Parecía predestinado a vestir de uniforme. Tres generaciones de comisarios de Policía dictaban una orientación que, sin embargo, nunca estuvo en la mente de Nicolás de la Carrera, un apellido con resonancias en el cuerpo de seguridad pero también en el árbol genealógico de Los Barrios de Salas (Ponferrada). Él se apartó de la tradición familiar para acabar acercándose a la tierra que sus antepasados dejaron para labrarse el porvenir, el mismo que busca como gestor cultural en malos tiempos para la lírica, peores incluso en una comarca que “se mueve poco” y en la que cuesta recoger lo sembrado tras haber traído ‘los mundos’ a Villar de los Barrios.

Con 3 meses, nacido en Madrid el 27 de Junio de 1970. Plaza Mayor (Arco de cuchilleros)

1975. Foto de Familia con 5 años. Alameda de Osuna. Madrid

Descendiente de tres generaciones de comisarios de Policía, Nicolás de la Carrera nació en Madrid pero mantuvo presentes sus raíces en Los Barrios, “la gran aventura” de cada verano de niño

Los Barrios (Villar, Salas y Lombillo) era “la gran aventura” de cada verano para un niño criado junto a la Plaza Mayor de Madrid. “Recuerdo dar de comer a los conejos, ir a la era y dar paseos por el soto”, dice en una habitación de su casona familiar en Villar entre retratos de su bisabuelo, Nicolás de la Carrera Rodríguez, el último de la saga en nacer en 1878 en esta bellísima localidad hasta que en 2014 lo hizo su hijo Martín. De la Carrera Rodríguez fue comisario y fundador de la primera Academia de Policía de España para forjar una vocación que tuvo continuidad con su hijo y su nieto. “La tradición pesaba, pero no me llamaba ser policía”, cuenta Nicolás, que creció en los ‘años del plomo’ con su padre en la diana de los terroristas de ETA y del Grapo.

Nacido en 1970, Nicolás de la Carrera fue de los que dijo ‘papá, quiero ser artista’. “Y él lo encajó bien”, precisa. Hizo el equivalente al COU en Vista (California), donde aprendió inglés y se abrió al mundo, quizás una premonición. “Me forjé allí un espíritu viajero. No había visto otras culturas y me marcó mucho”, recuerda. Cursó Publicidad en el Centro Español de Nuevas Profesiones, estudios que completó con un Máster de Comunicación en San Diego, su regreso a California. A la vuelta a Madrid, vivió los años posteriores a la movida como relaciones públicas de varios locales y abrió un bar, su primera aventura empresarial. Pero pronto quiso abrir también otros caminos.

“Desde pequeño sentía la llamada de África”, reconoce al aludir a películas y música de referencia. Así que con 22 años hizo la maleta para desembarcar en Dakar (Senegal), donde montó con unos amigos una agencia de viajes y empezó a desarrollar la faceta cultural con la adquisición de piezas para su venta y exhibición en Bassari, la primera galería de arte ritual africano en España. “También desde pequeño organizaba actividades y los cumpleaños de mis primos”, añade para rescatar sus años como gestor cultural a través de la Asociación Xeex, así como en funciones de productor ejecutivo para películas como ‘Más allá del jardín’, de Pedro Olea.

“Desde pequeño sentía la llamada de África”, dice para explicar su desembarco con apenas 22 años en Senegal, donde montó una agencia de viajes y desarrolló una carrera como gestor cultural

1977. De vacaciones con su pade y su hermano Juan en Villar de Los Barrios

1989. California, estudiando “Senior Class” en Try-City Christian School

1989. California, estudiando “Senior Class” en Try-City Christian School

“El sector cultural es el menos prioritario en la sociedad actual española. Y aquí en El Bierzo no ha habido inyección cultural importante menos en los momentos de bonanza económica”

