Las monjas que le daban clase en Las Concepcionistas tomaban por insólita la pregunta que les planteaba la pequeña “¿por qué las mujeres no podemos ser curas?”. Ana Pilar Rodríguez ya era entonces rebelde y peleona, consciente de que le tocaba un lugar diferente al que otros querían asignarle. Ni más ni menos que el que ella eligiera. Aunque siempre quiso ser psicóloga, cuando llegó el momento ni se atrevió a planteárselo a su padre, para quién la psicología era tan solo charlatanería. Un golpe familiar se convirtió en el acicate que necesitaba para cumplir su sueño. Psicóloga, directora del centro Alzheimer Bierzo e integrante de la plataforma contra las violencias machistas, nos cita en el Trastévere para repasar, entre godellos, una trayectoria labrada a base de coraje y trabajo. “Ahora estamos escuchando a ciertas personas poniendo en entredicho la existencia de la violencia de género, tenemos que estar atentos porque es fácil que de un plumazo todo desaparezca”, avisa.

Ana Pilar Rodríguez

Natural de Cubillos del Sil, donde residió hasta que se mudó con su familia a Ponferrada con cuatro años, recuerda una infancia feliz. En el pueblo, mucho menos poblado de lo que fue más tarde con la llegada de Endesa, disfrutó de una libertad hoy impensable. El cambio a la ciudad fue brusco, “mi madre dice que a veces nos quedábamos dormidos en el sofá aburridos”. En el entorno de Lazúrtegui jugó a levanta la mula, a las chapas, al cepo y a tres navíos en el mar. Una niñez fácil, sin horarios, en la que aprendió a pelear con sus hermanos, “y no siempre ganaban ellos”, asegura. “Yo no era consciente de que vivíamos en una dictadura, en mi casa no se hablaba de política”, cuenta, “cuando murió Franco yo tenía 13 años y una amiga me comentó que sus padres decían que ya era hora, me sorprendí y empecé a investigar”.

Los libros fueron su refugio y su manera de comprender el mundo. “Cuando era pequeña mi padre era muy estricto con las ideas y yo iba a la biblioteca de Caja España a leer, recuerdo tener escondido ‘El mono desnudo’, de Desmond Morris, mi padre lo descubrió y fue como cuando te descubren el paquete de tabaco y dices que se lo estás guardando a una amiga, me lo rompió por la mitad”. En su casa se rebeló también contra el machismo de la época. “Yo tenía que hacer la cama de mis hermanos y prepararles el desayuno, a veces me negaba”. Aunque su vocación era la psicología comenzó a estudiar magisterio, conoció a su marido, se casó y con 21 años tuvo a su primera hija.

“Siempre pensé que iba a trabajar con niños pero cuando llegué aquí me enamoré”

Llegó más tarde un momento de inflexión en su vida. Su hermano, que había tenido problemas con las drogas, enferma de VIH. “Peleamos muchísimo, en aquella época eran como apestados”, dice. “Esa experiencia me enseñó mucho y nos ayudó a unirnos más como familia, me dio fuerzas cuando él murió para ponerme a estudiar psicología”. Ya con dos niñas y trabajando se propuso acabar la carrera a curso por año. Al terminar, combinó la clínica privada con la Asociación Alzheimer Bierzo, donde hizo las prácticas. “Siempre pensé que iba a trabajar con niños pero cuando llegué aquí me enamoré”, explica. “Las personas mayores cada vez son más y la sociedad no sabe qué hacer con ellas, el abuelo ya no es esa figura de respeto que era antes. Tenemos miedo a enfrentarnos a nuestra propia vejez”. Desde 2011 es la directora del centro. “Lucho porque me encanta esta lucha”.

Ana Pilar es también uno de los rostros más reconocibles de la lucha contra la violencia machista en El Bierzo. “Hace años decir que eras feminista era ponerte una etiqueta casi de libertina, de loca, incluso tu pareja te lo recriminaba”. Las cosas han cambiado, la histórica manifestación del pasado 8 de marzo sacó a la calle a miles de personas que clamaron por la igualdad en todos los ámbitos. Ahora, dice “ya no hay vuelta atrás, aunque podemos encontrarnos con personas que pongan palos en las ruedas”. “Hay un feminismo y dentro de él muchas maneras de luchar, a mí me gusta luchar con la palabra, me parece que el lenguaje nos define”.

La familia de Ana PIlar al completo. Foto para la consideración de familia numerosa.

Ana Pilar sentada en las rodillas de su padre, Pedro, y acompañada por su madre, hermanos, abuela materna, y una prima sevillana. Ana Pilar también tiene raíces andaluzas y es una tierra a la que también se siente muy cercana.

Ana Pilar Rodríguez (primera en la fila de abajo por la derecha) con trece años con el equipo de baloncesto de Las Concepcionistas, junto a sus compañeras y la entrenadora, Gelines, esposa del recordado entrenador de halterofilia José Luis Sáez

Ana Pilar en Tineo representando a la emisora de radio Antena Occidente en un evento para recaudar fondos.

Ana Pilar con 25 años acompañada de su amiga Cuqui, su hija Edith y su perra Shiva.

Ana Pilar con todas las mujeres de su familia. Su bisabuela en el cuadro, su madre (con la foto de su abuela en la mano), su hermana Mari Carmen, y sus hijas Sara y Edith.

En la histórica manifestación del 8M del 2018 en Ponferrada con sus hijas Sara y Edith.

Ana Pilar Rodríguez frente al centro Alzheimer Bierzo, del que es directora

Ana Pilar Rodríguez