De niña, en Folgoso de la Ribera, todavía con los ecos de una guerra que había enfrentado a hermanos, Mari Cruz García Rodera ya vislumbró el eje que iba a marcar su vida. “Había gente amargada. Y había gente que, viviendo la misma situación, era amable. Y estos últimos eran de risa más fácil y más propensos a cantar”, cuenta esta berciana que se enamoró del bosque en la infancia, que quiso ser monja en la adolescencia y que flirteó con la moda en la juventud hasta que redescubrió su vocación y fue pionera en la risoterapia, la misma que la llevó a los platós de las principales televisiones del país y la acompaña ahora que se ha decidido a poner su bagaje negro sobre blanco.

Mari Cruz García Rodera, en una sesión de risoterapia

Mari Cruz García Rodera, en una sesión de risoterapia

“Mi suerte fue crecer en un lugar en el que podía ser totalmente libre”, cuenta Mari Cruz García Rodera sobre su infancia en Folgoso de la Ribera, donde su padre era minero y su madre atendía la cantina

“Cuando una guerra aparece, nunca acaba de marcharse”, le dijo un día su padre para confesarle por qué eludía hablar de la Guerra Civil habiendo sido miembro de la denominada ‘quinta del Biberón’. Descendiente de una familia de labradores, fue luego minero. Su madre, que procedía de una rama de emprendedores maragatos, atendía la cantina del pueblo. Con esta mezcla genética se crio Mari Cruz García Rodera en Folgoso de la Ribera. “Mi suerte fue crecer en un lugar en el que podía ser totalmente libre”, cuenta tras referirse a otra circunstancia que forjó su carácter: “A mí me gustaba estar con los ancianos”. Con 13 años, habiendo ya soñado con las misiones, se trasladó a Santander para ser aspirante a religiosa con las Hermanas Trinitarias. “Las monjas se reían poco. Y yo había tenido problemas en el pueblo por la risa”, cuenta.

Su vida dio a los 17 años un giro copernicano. Pasó de Santander a la Costa Brava y de las Trinitarias a las pasarelas de moda. Fue Miss Lloret de Mar y Miss Guapa Barcelona en 1976 hasta estar nominada a Miss España. Pero enseguida descubrió que algo no encajaba con su personalidad. “Competir y comparar no era lo mío. Me sentía muy incómoda. Había mucha superficialidad e incluso traiciones”, relata sobre un ambiente en el que vio risas falsas. García Rodera, que renunció a protagonizar películas del destape y vendió cuadros de Dalí, dio otro giro a su vida para formarse con 21 años en medicina natural y dinámica de grupos. Descartada la vocación religiosa y desechada la pasarela, lo suyo iba a ser la risa como terapia con una premisa bien clara: “El amor hacia ti mismo es la base de todas las medicinas”.

El siguiente paso consistió en montar un centro de bioestética y medicina natural en Arenys de Mar. El efecto fue inmediato: “Los médicos me mandaban muchos pacientes. Y el jefe de Policía decía que había menos delincuencia y que las mujeres estaban más guapas”. En la medicina natural de la época “había mucha seriedad”. “Y yo descubrí que la clave era la risa”, contrasta. La misma risa que le había complicado las cosas en el pueblo en un ambiente social y religioso muy rígido iba a cambiarle la vida en un país también en plena transformación. Fundó la primera escuela de risoterapia e introdujo las dinámicas de grupo en empresas e incluso en hospitales. Los pacientes mudaban de semblante. Su paso, eso sí, estaba vedado en Traumatología. Las carcajadas podían levantar los puntos de sutura.

