La radio ya sonaba de fondo en casa de Conchi Álvarez cuando se criaba en una Ponferrada que daba sus últimos coletazos de ciudad industrial. Ni siquiera soñaba con ser reportera cuando pedaleaba por los andenes de la estación de la Minero con el chacachá del tren carbonero. Luego se vio con un micrófono en la mano cuando tocaba desayunarse con una actualidad informativa con más pinta de novela negra en la que se colaban espías, sicarios y sabotajes. Y las ondas la llevaron más tarde a León, donde esta periodista mantiene un ojo puesto en la capital de una comarca que lavó su cara a costa de quedarse sin sustento económico.

Conchi Álvarez, de niña con su hermano Alberto
A falta de vocación, su madre compró un libro que se llamaba ‘Todas las carreras’. Conchi Álvarez se inscribió en Periodismo y Ciencias Políticas. La carta de la primera llegó antes a casa
Criada en esa frontera indisoluble entre el Temple y Flores del Sil, Conchi Álvarez vivió primero en la calle del Hierro y luego en la del Oro, la primera constatación de que vivía en una comarca minera. “Había al lado una sierra de madera. Nos decían que no fuéramos allí a jugar. Y basta que te digan que no hagas una cosa…”, relata al detallar una Ponferrada con el Parque del Temple amurallado y una plaza Fernando Miranda todavía con gasolinera en el medio. Hizo la EGB en el Colegio de la Asunción. Jugaba a la semana, a la goma y con patines de hierro. Donde mejor rodaban las bicicletas era en los andenes de la estación de la MSP, donde los trenes volvían a recordarle el ADN minero de su tierra.
A la radio de casa ya se asomaba el señor Casamajor cuando cada mañana había que madrugar y patear hasta el otro extremo de Ponferrada para cursar BUP y COU en el Instituto Gil y Carrasco. La parte alta ya era en parte territorio conocido. Vedado el paso al parque del Temple, las tardes de domingo eran para El Plantío y Pepe ‘el Barquillero’. “¡Es él!”, dice para constatar cómo de fidedigna es su reproducción en forma de estatua. A falta de vocación, su madre compró un libro que se llamaba ‘Todas las carreras’. Ella se inscribió en Periodismo y Ciencias Políticas. La carta de la primera llegó antes a casa. Así que tocaba mudarse a Madrid. Las ondas de la radio ya empezaban a ejercer su atracción.
Había tantas vocaciones en aquellos tiempos en que estaban de moda los corresponsales de guerra que el primer año no había sitio en la Facultad de Periodismo de la Complutense y tenía que ir a clase a Medicina y hacer los exámenes en el suelo. “Había mucha vida”, reconoce cuando se le pregunta por la aureola de la cafetería sin dejar de despachar la cuestión con una frase reveladora: “No sé jugar al mus”. Ella aprovechó el tiempo para empezar a curtirse haciendo el programa ‘El tren de la actualidad’ (¿sería carbonero?) en Radio Vallecas y ‘Buscándonos la vida’ en Tele K, cadena del mismo barrio madrileño. Terminados los estudios en 1996, tuvo que aplicarse el cuento de aquel espacio televisivo pionero en la búsqueda de empleo.
Estudiando la carrera en la Complutense, aprovechó para curtirse haciendo el programa ‘El tren de la actualidad’ en Radio Vallecas y ‘Buscándonos la vida’ en Tele K, cadena del mismo barrio madrileño

Conchi Álvarez (segunda por la derecha) junto a sus amigas (de izquierda a derecha) Mariam, Ana y Sonia

