Colomán Trabado ya se había retirado. Los mejores años de Rodrigo Gavela habían pasado y los de Sergio Gallardo estaban por llegar. Ponferrada, que acababa de cambiar la ceniza por el tartán, llegaba sin referentes en la pista al Campeonato del Mundo de Atletismo de Sevilla en 1999. Sin embargo, tuvo su cuota de protagonismo en segundo plano con la presencia del juez árbitro berciano Carlos González Jato, que vivió del 20 al 29 de agosto diez días inolvidables en el Estadio de la Cartuja, el punto más álgido de una carrera que cerró con la ‘espinita’ de no haber sido olímpico.

Carlos González Jato (primero por la derecha), en el Estadio de la Cartuja de Sevilla, junto a los jueces árbitro de la delegación de León Rafael Santos, Ignacio Guerra y Adelina Fernández
Atraído por la figura “impoluta” de José Guerra y Alfredo Villodas en Ponferrada, quiso acercarse al atletismo desde otra perspectiva, la de los encargados de poner orden a las pruebas
Amigo desde niño de los hermanos Colomán y José Manuel Trabado, este ponferradino nacido en Flores del Sil en 1955 se hizo ficha en el Club Endesa de Atletismo, un ‘pasaporte’ para el uso de las piscinas de la Térmica, las únicas de la época en Ponferrada. Sin aptitudes para la pista, pronto pasó a desempeñar labores administrativas. Atraído por la figura “impoluta” de José Guerra y Alfredo Villodas, quiso acercarse al atletismo desde otra perspectiva, la de los encargados de poner orden a las pruebas. Fue cubriendo las escalas de juez territorial, juez nacional y juez árbitro, la catalogación que le permitió ser uno de los 248 (la mayoría españoles) que prestaron asistencia en Sevilla 99.
No había bercianos en la pista, pero González Jato pudo vivir en primera persona momentos emocionantes para el atletismo español como el maratón masculino con victoria del soriano Abel Antón, primero en la calle al paso por el kilómetro 5 y luego en el tartán para controlar la llegada de los atletas a la línea de meta. “Fue el momento más emotivo. Todo el estadio estaba puesto en pie”, dice al recordar una cita que también encumbró con un bronce en 1.500 al mediofondista Reyes Estévez y con oro y plata, respectivamente, a los saltadores de longitud Niurka Montalvo y Yago Lamela. El impreso con los resultados del concurso masculino, que se adjudicó el cubano Iván Pedroso, está entre los tesoros de su archivo personal.
Más allá de las emociones, también hubo tiempo para las curiosidades hasta ‘colarse’ circunstancialmente en la celebración del oro en lanzamiento de disco femenino para la alemana Franka Dietzsch, que esperaba para el último lanzamiento por el artefacto ‘número 1’ que había utilizado durante todo el concurso sin reparar en que los resultados de las rivales la convertían ya en campeona del mundo. “¡The number one!”, inquiría la teutona al berciano, juez de artefactos en esa disciplina. “You are the number one”, le contestó González Jato, con el que Dietzsch se fundió en un improvisado abrazo.
“¡The number one!”, le inquiría la alemana Franka Dietzsch en el lanzamiento de disco femenino para reclamar su artefacto sin reparar en que ya era campeona. “You are the number one”, le contestó el berciano

Credencial de Carlos González Jato en el Campeonato del Mundo de Atletismo de Sevilla 1999

Marca de talonamiento de una prueba de longitud de Sevilla 99, uno de los ‘tesoros’ de su archivo personal del Campeonato del Mundo

Logotipo del Campeonato del Mundo de Atletismo de Sevilla 1999
Cuando comprobó que las aspiraciones olímpicas de Sevilla y Madrid se iban quedando por el camino, decidió retirarse en 2005 con 50 años de edad con la ‘espinita’ de no haber ido a unos Juegos
Los mejores atletas del momento se lucieron en Sevilla con imágenes grabadas como ‘flashazos’ en la memoria del ponferradino, que recuerda los típicos andares “como bailando” en la cámara de llamadas del velocista Maurice Greene al prepararse para su oro en 100 metros lisos; la prestancia como una gacela de Marion Jones para hacer lo propio en categoría femenina antes de lesionarse en los 200 para enfado de su marido, el lanzador de peso C.J. Hunter; y el récord del mundo de 400 lisos de Michael Johnson un año antes de su retirada. “Son momentos que recuerdas toda la vida”, dice al revivir las exhibiciones de estas tres figuras del atletismo estadounidense.
Pese a desenvolverse en todo tipo de pruebas, Carlos González Jato tenía su preferida: “Donde era más feliz era como juez de caídas de lanzamiento de jabalina. Hay que estar controlando desde el calentamiento para saber dónde colocarte. Y luego hay que estar muy atento por si la jabalina cae plana”. El campo a través en invierno y la pista en verano eran su territorio de acción los fines de semana principalmente por la zona noroeste. Los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, el punto de referencia de toda una generación de españoles, llegaron cuando todavía era juez nacional. Cuando comprobó que las aspiraciones olímpicas de Sevilla y Madrid se iban quedando por el camino, decidió retirarse en 2005 con 50 años de edad.
Lejos quedaban aquellas competiciones del ‘18 de julio’ en Compostilla marcando las calles sobre la ceniza, tareas “totalmente manuales” que habrían sido “imposibles” sin el concurso de personal de Endesa. González Jato estrenó a mediados de los noventa las pistas de tartán del Estadio Colomán Trabado, cuyo deterioro ilustra la caída del atletismo base en contraste con la irrupción de una nueva generación de bercianos como Sabina Asenjo, Nuria Lugueros o Saúl Ordóñez. Y se retiró en una prueba en 2005 en Badajoz marcada por las altas temperaturas, puede que un guiño del destino a su presencia en el Mundial. “Nunca he pasado más calor que allí en Sevilla”, concluye para terminar de poner el retrovisor sobre diez días (nueve de servicio y otro más de presencia en el estadio) que le reportaron 36.000 pesetas y una experiencia para recordar toda la vida.

González Jato (agachado a la derecha), junto a jueces árbitro de Sevilla 99

Foto de una serie de los 100 metros lisos realizada por el juez árbitro berciano desde la grada

Impreso con los resultados del salto de longitud masculino firmado por el vencedor, el cubano Iván Pedroso

Impreso con los tiempos del maratón masculino con oro para el español Abel Antón

La Giraldilla fue la mascota oficial de Sevilla 99

Carlos González Jato, en una imagen actual en el Estadio Colomán Trabado de Ponferrada