“Competir y comparar no era lo mío. Me sentía muy incómoda. Había mucha superficialidad e incluso traiciones”, relata sobre su etapa en la moda en la que incluso llegó a estar nominada a Miss España

Mari Cruz García Rodera, en una sesión de risoterapia en el Pabellón El Toralín de Ponferrada en 2003

Mari Cruz García Rodera, en una sesión de risoterapia en el Pabellón El Toralín de Ponferrada en 2003

Mari Cruz García Rodera, en una sesión de risoterapia

Mari Cruz García Rodera, en una sesión de risoterapia

Mari Cruz García Rodera, en una sesión de risoterapia

Mari Cruz García Rodera, en una sesión de risoterapia

“No hay ningún psicotrópico natural que supere a la risa”, cuenta esta berciana que dio a conocer la risoterapia en entrevistas para periódicos, emisoras de radio y cadenas de televisión hasta tener presencia en espacios tan populares y con audiencias millonarias como ‘¡Sorpresa, Sorpresa!’ en Antena 3 o ser proclamada por Univision como Doctora de la Felicidad en el Mundo. Cuando Maria Àngels Feliu, la farmacéutica de Olot secuestrada durante casi un año y medio, fue liberada, quiso pasar una jornada con Mari Cruz García Rodera, cuyo siguiente giro vital fue regresar a los orígenes, hacer un día de 2003 una sesión con 350 personas en el Pabellón El Toralín de Ponferrada y lograr que Folgoso de la Ribera, conocido fundamentalmente por su belén artesano, fuera también capital mundial de la risa. “Renuncié al lujo y la fama y quise recuperar lo que había dejado a la mitad en la montaña. Me fui al bosque. Necesitaba escribir”, narra.

García Rodera hizo una sesión con 350 personas en el Pabellón El Toralín de Ponferrada y logró que Folgoso de la Ribera, conocido principalmente por su belén artesano, fuera también capital mundial de la risa

Ahora, con un pie en Camponaraya y otro en Folgoso de la Ribera, la pionera de una técnica que hace protagonista a la audiencia en un país de humoristas redescubre el potencial de su comarca y su provincia. “León es uno de los lugares más ricos que existen en la tierra. No necesitamos a ningún salvador”, sentencia tras reconocer que con la pandemia se volvió “ermitaña” y se refugió en la escritura hasta publicar el pasado 2021 su quinto libro, ‘Thanam, Yael y el retorno de la verdad’. “¿Qué estamos haciendo con la tierra?”, se pregunta en voz alta ahora que, muchos años después de que su padre le confesara por qué eludía hablar de la guerra, vuelve el eco de las bombas. “Recuerda que, si destruyes la naturaleza para ganar la guerra, se repiten errores de una civilización decadente. A veces ganar es perder”, se responde quien lleva siempre la risa como su mejor aliado. 

Mari Cruz García Rodera, en una sesión de risoterapia

Mari Cruz García Rodera, en una sesión de risoterapia

Mari Cruz García Rodera, en una sesión de risoterapia

Mari Cruz García Rodera, en una sesión de risoterapia

Mari Cruz García Rodera, en una sesión de risoterapia

Mari Cruz García Rodera, en una sesión de risoterapia

Mari Cruz García Rodera, en una sesión de risoterapia

Mari Cruz García Rodera, en una sesión de risoterapia

Mari Cruz García Rodera, en una presentación

Mari Cruz García Rodera, en una presentación

Mari Cruz García Rodera, en una presentación

Mari Cruz García Rodera, en una presentación

Mari Cruz García Rodera, pionera de la risoterapia

Mari Cruz García Rodera, pionera de la risoterapia

Mari Cruz García Rodera, pionera de la risoterapia

Mari Cruz García Rodera, pionera de la risoterapia

Portada del libro ‘Thanam, Yael y el retorno de la verdad’, de Mari Cruz García Rodera y Orlando Delgado Silvelo

Portada del libro ‘Thanam, Yael y el retorno de la verdad’, de Mari Cruz García Rodera y Orlando Delgado Silvelo

Contraportada del libro ‘Thanam, Yael y el retorno de la verdad’, de Mari Cruz García Rodera y Orlando Delgado Silvelo

Contraportada del libro ‘Thanam, Yael y el retorno de la verdad’, de Mari Cruz García Rodera y Orlando Delgado Silvelo