El 29 de julio de 1981 medio mundo estaba pendiente de la boda de Lady Di. Fidel González tenía otra cita más importante. Este berciano nacido en Sésamo (Vega de Espinareda) participaba ese mismo día en Granollers (Barcelona) en la prueba de 800 metros del Triangular de Promesas España-Francia-Italia, una competición internacional de atletismo sub-23. Fue el mayor hito de una carrera deportiva corta pero intensa, que se prolongó como entrenador, incluyó algunas colaboraciones periodísticas y, desde el punto de vista formativo, todavía continúa como profesor del renombrado ciclo de Formación Profesional Tseas (Técnico Superior en Enseñanza y Animación Sociodeportiva), el antiguo y popular Tafad (Técnico Superior de Animación de Actividades Físicas y Deportivas) en León.

Fidel González participó en crosses 

Empezó a correr en Vega de Espinareda de la mano de su profesor de Educación Física, José Luis Domínguez Sevillano ‘Joe’: “Entrenábamos después de clase y en invierno nos duchábamos con agua fría”

En una sociedad en la que parecen contar más las medallas que los méritos, Fidel González se esfuerza en restar importancia a sus logros. Y para explicar que un joven de provincias llegara a la selección española de atletismo apela a la teoría según la cual los deportes individuales que suponen un gran esfuerzo son terreno abonado para jóvenes procedentes de localidades pequeñas como la suya. Nacido en 1961, empezó a practicar baloncesto y atletismo en el Colegio Diocesano San Andrés de Vega de Espinareda de la mano de su entonces profesor de Educación Física, José Luis Domínguez Sevillano ‘Joe’, en circunstancias nada amables: “Había grupos de entrenamiento después de las clases. Y en invierno había que ducharse con agua fría”.

“Antes por correr te llamaban loco. En mi casa siempre hubo deporte. Mis padres siempre nos apoyaban. Mi hermano, que llegó a jugar en la cantera del Atlético de Madrid, me regaló las primeras zapatillas de clavos”, apunta. Había ya ganado sus primeros campeonatos provinciales y acudido a crosses cuando accedió a la carrera de INEF (Instituto Nacional de Educación Física) tras unas “pruebas físicas brutales” en las que se dirimían apenas un centenar de plazas en Madrid y Barcelona para todos los aspirantes del país. Fidel entró y empezó a entrenar con el grupo de Colomán Trabado (y el leonés Julio Bravo) apenas un año antes de que el berciano se estrenase como olímpico en los Juegos de Moscú 1980. Fue en Madrid donde, paradójicamente, se inscribió para participar en competiciones en el Club Endesa Atletismo, el que por entonces hacía del Bierzo una referencia del país.

González llegó al atletismo antes de que las Becas ADO (Asociación de Deportes Olímpicos) nacidas en torno a los Juegos de Barcelona 92 convirtieran en un objetivo colectivo de país los esfuerzos individuales de centenares de deportistas. “Yo no tenía beca. Entrenaba por la mañana y estudiaba por la tarde”, dice para explicar cómo, antes de que se establecieran eximentes para los deportistas de élite, sufrió una mala caída de una clase práctica de gimnasia deportiva que le supuso una lesión de tobillo de la que fue operado muchos años después. El percance ocasionó una “involución” en su rendimiento, que había tocado techo en aquella carrera de 800 con la selección nacional ganada por el español Andrés Vera, que luego sería olímpico en Los Ángeles 84 en 1.500 junto a José Manuel Abascal, bronce en aquella cita.

Su primer pupilo fue Rodrigo Gavela, el primero de una larga lista que incluyó a otros bercianos como Chus Alonso, Nacho Morán o Juan Carlos Herrero, unos en persona y otros a distancia

Orla de alumnos de BUP de Vega de Espinareda

Fidel González (en primer término), en un entrenamiento junto a Colomán Trabado en 1981

“Lo que hizo Rodrigo Gavela en Barcelona 92 fue un impresionante y no se supo valorar lo suficiente”, dice González, que escribió a principios de los noventa la segunda obra sobre maratón publicada en España

Rodrigo Gavela, el faberense olímpico en el maratón de Barcelona 92, fue uno de los que aquel 29 de julio de 1981 vio en la tele algo más que la boda entre Diana Spencer y Carlos de Inglaterra. Recuerda como un flashazo ver aparecer en la pequeña pantalla a un paisano con la camiseta de la selección española. Y se plantó en Sésamo para pedirle que fuera su entrenador. Así, Gavela se convirtió en su pupilo, el primero de una larga lista que incluyó a otros bercianos como Chus Alonso, Nacho Morán o Juan Carlos Herrero, unos en persona y otros en la distancia a través de tardes de domingo pegado al teléfono mucho antes de internet. “Ahora todo es facilísimo; antes todo se hacía con calzador”, contrasta.

Fidel González, que llegó a acreditar 1:49.08 en 800, vio como espectador los Juegos de Barcelona, los que consagraron el cambio de paradigma en el deporte español y terminaron con un berciano decimoctavo en el maratón. “Lo que hizo Rodri allí fue impresionante y no se supo valorar lo suficiente”, señala. Para entonces (nos lo revela casi sin querer en el medio de la charla) ya había colaborado en medios de comunicación como varias revistas de atletismo de la velocista Sandra Myers, así como cubierto para La Voz de Galicia la fase ferrolana del Mundobasket de España 1986. Un año después sacó la oposición y se incorporó al Instituto Ordoño II de León en 1991, en la puesta en marcha de Tafad, un ciclo en el que el pregonado objetivo de la inserción laboral pasa de las palabras a los hechos simplemente con pasarse por un par de gimnasios.

Profesor asociado de INEF y monitor de natación durante años en Fabero, todavía prolongó su carrera como entrenador de atletismo en el Club Universitario de León junto a Carlos Burón, al que elogia tanto por moldear a lanzadores olímpicos como Manolo Martínez y la berciana Sabina Asenjo como por su papel en la puesta en marcha del Ceard (Centro Especializado de Alto Rendimiento Deportivo). Y aunque no presuma de ello, también es autor de una decena de publicaciones, entre ellas ‘Tu primer maratón’, la segunda específica en España tras la obra del periodista especializado Juan Mora y que llegó justo antes del boom de la especialidad en el país. “Soy muy cabezón”, termina por confesar. Nosotros preferimos decir que fue un adelantado a su tiempo.

Recorte de El Mundo Deportivo del 29 de julio de 1981

Esprintando para llegar a meta en una competición

Fidel González (259), corrió pruebas de 800 y 1500

Fidel González (936), por la cuerda en una carrera en una carrera de mediofondo

Fidel González en segundo término en una carrera de la época

Fidel González en un acto académico del IES Ordoño II

Fidel González con alumnos y profesores del IES Ordoño II

Fidel González. en una imagen actual