Hay momentos en la vida que son puntos de inflexión. La de Diego Merayo se desdobla este mes de septiembre: cumple 18 años en Priaranza del Bierzo y otros tantos en Valladolid. La dicotomía es de lugares; no de pasión, la que desde que recuerda siente por la comunicación. La fascinación del niño que se acostaba en la cama con el walkman escupiendo sonidos en diferentes idiomas o el que usaba la caja del frigorífico como pequeña pantalla en sus primeros pinitos como presentador con su familia como audiencia es hoy el joven que se pone cada fin de semana al frente del ‘A vivir que son dos días Castilla y León’ de la Cadena Ser. No cuesta adivinar al primero viendo y escuchando al segundo.

De pequeño, con cascos, ya apuntaba maneras de comunicador
Apasionado de la comunicación desde niño, cubrió para el periódico del instituto la exhumación de ‘Los 13 de Priaranza’: “Me marcó. Fue la primera vez que me sentí profesional”
A Diego Merayo se nota que le presta su pueblo. Nos cita en Priaranza del Bierzo, que recorremos casi de punta a cabo por su cara ‘b’, una trama interior salpicada de bellos edificios y corredores hasta regresar por la cara ‘a’, la conocida por quienes transitan la Nacional 536 camino, por ejemplo, de Las Médulas. Como la cosa va de vinos, hacemos tiempo hasta que abra ‘El sitio de mi recreo’, el lugar elegido para relajar la charla entre un mencía y dos godellos. Para hacer memoria de una vida corta pero intensa, nos sentamos a la sombra en la plaza, nada más apropiado para evocar sus primeros recuerdos con la escuela a nuestras espaldas.
“No recuerdo haber pensado en otra profesión”, confiesa casi como fe de bautismo. “Me gustaban los tres medios tradicionales”, añade. No fue raro que, ya de adolescente, ejerciera como director de ‘Conecta’, el periódico del Instituto Europa de Ponferrada, a la par que, como tantos bercianos, se ponía frente a los micrófonos de Radio Cima para conducir informativos, magazines y hasta consultorios sentimentales: “Había muchos programas de música, pero a mí ya me gustaba la radio comercial, no la radiofórmula”.
La biografía personal y de la una comarca pionera en coser las heridas de su historia confluyeron precisamente en su localidad en el año 2000. Diego fue a cubrir para el periódico del instituto la exhumación de ‘Los 13 de Priaranza’, el acta fundacional de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH): “Me marcó. Fue la primera vez que me sentí parte de algo importante. Fue la primera vez que me sentí profesional”. Al año siguiente marchó a Valladolid a estudiar la titulación de Formación Profesional de Producción de Audiovisuales. “Me gusta mucho estar detrás. Salir a antena es el final; a mí me gusta el proceso anterior”, explica. El caso es que ya el verano siguiente recaló en Onda Bierzo (“no quería ir a la piscina, sino hacer prácticas”, precisa) para poner voz en conexiones en directo otra vez con su pueblo como protagonista, entonces entre la marejada desatada por la concentración parcelaria. “En Onda Bierzo me enseñaron muchas cosas; tuvieron mucha paciencia conmigo”, agradece.

Otra imagen de Diego Merayo de niño

En su primer programa en Radio Valladolid

Diego Merayo, compartiendo unos vinos en ‘El sitio de mi recreo’, en Priaranza del Bierzo
“Yo no veo licenciados, veo profesionales. Lo que tienes que tener es una sensiblidad especial”, dice sobre el debate al respecto de la necesidad o no de titulación universitaria para acceder a la profesión periodística
“Para mí la Formación Profesional no es una alternativa; es una opción”. Y la frase abre el debate recurrente sobre la necesidad o no de titulación universitaria para acceder a la profesión periodística. “Yo no veo licenciados, veo profesionales. Lo que tienes que tener es una sensibilidad especial”, opina Merayo, que se matriculó después en Periodismo hasta que el Plan Bolonia hizo incompatibles las clases y el trabajo, que empezó como técnico de sonido y ayudante de programación para ir cogiendo galones hasta encajar en un cambio de caras en la Ser para presentar desde 2012 la edición autonómica del ‘A vivir que son dos días’. Tras recordar haber oído en las aulas palabras nunca usadas en la radio como pecera, cierra con otra frase el debate: “Creo que estudiar y tener formación es fundamental, pero sobre todo amar tu trabajo, aprender de los profesionales y reinventarte”.
La radio acabó siendo su vocación (“no sé lo que tiene, pero me enamoró”); la Ser, su destino soñado (“es como jugar en el Madrid o el Barcelona”); el ‘A vivir que son dos días’, una fuente de aprendizaje (“al principio leía un guión hasta que empecé a escuchar y repreguntar”), al tiempo que un reto por ensamblar temas autonómicos en una tierra con poco sentimiento de comunidad (“tenemos un modelo parecido al nacional, pero con contenidos regionales que pueden ser transversales”). Y El Bierzo, en una esquina de esta encrucijada, es a la vez una referencia constante y un lamento en el que su potencial (“lo veo muy bonito, muy rico y muy familiar”) contrasta con una realidad que detecta cuando regresa por la A-6 (“hasta Benavente veo muchos camiones y luego hasta aquí voy casi solo por la carretera”).
Nosotros aprovechamos precisamente un viaje de vuelta en su último fin de semana libre en mucho tiempo para ver a sus padres, otra referencia ineludible desde que su madre era la modista para las funciones del colegio y su padre el ‘taxista’ hasta Radio Cima. Ahora son los padres en genérico los protagonistas de su última iniciativa, una guía elaborada junto a la sexóloga Rosa Montaña rebautizada del ‘iPADres’ original al ‘Ay, padres’ por aquello de no tentar a Apple, un manual para abordar la educación de hijos que ya se zambullen en las a veces peligrosas redes sociales a la edad con la que Diego Merayo soñaba con presentar un programa de éxito. Su caso es un ejemplo de que a veces los sueños se hacen realidad.
El Bierzo es una referencia constante y un lamento, el de una realidad que detecta cuando regresa desde Valladolid por la A-6: “Hasta Benavente veo muchos camiones y luego hasta aquí voy casi solo”

Imágenes durante el programa sobre el vino en Peñafiel (Valladolid)

Imágenes durante el programa sobre el vino en Peñafiel (Valladolid)

Imágenes durante el programa sobre el vino en Peñafiel (Valladolid)

Recibiendo el Premio de Salud Mental de Castilla y León

Haciendo autocontrol en la radio

Presentando ‘La ventana’ en verano

En los estudios de la Ser en Castilla y León

Entrevistando a Silvia Clemente en un programa de Las Edades del Hombre

Diego Merayo, compartiendo unos vinos en ‘El sitio de mi recreo’, en Priaranza del Bierzo

Diego Merayo, compartiendo unos vinos en ‘El sitio de mi recreo’, en Priaranza del Bierzo