Correr es su manera de estar en el mundo. Fue así desde el principio (“de niño era muy inquieto, ahora les llaman hiperactivos”) y con pandemia mediante (“decir que lo he pasado mal es poco”). Corredor antes que atleta, no ha sido ni el más académico ni el más ortodoxo. Paradójicamente, ha ejercido el magisterio con varias generaciones de pupilos sin lograr recorrer con ninguno el camino hasta la élite con la que flirteó en aquellas millas con primeras espadas o con la selección española de veteranos en citas internacionales. Chus Alonso se salió del carril sin dejar de preguntarse qué habría pasado de haberse dejado encauzar fuera del Bierzo. Y tiene la respuesta. “No me pesa. Estoy satisfecho con lo que he hecho. Siempre me gustó vivir en El Bierzo. Y tiene mucho valor hacer lo que hice desde mi pueblo”, destaca.

Corriendo en León con el Club Chicago

“A veces me sobraban metros. No medía la distancia. Y lo que perdía tácticamente lo recuperaba con ganas y aptitudes”, admite tras recordar una de aquellas millas con José Luis González

La primera vez que Jesús Alonso Prieto sintió que cronometraban sus carreras fue cuando de niño se hizo recogepelotas de la Ponferradina a través de su mítico utillero Milocho. El equipo entrenaba y jugaba en su pueblo, Fuentesnuevas. Y en las pretemporadas en Villadepalos los jugadores le animaban a correr cada día más rápido para ir a por agua a la fuente a veces haciéndole creer que le controlaban el tiempo. El que sí tenía el cronómetro en la mano y no daba crédito era su profesor de Educación Física en la Sindical aquel día de niebla en el que mandó a sus alumnos a correr por el campo de la Minero. Chus hizo la prueba tan rápido que el docente pensó que había atajado. “Si quiere, se lo repito”, le dijo con esa mezcla de naturalidad y espontaneidad que jalona su carácter. “Yo sabía que corría, pero nadie me lo había dicho”, razona al relatar aquel episodio. 

“A mí correr me viene de serie”, lanza el mayor de cuatro hermanos que lo mismo daban zancadas que pedaladas (“y recuerdo competir con bici de paseo y llegar el segundo”, cuenta sobre algunas carreras de promoción que organizaba Emilio Villanueva). Fue precisamente el día en que llevó en bicicleta a su hermana Emma a un campeonato provincial en Columbrianos cuando, de improviso, se acabó inscribiendo en la prueba: “Y llegué al esprint con Rodrigo Gavela”. Fue su bautismo de fuego. Y así, tras pasar por el ciclismo con la Peña Villanueva y hacer la transición con Manuel de la Fuente en el Club Chicago, acabó recalando en el Endesa con la vitola de ser el hermano de Emma y de aquella carrera en Columbrianos mano a mano con quien luego fue maratoniano olímpico.

Por entonces, en Ponferrada, el pasaporte atlético lo daba José Arroyo en las pistas de Endesa en Compostilla. “Me dijo que diera tres vueltas. Y yo era un caballo desbocado. A veces me sobraban metros. No medía la distancia. Y lo que perdía tácticamente lo recuperaba con ganas y aptitudes”, admite Chus al alabar el ambiente de atletismo que se respiraba en aquellas pistas de ceniza. Había llegado tarde, sin pasar por las categorías de formación. Pero toda aquella generación tenía un referente en Colomán Trabado, cuya trayectoria internacional inspiraba y animaba a colegas con los que se comportaba “como un compañero más”. No fue, sin embargo, hasta la mili cuando se decantó por el atletismo: “Allí hay que destacar en algo para tener una mili más agradable. Y yo volví convencido de querer ser corredor”.

