Él fue para ellos un ‘hermano mayor’; ellos fueron para él sus chavales. Ellos hicieron historia en Soria; él es historia viva de Ponferrada y El Bierzo. Ellos formaron el primer equipo de juveniles del Numancia en la temporada 1968-1969; él no necesita presentación en una comarca en la que el apellido Cubelos es sinónimo de hostelería, fútbol y amistad. Más de cincuenta años después, el míster quiso ser también anfitrión con sus pupilos. Nino Cubelos y sus chicos volvieron a posar para una foto, los sentimientos afloraron y algunos discursos se ahogaron en lágrimas de emoción.

Nino Cubelos, en Ponferrada, junto a varios de sus juveniles del Numancia y el entrenador y el segundo entrenador de la Ponferradina, Jon Pérez Bolo y Julio Álvarez

“Él hacía muchos juegos. Terminabas el entrenamiento reventado sin saberlo. Utilizaba mucho la motivación. Sin tener el título de Psicología, él era un psicólogo”, destaca uno de sus pupilos

“No lo vimos como un entrenador al uso. Fue un hermano mayor para nosotros. Nos enseñó hasta a secarnos con la toalla”, recuerda el lateral derecho de aquel equipo, Manuel Martínez Ortega. Acabada su etapa en el Burgos, Nino Cubelos recaló en el Numancia de Soria, su última experiencia como portero antes de regresar al Bierzo para escribir el epílogo a una carrera bajo los palos con la Unión Deportiva Cacabelense en Tercera División. Con el título de entrenador en el bolsillo, el berciano compaginaba la portería con la dirección del primer conjunto de juveniles de la historia del club soriano.

Fueron apenas unos meses de convivencia. Pero la huella es imborrable. “Dejó una secuela tan importante que para nosotros fue Nino, como un hermano mayor”, insiste Martínez Ortega, un docente que en su carrera profesional aplicó alguna de las nociones adquiridas en aquella breve etapa cuando luego le tocó dar clases de Educación Física. “Él hacía muchos juegos. Terminabas el entrenamiento reventado sin saberlo. Utilizaba mucho la motivación. Sin tener el título de Psicología, él era un psicólogo”, destaca.

Ellos se formaron al tiempo que él descubría una vocación, que esa misma temporada canalizó también en el primer equipo en ocasiones como ayudante improvisado del entrenador, José Valentín Caeiro, quien luego pasaría curiosamente por el banquillo de la Deportiva Ponferradina. Nino Cubelos apenas les sacaba diez años a sus juveniles. “Yo, aparte de entrenador, era su amigo. Les hablaba de la experiencia como profesional. Fue muy bonito”, dice sobre el origen de una carrera que le llevaría después por Fabero, Bembibre y Ponferrada.

Nino Cubelos (primero por la izquierda en la fila de arriba), entrenador del primer equipo de juveniles de la historia del Numancia

La dirección técnica del equipo juvenil no le reportaba ningún beneficio económico. “Me costaba dinero”, dice Nino Cubelos. El club sólo ponía el autobús y él compraba un bocadillo de jamón para los futbolistas

Como haría luego en esos otros destinos, Cubelos ya se implicaba en Soria más allá de lo estrictamente deportivo. La dirección técnica del equipo juvenil no le reportaba ningún beneficio económico. “Me costaba dinero”, contrasta al recordar que el club sólo ponía el autobús para los desplazamientos. “Nos compraba un bocadillo de jamón para cada uno antes de los partidos”, explica Manuel Martínez Ortega para hacer un símil histórico: “Si él hubiese sido un hombre del Renacimiento, habría sido un mecenas”. “Y yo”, tercia el míster, “estoy muy orgulloso de haber actuado así. Habría pagado también el autobús porque los chavales eran unos fuera de serie”.

Nino Cubelos y varios de los componentes de aquel equipo se reunieron la semana pasada en Ponferrada un año después de haberlo hecho en Soria para celebrar el cincuentenario de la temporada 1968-1969. “Si existiese la clonación, a él habría que clonarlo”, dice Manuel Martínez Ortega al recordar que ya entonces les inculcaba “la honradez, el juego limpio y el ir con la cabeza por delante”. Nino, que tras aquella temporada regresó al Bierzo porque le “tiraba” su tierra, hizo bueno el dicho popular según el cual “a Soria llegas llorando y te vas llorando”. Y llorando… y cantando fueron otra vez por unas horas el hermano mayor y sus chavales.

Nino Cubelos, con varios de sus antiguos jugadores del Numancia, en un reencuentro celebrado el pasado año en Soria