José Carlos Gallardo es más de “y por qué no” que de “y si”. “El y si ya no me vale”, responde a la pregunta de qué habría sido de su vida si no hubiera mediado, ahora va a hacer 25 años, la creación del Canal 24 horas de Televisión Española y la aprobación dos después de la oposición al ente público. “Como buen berciano, dije y por qué no”, contestó cuando en 2007 la ofrecieron ser corresponsal en Moscú. Son tres de los hitos que marcaron una carrera periodística de vocación temprana que confirmó en unas prácticas en Radio Bierzo antes incluso de cursar los estudios y que luego se volcó hacia la información internacional hasta soplar en breve las velas de un cuarto de siglo ahora como jefe de informativos no diarios de TVE.

José Carlos Gallardo, en Osetia del Sur en 2008

José Carlos Gallardo, en Osetia del Sur en 2008

José Carlos Gallardo creció jugando por el Camino Negro y el campo de la Minero (“con el tiempo supimos que era Siderúrgica de Ponferrada”) y con la Montaña de Carbón de fondo

Gallardo, que vino al mundo en Ponferrada en 1973, fue de los que todavía nació en casa. Y fue de los que todavía conocieron el Camino Negro, el campo de la Minero (“con el tiempo supimos que era Siderúrgica de Ponferrada”) y la Montaña de Carbón. Vio luego la transformación de esos espacios: la implantación del centro comercial desde el primer Continente “en el que gentes llegadas de zonas mineras llenaban hasta dos y tres carros” y un desarrollo urbanístico atravesado por el pinchazo de la burbuja inmobiliaria hasta dejar a la mitad el barrio de La Rosaleda. Las consecuencias fueron adelantar “el ocaso de las tiendas de barrio” y dejar “la imagen fantasmal” de una ciudad cuyo centro “todavía no se ha recuperado”, según constata con pesar cuando pasa por aquella Avenida de la Puebla en la que se surtía el Mago Chalupa cada Navidad.

“La Montaña de Carbón marcó nuestra infancia”, cuenta quien se recuerda de niño como “muy retraído”. “Se hacía mucha vida en la calle, no como ahora”, añade para verse en la distancia jugando en el mismo Camino Negro en el que su padre aparcaba el camión. Fue primero al Colegio La Puebla y luego al Colegio San Ignacio, donde no se sintió identificado con el método educativo. “Para escapar de todo aquello”, cursó el BUP en el Instituto Gil y Carrasco. Y antes incluso de trasladarse a Madrid para hacer el COU, ya tenía tan clara la vocación que pidió unas prácticas en Radio Bierzo. “Sabía que me gustaba escribir, pero ahí descubrí que me gustaba el periodismo”, sentencia. Allí, entre escaletas que a veces “saltaban por los aires” por una actualidad marcada por los cortes de carretera mineros o las fiestas patronales, también quitó la vergüenza a salir a la calle y preguntar. Por La Encina apenas le vieron el pelo en casa.

Fue así como llegó a la Facultad de Periodismo de la Universidad Complutense de Madrid con la sensación “como de haber hecho un Master cuando había compañeros que no habían tocado un micro”. Hizo una Navidad en Televisión de León y otras prácticas en Bierzo 7. “Pero entonces descubro que la información local se me queda pequeña”, señala. Acababa de caer el Muro de Berlín, la antigua Unión Soviética se despedazaba y Yugoslavia era la que saltaba por los aires, en este caso de forma literal. Y aunque también a principios de los noventa se incorporaron al escenario mediático las televisiones privadas, “la profesión ya estaba en crisis”. Así que, al concluir los estudios, cursó un Master de verdad (“por entonces era algo casi original”), el de Radio Nacional de España con prácticas en el espacio ‘El ojo crítico’.

