“Trágame tierra” pensó Ángeles Marqués cuando le comunicaron que su marido padecía parkinson. De repente, uno de esos golpes que la vida te reserva para cambiarlo todo. Lo llevaron a la asociación para enfermos de parkinson de Astorga, la primera que hubo en la provincia, hasta que el traslado se hizo casi imposible. Marqués y su familia decidieron entonces crear una asociación de las mismas características en El Bierzo. Comenzaron la actividad en 2003, ubicados en el centro cívico de Flores del Sil, hasta que por fin en 2006, y coincidiendo con el acondicionamiento de los bajos del estadio, lograron instalarse en uno de los locales del Toralín. “Mi marido ya no pudo disfrutarla, murió 10 días después de que nos trasladásemos aquí”. Ella continuó al pie del cañón dos más.

Ángeles Marqués y su marido, Isaac Gutiérrez

Marqués nació el 1 de marzo de 1934 en Cabañas Raras. A punto de cumplir 85 años habla con gracia y lucidez sobre su vida, la asociación y su familia. Recuerda sus estudios en Las Concepcionistas, cuando todavía estaban en la Avenida la Puebla de Ponferrada. “Entonces se pagaban cuatro pesetas al mes y en el pueblo le decían a mi padre que mucho le sobraba el dinero”. Sus abuelos, arrieros de Santiago Millas, se habían instalado en Cabañas mucho antes, donde sus padres tuvieron más tarde el único estanco que había en el pueblo. En el año 50 se trasladó a León a estudiar costura aunque a ella lo que realmente le gustó siempre fue la medicina. “He pensado muchas veces como hubiese sido mi vida si hubiese marchado a estudiar la carrera, pero mi padre no quiso”, cuenta.

Tenía 20 años cuando se casó con Isaac Gutiérrez. “Era muy guapo”, dice. Al jubilarse de la Minero, donde trabajaba desde los 13 años, empezaron los síntomas. “Tropezaba mucho y arrastraba un poco una pierna”. Comenzaron entonces las consultas. “El médico le dijo que igual tenía la enfermedad desde hacía 15 años pero no se la habían diagnosticado”, explica. El Parkinson es un trastorno neurodegenerativo para el que no existe cura pero la atención adecuada y el ejercicio pueden mejorar la calidad de vida del paciente. Así pasó con su marido y así continúa pasando con las cerca de 40 personas que acuden a la asociación de Ponferrada. “Mejoran muchísimo con los ejercicios, van a natación, tienen logopeda, fisioterapeuta, psicóloga, pero mucha gente es reacia a venir porque dicen que solo vienen viejos”, sostiene Marqués. Lamentablemente, la realidad es bien diferente. “Aquí viene gente de todas las edades y cada vez se diagnostica en gente más joven”.

Ahora es su hija, Encina Gutiérrez, la que lleva las riendas de la asociación, pero Ángeles continúa ayudando y es voluntaria en Ayuntamiento de Cabañas, donde el último sábado de cada mes reparte comida a las familias más vulnerables. “Ha crecido el número de familias necesitadas, hace veinte años todo el mundo trabajaba en el campo y por lo menos para comer se arreglaban”. Para Marqués El Bierzo ya no es lo que era. “Antes nos conocíamos todos, ahora yo ya no conozco a nadie, en el pueblo antes salías a pasear o de tertulia, ahora con la tele ya no ves a nadie”.

Ángeles Marqués

Ángeles Marqués

Ángeles Marqués

Ángeles Marqués

Ángeles Marqués en las instalaciones de la Asociación Parkinson Bierzo