¿A dónde habría llegado Chus Alonso de haber salido del Bierzo? “No me pesa haberme quedado. Estoy satisfecho. Siempre me gustó vivir en El Bierzo. Y tiene mucho valor hacer lo que hice desde mi pueblo”

Chus Alonso (con gafas), el mayor de cuatro hermanos, en la foto con sus padres

Con sus hermanos. En un Campeonato de Castilla y León, Chus ganó el 10.000, su hermana Emma el 400 vallas y su hermano Ernesto el salto de altura. El otro hermano, Javi, era más futbolero

Fue a contracorriente y se puso a entrenar a chavales mientras competía y había crosses en Venta de Baños en los que llegaba a la línea de salida tras haber calentado varias veces: “Me creía Superman y no lo era”

Lo que pasa es que las medallas dejan de ser una prioridad cuando hay faena en casa. Y eso que en aquellos felices años ochenta se puso varias veces en el escaparate como acreditan las fotos compartiendo cabeza de carrera con futuros campeones olímpicos y mundiales como Fermín Cacho o Abel Antón. Fue otro mito de la época, José Luis González, el que le dijo algo que ya sabía tras una de aquellas mágicas millas en Ponferrada. “Tienes un fallo: si supieras dónde está la meta…”, le confió incidiendo en aquella falta de temple y estrategia que intentó compensar dejándose asesorar por el exatleta internacional y entrenador Fidel González desde León. “Yo corría por naturaleza y él me enseñó mucho. Me llamaba individuo. Decía que tenía que haber empezado por el 800. Pero yo ya era un descarriado, y seguí siéndolo”, cuenta para agradecer también la ayuda desde Torre del Bierzo de Rodil.

Chus Alonso decidió seguir haciendo carrera fuera del carril. A falta de tartán, se curtió en el campo a través y el asfalto, donde disfrutaba hasta el paroxismo en aquellos primeros maratones de Toral de los Vados. Y lo mismo hacía su segunda mejor marca en el medio maratón un día después de haber matado tres cerdos en casa de su hermana que asombraba en Toledo, la sede de la firma Joma, su siguiente camiseta, en un autonómico de Castilla-La Mancha. “Me preguntaron qué había desayunado y yo les dije que filloas. Lo de las filloas dio la vuelta a España”, rescata riendo entre un rosario de anécdotas que se acrecentaron cuando fue de nuevo a contracorriente, se puso a entrenar a chavales mientras competía y había crosses en Venta de Baños en los que llegaba a la línea de salida tras haber calentado varias veces: “Yo me creía Superman y no lo era”.

No fue el más académico como corredor, pero ha ejercido el magisterio con varias hornadas de atletas con la “espina” de no haber completado con ninguno de ellos el recorrido hasta la élite

Los niños que empezaron a formar parte de su vida (algunos ya hijos de antiguos compañeros) le pusieron frente a su propio espejo. “Les explicaba las cosas que yo había hecho mal para que no las repitieran”, narra aun con el convencimiento de que “a lo que viene en los libros hay que darle un toque personal” y considerándose “un artesano del atletismo” que forjó los primeros pasos de internacionales como Nuria Lugueros o Saúl Ordóñez con la “espina” de no haber logrado cerrar el círculo con ninguno de sus pupilos. Sí consiguió lanzar el Atlético Bierzo como una especie de filial del Endesa con notables resultados. Hoy resulta más difícil hacer cantera: los padres y los profesores ya no son tan sacrificados y los críos llegan a veces por descarte de otros deportes. “Pero no se van a librar tan fácil de mí”, promete.

Y es que Chus Alonso es tan incombustible que, tras sus años de esplendor, ganó varias medallas internacionales con la selección española de veteranos a veces duplicando pruebas en beneficio del equipo y sacrificando el lucimiento personal. Ahora cree que de la nueva situación derivada de la pandemia sobrevivirá “el atletismo de toda la vida” tras unos años en los que ha primado la participación sobre la competición hasta acabar ‘matando’ al corredor de clase media. Y es que el boom del deporte popular cambió los paradigmas incluso de alguien tan iconoclasta. “A mi madre le decían si yo estaba bien de la cabeza cuando me veían correr por las viñas y ahora corre todo el mundo”, cuenta sin obviar que esa percepción de corredor al margen de los convencionalismos ha calado incluso entre sus propios vecinos, pero probablemente para enaltecer la figura de quien cuenta con un monumento en Fuentesnuevas y un pabellón con su nombre en Carracedelo, honores a la altura de un grande del Bierzo.