Antes incluso de trasladarse a Madrid para hacer el COU, ya tenía tan clara la vocación que pidió unas prácticas en Radio Bierzo: “Sabía que me gustaba escribir, pero ahí descubrí que me gustaba el periodismo”

José Carlos Gallardo, en Osetia del Sur en 2008

José Carlos Gallardo, en Osetia del Sur en 2008

José Carlos Gallardo, en Osetia del Norte en 2009

José Carlos Gallardo, en Osetia del Norte en 2009

José Carlos Gallardo, en los atentados de París de 2015

José Carlos Gallardo, en los atentados de París de 2015

Tras acabar la carrera, cursar un Master de Radio Nacional de España y presentarse a muchas pruebas, se incorporó en 1997 al equipo que abrió el Canal 24 horas de Televisión Española

Como no encontró trabajo tras aquella formación suplementaria, aguantó casi un año en Madrid haciendo colaboraciones, pero también trabajando de lo que fuera, también sirviendo copas. Sus padres le sugerían la posibilidad de regresar, algo que no estaba en sus planes. “En mi cabeza no cabía la posibilidad de volver a casa. Me presentaba a muchas pruebas”, apunta. Y superó las del Canal 24 horas de Televisión Española para incorporarse a su equipo fundacional en 1997. Dos años más tarde aprobó la oposición. Y ahí se empezaron a acabar los “y si”. Al otro lado del teléfono, su padre, “un hombre de carretera”, quedaba “llorando como un niño”. Y José Carlos Gallardo, que empezó en Cultura para luego encauzarse ya hacia Internacional, llegó siete años más tarde a La 2 Noticias, primero como redactor: “Y ahí aprendo a contar las historias de otras otra manera, a incidir en las historias personales”. Luego un cambio de caras lo puso en el escaparate para ser durante un tiempo presentador de aquel informativo que ganó premios y simpatías entre la audiencia.

Gallardo dijo “y por qué no” cuando le dieron la oportunidad de ir a Moscú, donde tuvo que amoldarse al idioma y la cultura y “las historias personales eran tremendas”. Fue luego corresponsal en Buenos Aires. “La cultura te acerca, pero no te allana el camino”, relativiza. Y de la misma forma que ahora la guerra en Ucrania le retrotrae en la distancia a escenarios pisados sobre el terreno, ve convertidos en líderes políticos a los líderes estudiantiles de las movilizaciones en Chile, donde fue testigo de la exhumación de los restos de Salvador Allende. Vinculado habitualmente a la información internacional, participó en coberturas como las de la crisis de los refugiados o los atentados en París. “Descubres que te gusta viajar y conocer países e interactuar con la gente. El mejor trabajo es cubrir noticias fuera”, concluye.

Fue durante un año jefe de Internacional de TVE. Y apenas llevaba un mes como jefe de informativos no diarios cuando se desató la pandemia del coronavirus. Su labor es la de supervisar una docena de programas (algunos tan emblemáticos como ‘Informe Semanal’ o ‘Documentos TV’) “con equipos y vida propia”. Ahora que asume cargos de responsabilidad, trata de ser “ecuánime” tras haber sufrido al otro lado etapas en el ostracismo. “Lo importante es ser buena persona; y para ser periodista, sin duda”, afirma sin perder de vista la realidad de Ponferrada con el pesar de que muchos compañeros hayan descubierto por MasterChef tesoros como el Castillo de los Templarios. Y ahora que su trabajo es más de despacho que frente a una cámara, sus padres le dicen que cómo es posible que trabaje tanto y que apenas aparezca en pantalla antes de la consabida pregunta final: “¿Y cuándo sales?”.

Fue corresponsal primero en Moscú y luego en Buenos Aires. Tras un año como jefe de Internacional, ahora lo es de informativos no diarios de TVE: “El mejor trabajo es cubrir noticias fuera”

José Carlos Gallardo, en Osetia del Sur en 2008

José Carlos Gallardo, en Osetia del Sur en 2008

José Carlos Gallardo, en el accidente de Germanwings

José Carlos Gallardo, en la crisis de refugiados de 2015

José Carlos Gallardo, en la crisis de refugiados de 2015

José Carlos Gallardo, en la estación de Ponferrada

José Carlos Gallardo, en la estación de Ponferrada

José Carlos Gallardo, en las elecciones en Ankara en 2015

José Carlos Gallardo, en las elecciones en Ankara en 2015

José Carlos Gallardo, en el Parlamento Europeo en 2022

José Carlos Gallardo, en el Parlamento Europeo en 2022

José Carlos Gallardo, en Gibraltar en 2019

José Carlos Gallardo, en Gibraltar en 2019