
De izquierda a derecha, Óscar García, Luis Daniel Enríquez y Pedro Enrique, en el Pabellón Antonio Vecino de La Borreca
Cuando Pedro Enrique comenzó en 1978 a jugar en el JT (Jóvenes Trabajadores) todavía no estaba construido el Pabellón de la Borreca en el que el club viviría sus mejores tardes de gloria. Apenas tenía 6 años y ya encestaba en la pista del Parque de El Plantío, donde podía pasar por debajo de la cuerda que cerraba el perímetro de la cancha durante los partidos del primer equipo. Militó en la entidad hasta infantiles para fichar a continuación por el Basket Bierzo. Con el polideportivo ya construido desde 1980, pasó por la grada más caliente, la de la Peña Infierno Verde, y por la responsabilidad del banquillo en jornadas en la que el recinto se llenaba de público hasta una hora antes de que el balón se lanzara al aire en históricos playoffs del JT en Liga EBA.
Para el banquillo del equipo júnior provincial lo había reclutado como ayudante en la temporada 1996-1997 Luis Daniel Enríquez, que no había jugado en el JT sino en el Basket Bierzo en aquellos años de derbis en La Borreca, Flores del Sil o la pista del Instituto Álvaro de Mendaña de Ponferrada. Luis Daniel transitó desde mediados de los noventa por distintos puestos de responsabilidad técnica hasta asumir los mandos del primer equipo sin contar todavía con licencia de entrenador superior como aquel día que el pabellón se llenó una hora antes del comienzo del quinto partido contra Aracena, que se acabó llevando la serie.
Dos décadas después, Luis Daniel y Pedro vuelven a compartir banquillo ahora en el Club de Baloncesto Ciudad de Ponferrada, el conjunto llamado desde su fundación a coger el testigo del JT. Su actual presidente, Óscar García, también fue uno de aquellos ‘hombres de verde’ al sumar tres temporadas como jugador, la última de ellas alternando el júnior con el primer equipo en Segunda Nacional a principios de los noventa, justo en la previa del boom que situó al JT en primera plana del deporte berciano con una Deportiva Ponferradina en horas bajas. El ‘heredero’ ha decidido hacer este año un guiño al ‘padre’ al pintar de verde su segunda equipación y dedicar un homenaje el 16 de marzo coincidiendo con la visita a la capital berciana del Basket León en partido de Liga EBA.
“Sin desmerecer a nadie, el JT es la pieza más importante del baloncesto en El Bierzo”, subraya García para remarcar la importancia de aquella entidad nacida en el año 1975 para dibujar un cuarto de siglo histórico, el que le llevó a las puertas de la élite nacional. Antonio Vecino había puesto los mimbres y su familia siempre salía al rescate del club. “La familia Vecino siempre daba la cara”, resalta Luis Daniel Enríquez sin ocultar que en la trastienda de aquellos años de boom deportivo se acumulaba una deuda económica que lo convirtió en un “enfermo terminal”, expresión acuñada por él mismo en su despedida en 2001, un punto y seguido dado que se implicó en primera persona en la creación del Ciudad de Ponferrada bajo el paraguas del recordado Francisco Cabo, sumado para la causa del baloncesto ya desde años anteriores a través del patrocinio del Restaurante ByP.
Pedro, Luis Daniel y Óscar se visten de verde para volver a entrar por unos minutos en el Pabellón de la Borreca, hoy rebautizado como Antonio Vecino en honor al padre de la criatura. “Hay recintos que tienen una esencia diferente”, dice Luis Daniel con el recuerdo de aquella grada bulliciosa en la que se afianzó la afición de Pedro cuando la Peña Infierno Verde la tomaba con la estrella del equipo rival (al que le dedicaba hasta canciones específicas fraguadas en la previa) durante el partido para pedirle una fotografía a su conclusión. “Yo entré en la peña cuando ya estaba creada. Éramos entonces 15 ó 20. Se fue sumando cada vez más gente y fuimos a muchísimos desplazamientos”, dice Enrique, que sitúa el germen del boom de la afición de Ponferrada en los playout contra Verín.
Ciudad de Ponferrada saltó a la cancha a principios de siglo vestido de azul, con la idea de romper vínculos hasta en el color con el JT y escribir un nuevo capítulo del libro del baloncesto berciano. “Pero la realidad y la historia te vinculan”, admite Luis Daniel Enríquez rehuyendo las siempre odiosas comparaciones. “Es muy difícil comparar dos épocas distintas; aquellos años fueron muy buenos y ahora estamos creciendo”, considera Óscar García, desde 2010 al frente de una nave que ha hecho bandera de la gestión económica y del trabajo con la cantera. “Nosotros estamos consiguiendo que la ilusión crezca”, tercia Pedro Enrique para poner en la balanza elementos “cualitativos” por encima del simple cruce de datos ahora que Ciudad de Ponferrada ha conseguido meter en el Pabellón Lydia Valentín más de 2.000 personas, más del doble de las que entrarían en La Borreca.
El Lydia Valentín será el epicentro de las emociones y la nostalgia el 16 de marzo del próximo año, cuando aprovechando el derbi provincial contra Basket León habrá torneo con veteranos del JT y el Basket Bierzo, otro paralelo con equipos de fuera y un reconocimiento a los supervivientes de la directiva de un club mítico que pintó de verde la primera edad de oro del baloncesto en la comarca.

Club Deportivo Recreativo y Cultural Jóvenes Trabajadores

Antonio Vecino, fundador del JT