El mismo día y a la misma hora en que Pau Gasol anuncia su retirada Suso Pascual hace memoria sobre cómo fue levantar la sección de baloncesto del Santa Marta o alumbrar el Torneo de Navidad. El mejor jugador español de todos los tiempos todavía no había nacido cuando tocaba levantarse de madrugada para viajar a Asturias en coches particulares o barrer la nieve acumulada en la pista de la Sindical. El pívot de Sant Boi que conquistó dos anillos de la NBA con Los Ángeles Lakers dejará también de enfundarse en verano la camiseta de la selección española y ponerse a las órdenes de un staff técnico entre cuyos integrantes está Manuel Aller, uno de aquellos chavales que despertaron a la canasta de la mano del exentrenador berciano en las canchas del Parque de El Plantío. “Tenía tantas ganas, facilidad y mala hostia que tenía que llegar lejos. Lo supe desde el primer día”, dice sobre aquel chico que llegaría a la ACB con el OAR Ferrol y a vestir ‘la roja’ con Epi o Biriukov.

Suso Pascual, entrando a canasta con la camiseta del Santa Marta, en la pista de El Plantío

Suso Pascual fue jugador del célebre equipo infantil del Santa Marta en el que destacaba Marcos Tyrone. Luego se embarcó a finales de los sesenta en la gestación de la sección de baloncesto del club

Suso Pascual puede hacer memoria en primera persona de la arqueología del baloncesto berciano. Nacido en Ponferrada en 1952, se recuerda de chaval viendo sucesivamente partidos del equipo del barrio de San Pedro, del Club de Tenis y del Endesa en las instalaciones de Compostilla. Como jugador, fue primero futbolista del célebre equipo infantil del Santa Marta en el que destacaba Marcos Tyrone. Tras perder protagonismo con el paso a juveniles, se embarcó a finales de los años sesenta en la gestación de la sección de baloncesto del club de la parte alta de Ponferrada, donde empezó compatibilizando la cancha con el banquillo. “A mí me gustaba más el baloncesto que el fútbol”, sentencia mientras rememora cómo de aquella se aprovechaba la luz de una de las farolas de la Avenida del Bierzo para entrenar cuando la pista de El Plantío todavía no disponía de iluminación propia.

Pascual, que jugaba en el perímetro de base o de escolta, comenzó a entrenar de manera autodidacta hasta recibir primero un curso de monitor por parte de Domingo Villaverde en Ponferrada y hacer otro de entrenador más tarde en León. La semilla del baloncesto germinó con la creación de una escuela que llegó a sumar a más de cien chavales por los centros educativos de Ponferrada. “Aquello fue el veneno. Íbamos a los colegios a entrenar. Fue lo mejor que hicimos”, se enorgullece tras relatar otros hitos como las 12 horas nocturnas de baloncesto del Santa Marta en El Plantío (ya había luces) o el primer Torneo de Navidad con presencia de los cadetes de un mítico como el Joventut de Badalona sin dejar de alabar la labor de José Cruz Vega como responsable comarcal del Bierzo en el deporte de la canasta. “Y por entonces llegamos a tener tantas fichas como León”, añade para agradecer la implicación como colegiados de los señores Villodas, Rodríguez, Gutiérrez, Del Pino, Cidrianes y el propio Cruz Vega.

El relato de aquel boom del baloncesto en la comarca comprende la primera mitad de la década de los setenta. La afición se retroalimentaba también de la rivalidad entre el Santa Marta y la Sindical que derivó en la creación primero del Basket Ponferrada, transformado luego sucesivamente en Basket Bierzo y Basket Mendaña. María José Rodríguez ‘Pepa’, José Ángel Lana y Suso Pascual, que ya había empezado a trabajar en una gestoría, dedicaban los sábados por la mañana a pedir implicación económica en forma de patrocinios, algunos tan suculentos como el de la cadena de supermercados Cenco. También encontraron la complicidad del Ayuntamiento de Ponferrada, personificada en la figura del entonces teniente de alcalde y luego diputado nacional Manuel Ángel Fernández Arias. Y así fue como la segunda mitad de los setenta resultó asimismo fructífera para el baloncesto berciano.

