“¡Sabi! Ya sabes dónde te veo”. Es un miércoles de febrero por la mañana. Sabina Asenjo, berciana de Lillo del Bierzo (Fabero), plusmarquista nacional de lanzamiento de disco con 61,89 metros y olímpica en Río de Janeiro 2016, regresa al Ceard (Centro Especializado de Alto Rendimiento Deportivo) de León tras ser cuarta en el campeonato de España de lanzamientos largos. Ahora, casi tres años después de anunciar un paréntesis en su trayectoria alegando falta de motivación y tras dar a luz a dos hijos, suspira por alcanzar los 50 metros. Y es feliz. “Lo que no disfrutaba en 2018 lo estoy disfrutando ahora”, cuenta en las instalaciones leonesas desde las que dio un salto de calidad en 2012. Diez años después, sus prioridades han cambiado en una vida en la que disocia el éxito de la felicidad.

La atleta Sabina Asenjo (segunda por la izquierda) en una competición reciente. A su lado, a la izquierda en la imagen, su entrenador, Manolo Martínez

La atleta Sabina Asenjo (segunda por la izquierda) en una competición reciente. A su lado, a la izquierda en la imagen, su entrenador, Manolo Martínez

Sabina Asenjo interiorizó su presencia en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 más como resultado de un proceso que como un sueño cumplido: “Fue la recompensa al esfuerzo”

Sabina Asenjo ha realizado un viaje vital tan largo como el que por motivos familiares la llevó a Nueva Zelanda cuando saboreaba las teóricas mieles de la élite. Criada deportivamente sorteando la precariedad de instalaciones en su comarca del Bierzo, fue logrando objetivos hasta que se trasladó a León y entró en la rueda de las grandes competiciones internacionales de cada verano hasta sumar participaciones en cuatro Campeonatos de Europa, dos Campeonatos del Mundo y los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Familiar del también atleta olímpico Rodrigo Gavela (maratoniano en Barcelona 92), interiorizó la gesta más como resultado de un proceso que como un sueño cumplido: “Fue como la recompensa al esfuerzo de tu trabajo. Y me sentía feliz por ello. Pero la de hoy es una felicidad distinta: la de disfrutar con lo que hago”.

Acostumbrada a girar sobre el círculo de lanzamientos, Asenjo tenía la sensación de no poder parar. Compitió en el Campeonato de Europa de 2018 condicionada por una lesión en el cuello. Asentada ya entonces en Nueva Zelanda, regresó a los entrenamientos: “Volví no por ganas, sino por inercia. Me agobiaba ir a entrenar. Me daba más problemas que alegrías. Ya no disfrutaba y decidí parar”. La pausa deportiva permitía afrontar un objetivo vital: “Siempre había pensado en ser madre, pero nunca llegaba el momento”. Martín llegó al mundo tras una cesárea el 29 de diciembre de 2019. Ahora era el mundo el que estaba a punto de detenerse. Sabina Asenjo tenía pensado regresar a España en 2020 y retirarse de las pistas con su familia en las gradas. La pandemia desbarató los planes deportivos, pero animó a completar la familia. Y en agosto de 2021, ya asentada en Lillo, llegó también tras cesárea Tristán.

La berciana desechó la idea de la retirada y afronta el regreso a entrenamientos y competiciones sin agobios a los 35 años, la edad que se había marcado como horizonte de su carrera deportiva. El lucimiento de aquellos veranos de grandes citas internacionales escondía el “suplicio” de las preparaciones en invierno. “Lo pasaba realmente mal. Me creaba ansiedad. Pasaba noches sin dormir, tenía dolores yo creo que del estrés”, narra para explicar cómo renunció a hacer la temporada bajo techo. Ahora, con perspectiva, trata de extraer y trasladar lecciones: “Intento explicar que el deporte no es tan importante. Somos privilegiados. He podido vivir de esto mucho tiempo, pero también he sufrido mucho por mi culpa”. El contraste de sensaciones se resume en una frase: “Mi vida era entrenar y competir; ahora soy feliz”. Hasta los dolores han desaparecido.

“Intento explicar que el deporte no es tan importante. Somos privilegiados. He podido vivir de esto mucho tiempo, pero también he sufrido mucho por mi culpa”

La atleta Sabina Asenjo, durante su participación en el Campeonato de Europa al aire libre de Berlín en 2018

La atleta Sabina Asenjo, durante su participación en el Campeonato de Europa al aire libre de Berlín en 2018

La atleta Sabina Asenjo, entrenando en Nueva Zelanda

La atleta Sabina Asenjo, entrenando en Nueva Zelanda

La atleta Sabina Asenjo, en el Ceard (Centro Especializado de Alto Rendimiento Deportivo) de León

La atleta Sabina Asenjo, en el Ceard (Centro Especializado de Alto Rendimiento Deportivo) de León

Ahora que su vida gira entre España y Nueva Zelanda, la comparativa se vuelve ineludible. Las antípodas van más allá de lo geográfico. “Allí no hay muchas ayudas estatales, pero sí de empresas; y aquí es al revés. Allí los trabajos son muy flexibles; y aquí hay menos abanico y menos posibilidades de conciliación”, contrasta esta berciana formada en la Escuela de Cine de Ponferrada al exponer que llegó a trabajar allí en jornada semanal de miércoles, jueves y viernes. Con la idea de regresar paulatinamente a España, admite que su país no acaba de poner remedio a su problema demográfico. “Yo aquí no podría estar sin la ayuda de mis padres”, sentencia antes de agradecer también la disponibilidad del Ceard y del Fútbol Club Barcelona ahora que ha vuelto a entrenar a las órdenes del medallista olímpico Manolo Martínez y defiende los colores del equipo blaugrana.

Tras poner en Nueva Zelanda un paréntesis en su carrera y ser madre en dos ocasiones, regresa a la competición sin agobios: “Me gustaría volver a ser internacional y verme competitiva”

Ahora que ha regresado al Bierzo, se retrotrae a las precariedades de su etapa de formación al volver a utilizar el gimnasio que le había habilitado su padre en su casa de Lillo, donde puede lanzar en un prado a veces teniendo que avisar a los vecinos para que las vacas no corran peligro con el disco que ha resultado ser la metáfora de una vida que gira ahora con el objetivo inmediato de llegar a los 50 metros. “Este año sería como una lanzadera”, cuenta sin esconder que, con dos niños pequeños en casa, las prioridades han cambiado. “¡Sabi! Ya sabes dónde te veo”, le dicen nada más entrar al Ceard de León, adonde acude una media de dos días por semana, en una mañana cualquiera de febrero. ¿Dónde se ve ella? “Me gustaría volver a ser internacional y verme competitiva”, responde sin pronunciarse sobre si París 2024 está o no más cerca que las antípodas.

La atleta Sabina Asenjo ha sido madre en 2020 y en 2021

La atleta Sabina Asenjo ha sido madre en 2020 y en 2021

La atleta Sabina Asenjo, dando el pecho a uno de sus hijos

La atleta Sabina Asenjo, dando el pecho a uno de sus hijos

La atleta Sabina Asenjo, en el Ceard (Centro Especializado de Alto Rendimiento Deportivo) de León

La atleta Sabina Asenjo, en el Ceard (Centro Especializado de Alto Rendimiento Deportivo) de León