Conchi Álvarez, en una cobertura para Televisión Ponferrada en Dehesas

Conchi Álvarez, en los estudios de Radio Nacional de España en Ponferrada
Álvarez empezó a trabajar en una Ponferrada que dejaba de ser industrial y pasaba de las páginas de economía a las de sucesos y tribunales: “Cada mañana no sabías con qué te ibas a encontrar en el periódico”
Los veranos de la carrera habían sido de prácticas en Ponferrada en Radio Nacional de España. Con el título universitario en la mano, fue a pedir trabajo a una recién nacida Televisión Ponferrada, donde pasó los cuatro últimos meses de 1996, algunas veces a pie de N-VI en Bembibre con los mineros. Enlazó aquella experiencia con un contrato en prácticas en Radio Bierzo, donde la noche en la que la caravana de ‘El larguero’ hizo parada al paso de la Vuelta a España afloraron los sonidos de aquellas rondas informativas con goles y ‘¡Pepe, un purito!’ con hermano mayor en casa. Era menos amable la actualidad del día a día: la de juicios por sabotajes y encargos de asesinato en una Ponferrada que dejaba de ser industrial y pasaba de las páginas de economía a las de sucesos y tribunales.
“Aquello era de película. Cada mañana no sabías con qué te ibas a encontrar en la portada del periódico”, recuerda Conchi Álvarez, que pasó unos meses por la delegación de La Crónica de León. “Y me costó adaptarme porque estaba acostumbrada a la radio”, admite. Había ya tocado la actualidad autonómica en el centro territorial de RNE en Valladolid haciendo una baja maternal cuando volvió a Ponferrada y compatibilizó la emisora pública con la Agencia EFE. No se habían apagado los ecos de aquellos juicios con resonancia nacional cuando Nevenka Fernández denunció por acoso sexual a Ismael Álvarez. Ponferrada volvía a su pesar a la portada informativa.
Desde León cubrió las visitas de Zapatero como presidente o el asesinato de Isabel Carrasco: “Fueron 48 horas que no te das cuenta de que las viviste. Hubo momentos de estar con tres teléfonos en la mano”
Fue en 2004 cuando cambió Ponferrada por León sin variar el micro. No decayó la intensidad al coincidir con la etapa en La Moncloa de José Luis Rodríguez Zapatero, que abría cada curso político en Rodiezmo. “Fui todos los años menos el último porque estaba embarazada de cinco meses y medio”, cuenta. Una tarde de mayo de 2014 asesinaron en la calle a Isabel Carrasco: “Fueron 48 horas que no te das cuenta de que las viviste. Hubo momentos de estar con tres teléfonos en la mano. Todo el mundo llamaba”. Ahora como responsable de la Unidad Informativa de Radio Televisión Española en León, constata el privilegio de contar una actualidad “tan diversa como la provincia” sin dejar a veces de tener que recordar que es normal que nieve en invierno.
Conchi Álvarez fue forjando su vocación teniendo otras veces que hacer preguntas incómodas: “Si cada uno entiende el papel en el que está, no debería haber problemas”. El Bierzo siguió presente, más si cabe cuando el ERE amenazó la continuidad de la radio pública en Ponferrada: “El Bierzo tiene su propio peso en la Comunidad, superior incluso al de algunas capitales de provincia”. Ahora ve el declinar de una tierra que fue dejando de ser industrial sin forjar una alternativa: “Pero somos gente con empuje y con xeito. El Bierzo nunca perderá su pulso; me niego a pensar que esté sentenciado. Habrá que buscar otra cosa”. Ella encontró su pasión por el camino. Y la radio, que la acompaña desde niña, seguirá sonando en su vida.
“El Bierzo tiene su propio peso en la Comunidad, superior incluso al de algunas capitales de provincia”, dice al recordar la batalla para que Ponferrada salvara su radio pública con el ERE en RTVE

Conchi Álvarez (izquierda), junto a Ana Maceda, José Ramón de la Morena, Chelo Costa y Pepe Domingo Castaño en una edición de ‘El Larguero’ en Ponferrada

Conchi Álvarez, en el Estadio El Toralín

Conchi Álvarez, en una marcha solidaria por el Pajariel, en Ponferrada

Conchi Álvarez, en la cobertura de una movilización laboral junto a la Subdelegación del Gobierno en León

Conchi Álvarez, en una cobertura en Astorga

Conchi Álvarez, en una cobertura de la Lotería de Navidad en Boñar, que repartió el Gordo

Conchi Álvarez, en los estudios de Radio Nacional de España en León con su compañera Mercedes Herrero

Conchi Álvarez, en los estudios de Radio Nacional de España en León