La semilla del baloncesto germinó en Ponferrada con la creación de una escuela que llegó a sumar más de cien chavales: “Aquello fue el veneno. Íbamos a los colegios a entrenar. Fue lo mejor que hicimos”

Suso Pascual (abajo en el medio) con el juvenil del Santa Marta de fútbol

Como entrenador de un equipo del Santa Marta

Suso Pascual, abajo a la derecha, con Miro y Fernando, defendiendo los colores del Santa Marta sénior en 1976

Claro que no todo eran facilidades. A falta de pabellones cubiertos, a veces había que barrer de nieve la pista de la Sindical como aquel día en que Elosúa León amenazó con no salir a la cancha o hallar soluciones de emergencia como la de llevar las canastas a una nave de almacén de patatas de Los Rojones en Cuatrovientos. Cuando tocaba desplazarse por el noroeste de la Península, había veces en que hasta cinco integrantes se metían en un coche particular hasta que Manuel Copano puso una furgoneta de gran tamaño a la que se sumaban un par de taxis, según recuerda Suso Pascual, que todavía siguió colaborando unos años desde que en 1981 se mudó ya para siempre a León, donde luego entrenaría a juveniles del Elosúa y del San Claudio amén de los veranos en que dirigió el Campus de Baloncesto de Congosto mientras se desarrollaba profesionalmente como visitador médico.

“Lo que hicimos nosotros fue muy bonito porque tuvo mucho mérito”, constata Suso Pascual, que asegura que el baloncesto “ha evolucionado, pero también ha involucionado en algunos aspectos”

La mecha del baloncesto prendió de tal modo que algunos pupilos como Tony Iglesias, Rycardo de Paz o Nacho Gutiérrez fueron luego entrenadores en un deporte que “ha evolucionado, pero también ha involucionado en algunos aspectos”. Suso Pascual, que ya hace cuarenta años utilizaba la táctica defensiva de caja e individual (cuatro en zona y uno al hombre) para frenar a un jugador destacado del JT, echa ahora en falta “más contacto físico” en la pintura mientras le sobran muchos de los triples que se lanzan sin dejar de advertir de que la ausencia de retransmisiones televisivas “está haciendo que se pierda afición”. “Lo que hicimos nosotros fue muy bonito porque tuvo mucho mérito”, constata al retrotraerse a una escena de entonces: poniendo las redes en las canastas de El Plantío mientras una cuerda cerraba el perímetro de la cancha con 200 aficionados a un deporte ahora recuperado por el Ciudad de Ponferrada (“está haciendo las cosas muy bien, aunque desde la lejanía echo en falta la presencia de jugadores antiguos”), el último eslabón de una cadena que empezaron a forjar tipos como Suso Pascual.

Suso Pascual (en el medio abajo), con el infantil del Santa Marta de fútbol

Suso Pascual (con bigote y la camiseta del Santa Marta) y Salví en un partido de los Juegos Deportivos del Bierzo, en 1976

Equipo de categorías inferiores del Santa Marta, con Manuel Aller (arriba en el medio)

Suso Pascual, como entrenador de un equipo del Santa Marta, en el patio del Instituto Álvaro de Mendaña

Suso Pascual, como entrenador del Basket Bierzo, en un equipo en el que militaban jugadores como Tony Iglesias o Rycardo de Paz

Equipo femenino de baloncesto en Ponferrada

Equipo femenino del Santa Marta

Ilustración de una campaña de recaudación de fondos del Club Basket Ponferrada

Cartel del II Torneo de Navidad de Ponferrada

Manuel Aller, con su padre, con la equipación del OAR Ferrol

Suso Pascual, con un juvenil de un edición del Campus de Baloncesto de Congosto

Xavi Fernández, en un Campus de Baloncesto de Congosto

Campus de Baloncesto de Congosto

Suso Pascual, segundo por la izquierda, en un encuentro de veteranos del Basket Bierzo contra homólogos del JT

Elosua juvenil en el Torneo reyes de Ponferrada de 1994, que ganó el Joventut de Badalona

Suso Pascual, en una imagen reciente