto escolar en los años ochenta en Ponferrada

Tony Iglesias (derecha), con el madridista Chechu Biriukov recién llegado a España

“No era un gran jugador. Pero sí era un buen defensor”, dice (en el centro abajo, en la imagen) de sus años de jugador

En sus primeros años como entrenador junto a su amigo Rycardo de Paz

En el verano de 1989 recibió una llamada para ser segundo de Gustavo Aranzana en el Elosúa León, que hacía la pretemporada en Congosto. “Y esa misma noche ya dormí allí”, recuerda

La década prodigiosa de los ochenta todavía le tenía reservada una sorpresa. Fue al regresar de un Campus de Verano del Joventut. Una llamada le cambió la vida: la de Pepe Estrada, el alma mater de Elosúa León, que hacía la pretemporada en Congosto. La oferta consistía en integrarse en el staff técnico como segundo entrenador de Gustavo Aranzana. “Mis padres preferían que estudiara, pero esa misma noche ya dormí allí en Congosto”, rescata. Era verano de 1989. Contra pronóstico, Elosúa se plantó aquella temporada en el play-off por el ascenso a la ACB, que consumó en el destierro lucense. El equipo, punta de lanza del deporte en la provincia en una época de vacas flacas para el fútbol, se consolidó durante los noventa en la máxima categoría con una plantilla en la que destacaba la mano prodigiosa de Xavi Fernández en el perímetro o la elegancia de un campeón de la NBA como Reginald Johnson en la pintura. ¿Qué hace a ese tipo de jugadores ser especiales? “Aparte del talento, tener capacidad de trabajo y sacrificio: intentar mejorar todos los días”, responde con el ejemplo de Pau Gasol, suplente en la selección júnior campeona del mundo en 1999.

Tras varias temporadas en la élite hasta ser segundo entrenador del All Star de Murcia en 1998 con Luis Casimiro, Tony Iglesias dio un paso atrás del que se arrepiente para hacerse cargo del equipo de Liga EBA y coordinar la cantera, seguido de una mala experiencia en las Escuelas Deportivas del Ayuntamiento de León. Cuando en 2008 se puso a acabar Magisterio, el plan de estudios se había extinguido y tuvo que empezar de cero. Trabajó una etapa en Feve (Ferrocarriles de Vía Estrecha) antes de empezar carrera profesional docente hasta que hace cuatro años (tras una temporada como entrenador del Onzonilla y colaborar con la nueva directiva del Ciudad de Ponferrada) entró en el Colegio Leonés, la bestia negra de los equipos bercianos en aquellos años ochenta, para ser profesor de Educación Física y entrenador esta campaña de hasta cuatro equipos de formación de una de las mejores canteras de España. Nos cita precisamente entre la salida de clase y el comienzo del entrenamiento mientras varias familias con niños de la mano no pasan sin saludarlo.

“Soy un sin patria: aquí soy un berciano y allí soy un cazurro. Yo quiero al Bierzo, pero sólo puedo tener palabras de agradecimiento para León”, sentencia tras insistir en la fórmula de la unión, que “habría sido viable” incluso en los tiempos de Elosúa y JT. “Me ha costado mucho hacer entender que León y El Bierzo son más fuertes juntos que separados”, abunda sin obviar otras asignaturas pendientes, en materia educativa, como estimular más la práctica deportiva entre los alumnos: “Vamos a tener niños obesos que sabrán hablar inglés pero no relacionarse”. Nos despedimos entre álbumes de fotos, miles de chavales, un rosario de recuerdos y una maravillosa experiencia en la élite, quizás el impulso para el reto de entrar un día en un pabellón, que suene el himno nacional y que el balón vuelva a lanzarse al aire.

“Soy un sin patria: aquí soy un berciano y allí soy un cazurro. Yo quiero al Bierzo, pero sólo puedo tener palabras de agradecimiento para León”, dice al entender que la unión incluso “habría sido viable” entre Elosúa y JT

Con la cantera del Álvaro de Mendaña en el Pabellón de Flores del Sil

En un intercambio del Álvaro de Mendaña con chicos y chicas de Lugo

A la izquierda, en un partido de fase de ascenso de Basket Bierzo

A la izquierda, con el entrenador americano Lou Carnesecca, miembro del Hall of Fame

Con un equipo del Colegio Espíritu Santo de Ponferrada en la cancha de este centro educativo

En un campus en el Colegio Espíritu Santo

En un campus en el Colegio Espíritu Santo

En una actividad en el Colegio Espíritu Santo

En una entrega de trofeos en el Espíritu Santo

Entrenando al Valfer Mendaña

Entrenando al Mendaña Gil

En un corro de tiempo muerto, dando instrucciones

En un corro de tiempo muerto, dando instrucciones

Tony Iglesias era un habitual de los Campus del Joventut de Badalona

En el Campus de Aíto y Flores

En una edición de CIMA (actividad de la que un año fue pregonero), junto a María José Rodríguez ‘Pepa’

En una pretemporada del Elosúa León en Congosto

Junto a su mujer y Gustavo Aranzana en una cena de la Peña El Tambor

Con los colores del Elosúa León

Con la plantilla de Elosúa León

Con la plantilla de Elosúa León

En un partido, comentando una acción con Gustavo Aranzana

Detrás de Gustavo Aranzana reaccionando a una jugada

Sentado, detrás de Aranzana, en un partido de la Copa del Rey de 1997 disputada en el Palacio de los Deportes de León

Felicitando a uno de los suyos en el Palacio de los Deportes de León

En el Estadio Olímpico de Atenas con el Elosúa León

En el Checkpoint de Berlín

Con Elosúa en una edición de la Feria de la Cecina de Chivo de Vegacervera

En primer término, en el Coliseo de Roma en un desplazamiento en el Elosúa León. A la izquierda, el recordado alcalde de Camponaraya Antonio Canedo en su función entonces de diputado provincial de Deportes; a la derecha, el estadounidense Reginald Johnson; detrás de Iglesias, el luego barcelonista Xavi Fernández

Con la plantilla de Baloncesto León

Como padrino del Torneo de Reyes con el presidente del Ciudad de Ponferrada, Óscar García

En el Campus de Sarria del Ciudad de Ponferrada, club con el que colaboró durante una etapa

Con el trofeo de la Copa Federación con el Onzonilla

Con el trofeo de la Copa Federación con el Onzonilla

En la actualidad, con uno de sus equipos de base del Colegio Leonés

En la actualidad, con uno de sus equipos de base del Colegio Leonés

En la actualidad, con uno de sus equipos de base del Colegio Leonés

En la actualidad, con uno de sus equipos de base del Colegio Leonés