Ella no era escaladora. Pero parecía el momento y el lugar adecuados. Esperanza Neyra, la primera ciclista de la historia del Bierzo, llegaba en plenitud a la temporada 1988. Y se sentía a gusto en el País Vasco, donde había corrido dos años antes en el Orbea y donde afrontaba a finales de junio la primera edición de la Bira. Claro que la circunstancia no parecía propicia participando en esta vuelta sin conjunto, por libre y apenas con la ayuda tácita de su excompañera Magdalena Rigo y el coche de apoyo de El Correo Gallego. El caso es que la berciana consiguió el 25 de junio, contra pronóstico, enfundarse el maillot rojo de líder de la clasificación de la montaña apenas un mes antes de que Perico Delgado se convirtiera en el tercer ciclista español en llegar de amarillo a París.

Maillot rojo de la montaña ganado por Esperanza Neyra en la segunda etapa de la Bira de 1988

“Te llaman del podio”, le dijeron en lo que ella misma se tomó como una broma. “Gané el maillot sin esperarlo”, cuenta con buena memoria, una foto, el jersey, el cartel y hasta el recorte de las clasificaciones

Pese a empezar a rodar ya desde principios de los ochenta, Neyra pone su auténtico contador deportivo a partir de año 1985 tras haber ganado muchas carreras ‘con una pata’ a falta de competencia femenina. Fue ese el primero año “de verdad” a las órdenes del equipo de Emilio Villanueva en Ponferrada, lo que le valió el pase al potente Seat-Orbea en 1986 y un regreso a casa amargo en 1987. Comenzó 1988 sin equipo y entrenada por su entonces pareja, el también ciclista Pedro Merayo, que trató de convencerla de que podía emplear su potencial rodador también cuando la carretera se ponía cuesta arriba. Y el secreto para puntuar en los puertos de montaña (no siempre bien señalizados por entonces) era rodar en los primeros puestos, ‘meter plato’ a 200 metros de la cima y ‘hacer una serie’ esprintando.

Esperanza Neyra aplicó la receta en la segunda de las tres etapas de la Bira, prueba que se estrenaba entonces en el calendario ciclista femenino hoy ya consolidada y de carácter internacional. “Te llaman del podio”, le dijeron al final de la jornada en lo que ella misma se tomó como una broma. “Gané el maillot sin esperarlo”, cuenta más de treinta años después con buena memoria, una foto, el jersey, el cartel y hasta el recorte de las clasificaciones con un punto más que la también berciana Chely Álvarez. Perdió el liderato en la tercera y última prueba, pero la gesta ya estaba hecha. “Ese año me comía el mundo. El año anterior lo había pasado muy mal. Y la cabeza hace mucho”, señala al citar otros éxitos en Valencia, el Campeonato de Castilla y León o la Vuelta al Bierzo, donde se embolsó 25.000 pesetas en premios haciendo de nuevo ‘tándem’ improvisado con Magdalena Rigo.

Claro que el País Vasco era especial en un momento, además, de ebullición del ciclismo femenino español. Esperanza Neyra se recuerda viajando desde Ponferrada en tren y siendo recibida por Ismael Lejarreta, hermano del célebre Marino. “El País Vasco era una pasada. Me sentí siempre muy arropada allí”, reconoce la berciana, que seguramente fraguó con aquella buena actuación su fichaje para la siguiente temporada por El Correo Gallego ante la mirada de su director, Fernando Otero. De ahí pasó en 1990 al Misslyn de Valladolid, donde iba a correr también al año siguiente hasta que en el puente del Pilar se comprometió con Pedro Merayo, se casó en diciembre y colgó la bicicleta. Y ahora en Morales del Vino (Zamora), pedaleando en los primeros días de una desescalada que nadie podía prever, recuerda una escalada que ni ella misma se imaginaba protagonizar.

“El País Vasco era una pasada. Me sentí siempre muy arropada allí”, reconoce la berciana, que seguramente fraguó con aquella buena actuación su fichaje para la siguiente temporada por El Correo Gallego

Clasificación de la montaña de la jornada con dos bercianas en los dos primeros puestos

Cartel de la primera edición de la Bira

Esperanza Neyra, fotografiada el pasado año en La Placa (Ponferrada), con su carrera ciclista resumida en un mosaico de maillots

La ciclista berciana, en una imagen de aquella primera edición de la Bira en 1988