Cree que de la situación derivada de la pandemia sobrevivirá “el atletismo de toda la vida” tras unos años en los que ha primado la participación sobre la competición hasta acabar ‘matando’ al corredor de clase media

Primero a la derecha de pie, con varias generaciones de atletas del Club Endesa, cuando ascendió a Primera División

Con Fermín Cacho (2), José Luis González (1) y Abel Antón (3), en una Milla de la Encina

Primero por la derecha, en los primeros maratones de Toral de los Vados

Maratón de Toral de los Vados

Corriendo un maratón. Su padre, detrás, en bicicleta

En el Valle del Nalón, de Asturias

Con la camiseta de Joma, que fue su club después de la Peña Villanueva, Chicago, Endesa y antes de Avilés, Ferrari 44, Universidad de León, Graf 93, Sport lLfe España, La Bañeza y Teleno

En La Carrera, en Asturias

Corriendo la Senda del Oso

Con el Atlético Bierzo: en la fila de abajo medallistas en Campeonatos de España como Jennifer Descosido (cuarta por la derecha abajo) y Nuria Lugueros (la quinta por la derecha abajo); arriba, Beatriz Vázquez (cuarta por la derecha arriba)

En el Estadio Colomán Trabado, todavía con la Montaña de Carbón de fondo, con pupilas como Eva Montes (en la fila de abajo en el centro). A continuación hacia la derecha, Rosana Fernández y Noemí Villar

Nuria Lugueros (la tercera por la derecha abajo) o Jennifer Descosido (primera a la derecha en la segunda fila)

En un grupo de formación con Sergio Gallardo (a su lado) y Noemí Villar (abajo, la cuarta por la derecha)

Con Noemí Villar arriba en el podium arriba, la segunda por derecha; Beatriz Vázquez (arriba, la primera por la izquierda); y Rosana Fernández (abajo, la primera por la izquierda)

A su lado, Nuria Lugeros, en una gala del deporte con presencia (la primera a la izquierda) de Marta Domínguez

Beatriz Vázquez, Rosana Fernández y Eva Montes

Con Raúl Celada (213) y Saúl Ordóñez (con gorra)

En el atletismo ha hecho de todo: correr, entrenar y organizar. Había crosses en Venta de Baños a los que llegaba a la línea de salida tras haber calentado varias veces

Con su mujer, Valeria, tras recibir un premio

Con una de sus medallas internacionales con la selección española en la categoría de veteranos

Con medallas internacionales en la categoría de veteranos

Entrega de medalla en el Mundial de Ruta en Italia

En su última prueba internacional, sexto en el Campeonato del Mundo de Ruta en Málaga en 2018, donde hizo sexto

En una carrera por la Semana de la Movilidad en Ponferrada

Dirigiendo sesiones de gimnasia

En una escena en el río

Con Colomán Trabado, el día en que bautizaron como Chus Alonso el Pabellón de Carracedelo

Con Colomán Trabado, en Ponferrada

Con Lydia Valentín y Emilio Villanueva

Recibiendo un premio (tiene un amplio palmarés que incluye el Premio Relevo de la Junta de Castilla y León en 1996) de manos del recordado alcalde de Camponaraya y diputado provincial de Deportes Antonio Canedo

Recibiendo un premio de manos de Emilio Villanueva, entonces concejal de Deportes de Ponferrada

En la inauguración del homenaje que le tributaron en Fuentesnuevas

Chus Alonso, como mantenedor del Medieval de Carracedo, con el alcalde de Carracedelo, Raúl Valcarce

En la inauguración de la nominación del Pabellón de Carracedelo con una buena representación de la historia del atletismo del Bierzo

Con su mujer y sus hijos, flanqueados por Nuria Lugueros y Saúl Ordóñez

En la actualidad, en el pabellón de Carracedelo

El escrito que hizo antes de recibir el homenaje de Fuentesnuevas

Con dos campeones del mundo de maratón: Abel Antón (izquierda) y Martín Fiz

Con sus hijos

Con su hija

En varias secuencias con sus hijos