Yugoslavia saltaba por los aires. El serbio Radomir Antic vivía su particular período de ‘entreguerras’ tras dejar al Real Madrid líder y llevar al Atlético de Madrid a un histórico doblete. El berciano Tony Iglesias estaba en primera línea para colar a un modesto equipo leonés en la élite del baloncesto español y europeo. Y Congosto se convirtió en insospechado cruce de caminos por ser el lugar de alojamiento de las pretemporadas del Real Oviedo y el Elosúa León en la primera mitad de los años noventa.

Radomir Antic (a la izquierda), en el Estadio de Fuentesnuevas en agosto de 1994 junto al presidente del Oviedo, Eugenio Prieto, y el entrenador y el presidente de la Ponferradina, José Eulate y Martín Pérez, respectivamente
Radomir Antic vivía en el Oviedo su particular período de ‘entreguerras’ tras pasar por el Real Madrid y triunfar en el Atlético; Tony Iglesias estaba en el frente para situar al Elosúa León en la élite
“Él era muy de la escuela yugoslava. Era muy afable. Hablábamos de fútbol, de baloncesto…”, recuerda Iglesias sobre Antic, fallecido la pasada semana. Oviedo y Elosúa coincidían en la Peña de Congosto. Y aunque los futbolistas se levantaban cuando los baloncestistas ya habían hecho la primera sesión física y desayunado, el espacio de convergencia para los cuadros técnicos llegaba por la noche con tertulias al calor del café en el hotel. “Yo era muy joven. Casi mi limitaba a escuchar”, dice el berciano, por entonces segundo entrenador de Gustavo Aranzana en el conjunto leonés.
Antic ya impartía el magisterio que luego trasladaría a los micrófonos como colaborador habitual de los medios de comunicación. Pero de aquella su territorio natural todavía era el banquillo. El Oviedo hacía su primera fase de la pretemporada en la comarca con el habitual partido amistoso contra el Atlético Bembibre en el Campo de los Juncos de la capital del Bierzo Alto, donde los técnicos de Elosúa León tomaron los primeros contactos con José Luis Velasco, la antesala de la creación de un equipo de baloncesto femenino que llegaría a la élite. Pero esa es otra historia.
Elosúa hacía la pretemporada en Congosto por la vocación de su entonces gerente, Ramón Fernández, de que fuera un equipo de la provincia de León en su máxima extensión. El conjunto aprovechaba el entorno de la Peña para hacer parte del trabajo físico. A falta de instalaciones, se trasladaba a Ponferrada para completar la preparación en el gimnasio y a Astorga para ejercitarse sobre la cancha. El Oviedo también salpicaba sus entrenamientos y hasta se dejó caer en agosto de 1994 por el Estadio de Fuentesnuevas como acredita una fotografía de Antic y el entonces presidente, Eugenio Prieto, con sus homólogos en la Ponferradina, José Eulate y Martín Pérez, respectivamente. El contacto fue breve. “Pero se notaba que Antic era un tipo afable”, recuerda Pérez, que en aquellos días venía de librar una batalla a vida o muerte para garantizar la supervivencia del club berciano.

Tony Iglesias (en el centro en la segunda fila empezando por abajo), en una pretemporada con el Elosúa León en Congosto
“Él decía que aquí no había sentimiento patriótico”, recuerda Iglesias sin obviar que el entrenador serbio “eludía” referirse a las “divisiones” que dieron lugar a la Guerra de los Balcanes
En aquellas noches de café y tertulia en Congosto, el técnico serbio hablaba de los futbolistas que llegarían lejos y diferenciaba a españoles y yugoslavos por ciertas cuestiones de mentalidad. “Él decía que aquí no había sentimiento patriótico”, recuerda Iglesias sin obviar que “eludía” referirse a las “divisiones” que dieron lugar a la Guerra de los Balcanes. El conflicto afectó de lleno al deporte al atomizar en diferentes selecciones nacionales a la antigua Yugoslavia y enrarecer relaciones personales de compañeros convertidos en rivales como el croata Drazen Petrovic y el serbio Vlade Divac, un episodio narrado en el excelente documental ‘Hermanos y enemigos’.
Nunca se sabrá hasta qué punto la Yugoslavia unida, llena de jugadores talentosos y entrenadores rigurosos, habría complicado la vida del Dream Team en Barcelona 92. “La escuela yugoslava de baloncesto era diferente ya desde los colegios”, admite Tony Iglesias ahora que España ha tomado el relevo, un cambio de ciclo en el que otro berciano, Manuel Aller, es protagonista. “Lo que antes era Yugoslavia ahora es España”, dijo Aller en una frase que seguramente habría suscrito con gusto ese serbio españolizado que también dejó huella en El Bierzo.