Luego sintió la llamada de Los Barrios, primero para inculcar sus raíces a sus dos hijos nacidos en África tras casarse con una senegalesa. A lo familiar se unió lo comunitario al calor del grupo de Facebook creado entonces para conectar al menos en el mundo virtual de las redes a la diáspora y denunciar el “abandono” de sus tres pueblos. Llegó en 2012 para ocupar la vieja casona familiar; se dio un año de prueba; y empezó a sembrar iniciativas que florecieron al momento como el Festival Villar de los Mundos. “Puesto que el mundo se ha olvidado de nosotros, hemos decidido traer nosotros al mundo aquí”, dijo entonces. Y culturas como las de Chile, Argentina, Senegal o Guinea Ecuatorial han desfilado por las casonas, las iglesias y las viejas bodegas abiertas para la ocasión cada mes de agosto en Los Barrios.

De la Carrera miró también para dentro. Y tras comprobar la carencia de una publicación sobre el enclave, lanzó ‘Los Barrios, tres pueblos de leyenda’ en una edición muy cuidada, fruto de su talento para el diseño gráfico. El libro sirvió de altavoz de reivindicaciones y de herramienta para canalizar la de la declaración del BIC (Bien de Interés Cultural) con categoría de conjunto histórico, que se tendrá que completar con la dotación de un Plan Especial para pasar de las palabras a los hechos. A esa lucha se suma ahora la de la concesión de una Junta Vecinal para tres localidades que fueron ayuntamiento hasta anexionarse en 1980 al de Ponferrada. Serán dos vías para acceder a subvenciones que los pueblos esperan como agua de mayo ahora que el vino es más pasado glorioso que realidad presente en Villar, según constatamos con dos blancos y un tinto de por medio en el Mesón La Bodega.

En una comarca con mucho sentimiento de identidad, salió del ámbito de Los Barrios para editar ‘Molinaseca, real y peregrina’ con la idea de acabar forjando una colección a través del sello Bierzo Vivo. Pero tropezó con las trabas que le hacen sentirse “impotente” a cada paso atrás, aunque todavía “esperanzado” de recoger lo sembrado estos años. “El Bierzo no tiene más remedio que reinventarse, pero es una comarca que se mueve poco. El sector cultural es el menos prioritario en la sociedad actual española. Y aquí no ha habido inyección cultural importante menos en los momentos de bonanza económica”, señala para considerar “de cajón” acometer desde la administración el problema de la España vacía y mirar al futuro de su tercer hijo, Martín, un nuevo De la Carrera nacido en Los Barrios casi siglo y medio después para cerrar la charla con una sentencia: “Creo firmemente en esta tierra y, a pesar de no haber nacido aquí, me siento muy arraigado”.

1907. Su bisabuelo Nicolás de la Carrera Rodriguez, nacido en Villar de Los Barrios, y su abuelo Nicolás de la Carrera del Castillo

1975. Ponferrada. Su abuelo en la Plaza del Ayuntamiento

1990. Túnez, en su primer contacto con África

1993. Senegal. En la aldea de Iwol (País Bassari) como guía turístico

2004. Senegal. Boda con Calixta Aicha Attiba en la Isla de Gorée

2004. Durante el viaje de novios a Brasil. Pan de Azucar en Río de Janeiro

2018. Ponferrada. Presentación de los vinos godello de Emilio Moro en el Castillo de Los Templarios

2013. Portada y contraportada de “Los Barrios, tres pueblos de leyenda”, de la colección Bierzo Vivo

2003. Senegal. En las playas de Yoff donde vivió durante 10 años

2018. Su hijo Martín, nacido en El Bierzo, con cuatro años de edad

2005. Senegal. En Dakar con su primer hijo, Nicolás

2008. Senegal. Foto de familia

En la actualidad, en su casa de Villar de los Barrios, rodeados de fotografías familiares

En Villar de los Barrios, con su casa de fondo

Nicolás de la Carrera, en el Mesón La Bodega de Villar de los Barrios