Habían transcurrido apenas 12 kilómetros de la primera etapa en línea de la Vuelta Ciclista a España de 1999 cuando saltó ‘El Jabalí… del Bierzo’. “Me gustaba que supieran en casa dónde estaba corriendo”, cuenta César García Calvo, que ya era conocido por el apodo que hizo famoso al futbolista faberense Marianín (dicen que por su parecido físico) en su primera gran competición siendo todavía neoprofesional. García Calvo salió del pelotón y recibió después la compañía del francés Jacky Durand. No llegaron fugados a meta, pero el berciano se vistió el maillot de las metas volantes y el galo, el oro de líder de la carrera, el resultado de una escapada de la que hoy, 5 de septiembre, se cumplen 20 años.

César García Calvo fue el vencedor de la última clasificación de las metas volantes de la historia de la Vuelta a España en 2001

La escapada junto a Durand fue su primer gran relumbrón mediático. “Si lo planifico, no me sale mejor”, dice rescatando una anécdota: “Acababa de comprar un móvil y le saqué partido aquella tarde”

“Si lo planifico, no me sale mejor”, reconoce dos décadas después el de Cuatrovientos al hacer memoria de aquella etapa Murcia-Benidorm, la primera en línea de la ronda nacional tras el prólogo del día anterior. Como cada estreno de una gran vuelta, la jornada se vive en una vorágine de nervios, acrecentados por el miedo a los abanicos en un recorrido que discurría paralelo a la costa. García Calvo disputaba su segunda carrera con el Fuenlabrada, que lo había reclutado del Recer Boavista portugués. La consigna del equipo pasaba al menos por dejarse ver en la televisión; si fuera posible, arañar alguna etapa. ‘El Jabalí del Bierzo’ cumplió la primera premisa. Fue su primer gran relumbrón mediático: “Acababa de comprar un móvil y le saqué partido aquella tarde”.

Fue también aquella escapada la que quizá contribuyó en mayor medida a grabar a fuego el cartel de César García Calvo como un ciclista combativo. “Si no vas a hacer una buena clasificación general, lo mejor es echarle narices y que te dé el aire en la cara”, sostiene el berciano, para quien refugiarse en el pelotón estaba contraindicado en su temperamento guerrero, alentado por el interés de equipo y patrocinadores por dejarse ver en pantalla. La casualidad quiso que el novato encontrara la compañía en un ilustre francés, que pasó de farolillo rojo en el Tour de Francia a líder de la Vuelta a España por una circunstancia que dejó más titulares de prensa que polémica real.

García Calvo se llevó las dos primeras metas volantes de la jornada, que acabó como líder de aquella clasificación. Y accedió a dejarle la victoria en la tercera a Durand, que se lo pidió “por favor” para vestir el maillot oro gracias a la consiguiente bonificación en segundos. “A alguien que te pide las cosas por favor yo no sé negarle nada (…). Me considero un caballero y no podía quebrar el pacto”, declaró entonces tras trascender un supuesto enfado de su director, Jesús Suárez Cuevas, cosa que hoy niega el ponferradino. “Pequé de juventud por ni siquiera haber mirado la clasificación general. Pero ahora habría actuado igual. Bastante tenía yo con dar pedales”, considera al recordar una escapada de 138 kilómetros en la que imperó la camaradería al esperarse los dos ciclistas tras sufrir sucesivos pinchazos.

García Calvo se llevó las dos primeras metas volantes para acabar la jornada como líder de esa clasificación. Y accedió a dejarle la tercera a Durand, que se lo pidió para vestir el maillot oro por la bonificación

César García Calvo (en segundo término), por detrás de Jacky Durand, en la escapada de la Vuelta a España de 1999

Recorte de prensa de la edición del diario ABC del día siguiente

‘El Jabalí’ todavía tuvo tiempo de prolongar su idilio con la aventura con una escapada en solitario camino de León, una jornada de contrastes en la que besó el suelo primero en Villalpando y luego en Papalaguinda

Más allá del favor en la meta volante, apenas hubo intercambio de palabras: “El entendimiento en esas circunstancias se produce al instante y sin necesidad de hablar. El objetivo es pasar el mayor tiempo posible escapado”. No hubo lugar a más acuerdos tras asumir ambos que la fuga tenía los kilómetros contados, lo que no impidió que se metieran en el accidentado sprint que terminó con una caída y con victoria para el sudafricano Robert Hunter. ‘El Jabalí’ todavía tuvo tiempo de prolongar su idilio con la aventura con una escapada en solitario camino de León, una jornada de contrastes en la que besó el suelo primero en Villalpando y luego en Papalaguinda. Terminó la etapa con maillot y culotte rotos, “enseñando carne” y “con visita” al Hospital de León, recuerda con su habitual sentido del humor. El caso es que la primera caída le produjo un esguince cervical que complicó sobremanera su paso por el Angliru y le llevó a la retirada en los Pirineos.

César García Calvo vivió su primera Vuelta a España “en una nube” tras participar en la Vuelta a Portugal, también curiosamente 20 años después que otro berciano, el ciclista bembibrense del Miranda-Mortágua Jesús Nanclares, a quien anima a mantener su carácter “valiente” con el convencimiento de que tiene “actitud y aptitud para hacer cosas bonitas”. ‘El Jabalí del Bierzo’ siguió esa línea para repetir presencia en la ronda nacional con el Fuenlabrada en 2000 y 2001, en la que se adjudicó la victoria en la última clasificación de metas volantes de la historia, la consecuencia de haber merodeado el récord de kilómetros escapado con fugas como la protagonizada en la etapa León-Gijón en pleno 11-S. Todavía corrió la edición de 2003 con el Labarca 2-Cafés Baqué. Pero ya para entonces la ilusión del comienzo había derivado en un desencanto que acortó su carrera, la de un ciclista que hace 20 años se ganó la consideración del pelotón internacional.

Como consecuencia de su espíritu combativo y de haber merodeado el récord de kilómetros escapado, García Calvo se llevó en 2001 la última clasificación de metas volantes de la historia de la Vuelta

‘El Jabalí del Bierzo’ defendió durante varias temporadas los colores del Relax Fuenlabrada

‘El Jabalí del Bierzo’ defendió durante varias temporadas los colores del Relax Fuenlabrada