Manuel Aller, que recuerda jugar al baloncesto en la pista de El Plantío “hasta que apagaban las luces” en las noches de verano de la Ponferrada de su infancia, se enroló en la cantera del OAR Ferrol sin más horizonte que el de hacer allí la mili. Apenas llevaba un par de temporadas cuando ascendió con los ferrolanos a la Primera División (la ACB de la época) en 1980. “Era algo impensable para mí”, dice para situarse ocho años después cumpliendo otro sueño inimaginable: el de debutar con la camiseta de España. La selección acabó siendo luego su casa hasta colgarse al cuello como miembro del staff técnico (con el que en estos días comparte la ventana de Valencia) dos oros que tampoco entraban en los pronósticos: los del Eurobasket de 2015 en Francia y del Mundobasket de 2019 en China.

Manuel Aller (de pie), en la celebración del ascenso de OAR Ferrol
“Teníamos que ganar y estuvimos a punto de no conseguirlo”, dice sobre el partido decisivo para subir a Primera División ante el Askatuak con OAR Ferrol en casa y ante 5.000 espectadores
El OAR Ferrol llegó a la élite del baloncesto español al acabar la temporada 1979-1980 en primer lugar de la Segunda División tras derrotar en la última jornada al Askatuak de Antonio Gasca. “Teníamos que ganar y estuvimos a punto de no conseguirlo”, dice Aller al retrotraerse a aquel encuentro decisivo en casa con 5.000 espectadores en el pabellón, un antes y un después para un equipo que empezó a salir en la televisión codeándose con los mejores clubes de España, los que sirvieron de base para que la selección alcanzara su mayor hito hasta la fecha con aquella plata en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984.
Tan inimaginable como llegar a la Primera División era hacerse un hueco en aquel combinado que alineaba en su perímetro a algunos de los mejores jugadores de su historia: Epi, Villacampa, Biriukov, Sibilio… Pero el ponferradino volvió a dejar cortas las expectativas y se enfundó la roja en un partido España-Joventut disputado en la pista del club catalán en 1988. Un año después participó en el Eurobasket de Zagreb a las órdenes del mítico Antonio Díaz Miguel. “Te exigía mucho para estar al nivel, pero luego te lo ponía todo muy fácil”, destaca.
El equipo nacional, como le gustaba llamarlo a Díaz Miguel, vivió su propia travesía del desierto hasta que tomó el relevo la generación que creció viendo a aquellos ídolos de los ochenta. Manuel Aller había llegado a la Federación Española en 2006. Y se integró en el cuadro técnico liderado por Sergio Scariolo con una primera cita a priori nada halagüeña: el Eurobasket de 2015 en Francia tras caer precisamente ante los galos en el Mundobasket de 2014 en España. “Cuando eres jugador, vives en tu burbuja. Como entrenador, lo vives las 24 horas del día”, compara. La selección resurgió de sus cenizas y acabó coronándose campeona de Europa. Cuatro años después, con bajas que tampoco hacían presagiar el éxito, fue campeona del mundo en China. “Los éxitos vienen después del trabajo. Trabajas de la forma más honesta posible sabiendo que ponerte la camiseta de España es una responsabilidad brutal”, cuenta sin olvidarse del club ferrolano que lo acogió cuando destacaba en aquellas pistas de Ponferrada en las que las horas del día se quedaban cortas.
“Los éxitos vienen después del trabajo. Trabajas de la forma más honesta posible sabiendo que ponerte la camiseta de España es una responsabilidad brutal”

En su debut con la selección española en 1988

Con la medalla de oro de campeón del mundo en China 2019