Amante de la historia, Yolanda Álvarez soñaba con ser una intrépida arqueóloga al más puro estilo Indiana Jones. Dubitativa, se matriculó en Derecho en el último momento, una decisión de la que solo se arrepiente con la boca pequeña los días que la vida la sobrepasa, sin embargo, reconoce, “cuando consigues algo bueno todo el trabajo te compensa”. Con un cuarto de siglo de oficio a sus espaldas, Álvarez es, desde diciembre de 2017, la presidenta de la delegación berciana del Colegio de Abogados. Llega puntual, elegante, nos ha citado en El Bodegón para hablar de su carrera, de su familia, de la situación de la judicatura en El Bierzo y de lo que se tercie. Godello en mano y con las bravas ya en la mesa descubrimos a una persona de ideas firmes pero conciliadora, apasionada de su trabajo pero que no perdona una noche de viernes. “Yo aprendí de mi familia el valor de la amistad, la vida no es solo trabajo, son muchas cosas, eso me lo enseñó mi abuelo”, dice.

Yolanda de bebé demostrando ya su amor por el chocolate
Aunque sus padres ya vivían en Ponferrada, Álvarez nació en Salas de los Barrios. “Mi madre quiso ir a dar a luz a casa de su madre, con una comadrona, como se había hecho toda la vida. Tenía miedo de que en el hospital le cambiaran a la niña”, cuenta. Se crió con libertad en el barrio de la Borreca Baja, donde continúa viviendo. Allí jugó en el JT, “las chicas también jugábamos al baloncesto”, recuerda, “y pasaba el día en la calle”. Estudió en Las Alemanas y más tarde en el Gil y Carrasco. “Decir que tuve una infancia maravillosa se queda corto”.
Comenzó Derecho en León. “Tuve un año muy malo en cuarto y estuve a punto de dejar la carrera”. Tras un suspenso que consideró injusto lloró todo el camino de vuelta a Ponferrada. Finalmente, decidió que sí seguía pero no en León. “Pillé Oviedo en sus años maravillosos, aprendí muchísimo e hice grandes amigos, fue lo mejor que pude hacer”. En Asturias la recibieron con las brazos abiertos, “la primera semana ya estaba comiendo en casa de mi amiga María, su madre, Pilar, fue mi segunda madre, cuando volvía a Oviedo una vez que terminé los estudios seguía yendo a su casa”.
“Laboralmente, lo que más satisfacción me produce es cuando sacas adelante a una mujer, a una víctima de violencia de género”
Álvarez tenía claro que quería ejercer y, tras sustituir el viaje de fin de carrera por un mes en Cuba con su abuelo, regresó a su casa, al Bierzo. “Llevaba siete años fuera y ya me parecía que mi familia había pagado bastante por mi formación”, dice. Así, en enero de 1993 y tras una llamada del abogado Tomás González Cubero, comenzó una carrera que llega hasta nuestros días. “Desde el inicio me trató como a una igual, siempre me animó”, dice de Cubero. Pasado el tiempo se incorporó al despacho Amparo Vidal, con la que hoy continúa y para la que solo tiene buenas palabras. “Es más que una socia, es como mi hermana, no hemos discutido jamás”. En sus inicios, sí que recuerda ciertos comentarios condescendientes y comportamientos machistas, aunque, como explica, ya había muchas mujeres en el oficio. “Había gente que al entrar en el despacho decía que quería hablar con el abogado, con el señor”, cuenta.
“Laboralmente, lo que más satisfacción me produce es cuando sacas adelante a una mujer, a una víctima de violencia de género”. Álvarez, que se incorporó al turno de oficio en cuanto se colegió, explica que el 99% de los casos de este tipo los llevan los abogados de oficio. “Mayoritariamente, cada vez nos damos más cuenta de las conductas machistas, al principio les preguntaban en el juzgado si les habían pegado con la mano abierta o con el puño cerrado, eso ya no te lo pregunta nadie”. Aun así, hay comentarios que la enfurecen. “No hay ninguna estadística en el Consejo General del Poder Judicial que bareme por delitos las denuncias falsas. ¿Por qué quieren hacer una estadística de violencia de género? Aun así se ha hecho y el porcentaje es ínfimo. Hay muchos bulos y la única forma de para todo esto es la educación”, explica.
La pérdida de población empieza a ser la preocupación más habitual cuando hablamos de la situación actual de la comarca. “Si quieres retener a la gente tienes que ofrecer servicios”, argumenta Álvarez, “ahora por ejemplo si quieres denunciar al banco tienes que ir a León, así estás alejando la justicia de los ciudadanos”.
Álvarez recuerda una anécdota. Mientras estudiaba, sus abuelos la llamaban y lejos de preguntarle si aprobaba o no, le decían “¿eres feliz, nena?”. La pregunta que ha regido su vida.

Yolanda Álvarez celebrando su cumpleaños acompañada de sus padres, sus abuelos paternos y sus primos

Yolanda con su equipo del JT

Yolanda Álvarez con su amiga María Álvarez Planell en Asturias

Yolanda Álvarez con su abuelo Manuel Álvarez Gómez en Cuba

Yolanda en Tenerife en el verano de 1993, las primeras vacaciones que se pudo pagar con su sueldo de abogada

Yolanda Álvarez con una amiga en el sur de Francia

Álvarez jurando como abogada en Oviedo en 1992

Durante la toma de posesión como diputada séptima de la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados

Yolanda con sus amigas de “los viernes son sagrados”

Durante unas vacaciones en Egipto

En Bali

Álvarez con una amiga en Milán

Álvarez durante unas vacaciones en Perú

Álvarez junto a sus socios de despacho Tomás González Cubero y Amparo Vidal

Álvarez en Roma

Junto a Ángel Suárez jurando como presidente de la delegación berciana del Colegio de Abogados de León (FOTO: Quinito)