Natural de O Saviñao, en Lugo, Flor Álvarez Taboada, Doctora Ingeniera de Montes y subdirectora de la Escuela de Ingeniería Agraria y Forestal del Campus de Ponferrada, sabe bien que uno “no solo es de donde nace, también de donde pace”, y ella pace en Ponferrada desde hace más de 18 años. Antes de recibir la llamada que la vinculó para siempre al Bierzo, Taboada nunca había parado en Ponferrada, “la imagen que yo tenía era la de la montaña de carbón y la de los cortes de carreteras en las huelgas mineras”. Ahora, “enamorada” de esta tierra que tuvo la oportunidad de abandonar y por la que apuesta a diario, nos hace un hueco entre clases, tutorías y trámites burocráticos para descansar frente a un godello y charlar sobre la evolución del campus, de la comarca y de una biografía que siempre ha estado ligada al amor por el mundo rural y los recursos naturales que ofrece. “Desde el día que subí a los Aquilianos tengo el carnet de berciana”.

Flor Álvarez Taboada, subdirectora de la Escuela de Ingeniería Agraria y Forestal del Campus de Ponferrada
Si la primera impresión es la que cuenta la de Taboada el primer día que aparcó su coche en Ponferrada no pudo ser más favorable. “Me llamó la atención la luz, tenía la idea de una ciudad oscura y ese día hacía un sol radiante, cuando la gente se queja de la niebla de esta ciudad es que nunca ha vivido en Lugo”, dice entre risas. La luz no fue la única sorpresa. La joven ingeniera recién contratada para dar clase de dibujo y topografía se encontró un Campus repleto de compañeros jóvenes en una Ponferrada que se desprendía de sus complejos y abrazaba la idea de convertirse en una gran ciudad. El Campus, que llegó a tener casi mil alumnos, era parte vital de ese proyecto. “El primer año en la clase de dibujo teníamos 90 estudiantes”, recuerda.
“Convivimos con la sombra de que esto se cerraba durante años, acabábamos el curso sin saber si lo íbamos a empezar”
La prosperidad de los inicios dio paso a tiempos más grises, el número de matrículas cayó en picado, se suprimió Industrias Agroalimentarias y la Junta amenazó con cerrar todas las titulaciones con menos de treinta alumnos. “Fue un momento de desesperación total, no hay ninguna titulación más vinculada con esta tierra que lo agroalimentario y forestal. Que cayera agroalimentación fue un jarro de agua fría, nos temíamos un efecto dominó, el campus peligraba”, confiesa. “Convivimos con la sombra de que esto se cerraba durante años, acabábamos el curso sin saber si lo íbamos a empezar”. Pero la sociedad berciana respondió con fuerza. “Hubo una gran movilización, nos sentimos muy arropados, Ponferrada siente la Universidad como algo suyo y eso es muy importante”, reconoce. Otros factores resultaron cruciales. “Si un rector apuesta por el Campus da frutos, se nota en el Campus y consigue que la gente se ilusione”, reconoce. “Ahora estamos en un buen momento, tenemos grados, estudios de máster, doctorados y también proyectos nacionales e internacionales”.
La Escuela es hoy referencia en muchos ámbitos. “Las ingenierías relacionadas con el mundo rural decayeron y ahora hay un mercado que reclama esas titulaciones y no las hay, es una carrera con muchas salidas y las ofertas no se cubren”, asegura. “Los campus pequeños tienen ventajas que durante mucho tiempo fueron vistas como defectos, la calidad no tiene que ver con el número de alumnos sino con lo bien formados que salen esos alumnos”, explica. Taboada, que no pierde la sonrisa ni cuando rememora los peores momentos, se reconoce “muy de pueblo”. “Fui una niña muy feliz y tremendamente rural”, sostiene. Quizá por eso valora la constancia en el trabajo y la perseverancia para obtener unos frutos que no siempre son inmediatos. ¿Lo agroalimentario es el futuro? “Para que lo agroalimentario crezca no hay que hacer de menos a lo otro, hay que diversificar”, aconseja. “Los bercianos siempre han sido emprendedores, muy vinculados a la naturaleza y a su tierra, ahora mucha gente piensa que la mejor opción es irse pero el potencial lo damos las personas, somos nosotros los que tenemos que crear las condiciones adecuadas”.

Flor de pequeña en Pesqueiras, en casa de sus abuelos

Flor con su “persona favorita”, su hermana

Flor en el Campus de Ponferrada con compañeros de proyecto europeo

Flor en el glaciar Grey en Patagonia

Flor en Montenegro con su compañera de aventuras, Raquel

En la Montaña Central Leonesa

Felicitando la navidad desde lo alto del Pico Cornón

Flor Álvarez Taboada en el Campus de Ponferrada