Carlos Fidalgo tuvo que “pelearse con alguien” para disponer de más páginas para uno de esos reportajes que se salen de la agenda diaria de los medios en El Bierzo; Antonio García Encinas tuvo que esperar a un cambio de tornas en su periódico para hacer hueco a una serie de publicaciones que lograron incluir una perspectiva de género en el Plan General de Ordenación Urbana de Valladolid; Olga Rodríguez tuvo que enfrentarse a quienes desde España pretendían que se pusiera delante de una cámara para leer un teletipo recién llegada a un aeropuerto en vez de esperar a relatar sobre el terreno un conflicto en un país lejano.

Mesa redonda del curso de verano en la UNED. De izquierda a derecha, Julio Montes, Macarena Berlín, Olga Rodríguez, Sergio del Molino y Carlos Fidalgo
¿Ser el primero o ser el mejor en contarlo? Hay medios de comunicación, cada vez más, que privilegian la primera opción. El curso de verano ‘Periodismo narrativo en tiempos de noticias falsas. De lo universal a lo local. Voces de mujer’ quiso dar cancha a la segunda la pasada semana en el Centro Asociado de la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia) en Ponferrada. Empezó por hacerlo recurriendo a quienes han puesto aliento literario a su ejercicio periodístico. ¿Cómo narrar el efecto de la primera bomba nuclear en la empleada de la biblioteca de una fábrica de estaño al desplomarse una estantería? “En el primer momento de la era atómica, un ser humano fue aplastado por libros”, escribió John Hersey en la crónica recogida en el libro ‘Hiroshima’. Hasta un desastre puede describirse con belleza. Puro periodismo narrativo.
Muchas veces la diferencia está en el enfoque. Antonio García Encinas no puede ponerse en la piel de una mujer. Pero pidió ayuda y dio con la clave con una cadena de whatsapps que se acabó viralizando hasta elaborar un mapa de los lugares de Valladolid que las mujeres prefieren rodear a transitar. La serie de contenidos se popularizó con el nombre de ‘Los espacios del miedo’ en ‘El Norte de Castilla’. Ganó el Premio Cossío, se replicó en otras cabeceras y se incluyó en el Plan de Urbanismo. “Es lo más grande que me ha pasado”, dijo García Encinas, que también ha aprovechado el papel para tirar de las orejas a los conductores que aparcan en plazas reservadas o a padres que avergüenzan a sus hijos cada fin de semana en campos de deporte base. Pura pasión por el oficio.
“Contestar al por qué es lo que distingue al periodismo de un juego de niños”, dice la periodista Olga Rodríguez antes de advertir de que “en la equidistancia, se da credibilidad a mentiras”
Otras veces hay que poner las luces largas para llegar hasta zonas calientes del mapa. Las redes de corresponsales y enviados especiales de antaño se han reducido al mínimo bajo el pretexto de la crisis económica. “Pero informar no es caro”, contrapuso Olga Rodríguez, periodista especializada en información internacional y cofundadora de eldiario.es que dejó varias sentencias que convendría reproducir en redacciones y consejos de administración de medios en los que ha entrado el poder financiero: “Contestar al por qué es lo que distingue al periodismo de un juego de niños”, “en la equidistancia, se da credibilidad a mentiras” y “muchas veces es más importante lo que no se cuenta”. Cubriendo la Guerra de Irak en 2003, Rodríguez comprobó cómo se puede escenificar una invasión en función de la cobertura periodística y cómo una cobertura periodística puede molestar a una invasión hasta ponerla en la diana. Lo sabe bien porque esquivó por un golpe de suerte la muerte en el Hotel Palestina a escasos metros del cámara de televisión José Couso. Pura lección de dignidad.
En otras ocasiones el secreto es revolucionar el enfoque. Y hacer noticias cuestionando la veracidad de las noticias. De eso se encarga el portal maldita.es, que bucea en un mar de desinformación. Internet ha roto los formatos clásicos y cualquier espacio puede disfrazarse de informativo. ¿Pero son tan importantes los medios de comunicación? “La realidad es que no se necesitan. Trump los ataca”, se preguntó y se contestó su cofundador Julio Montes, para quien se está sobredimensionando la importancia de una red social como Twitter “en la que ya sólo están políticos, periodistas y lobbies”. “Colaboración y comunidad serán dos palabras importantes en el futuro”. Palabra de Julio Montes.
“En ‘Hablar por hablar’ aprendí que el vulnerable tiene mucho que decir. Y hay que darle espacio”, señala Macarena Berlín, que aportó una perspectiva de género: “A nosotras no se nos permite ser mediocres”
Poner el foco en un problema social y darle un nombre fue el secreto del periodista y escritor Sergio del Molino. La España vacía se ha incorporado a los discursos a la espera de hacerlo de verdad a las agendas políticas. “Los medios han perdido capacidad editorial; se han rendido muy pronto en la guerra por marcar la agenda”, dijo en una de las capitales de esta parte del país que se desangra demográficamente vestida de templaria ahora que el turismo se dispensa como receta: “Pero el turismo es un gran depredador de comunidades. Convierte la comunidad en un decorado. Lo peor que le puede pasar a una iniciativa turística es que funcione”. Palabra de Sergio del Molino.
La perspectiva es inevitablemente de género cuando, apenas pasada la veintena, superas un casting y te expones a millones de espectadores al otro lado de la cámara. “Te vamos a coger porque nos hace falta una simpática”, le dijeron a Macarena Berlín. “Te hemos cogido, pero tienes que engordar un poco”, le conminaron después. El peso era el de la palabra cuando se puso al frente del ‘Hablar por hablar’ de la SER y el protagonista era el vecino del quinto. “Allí aprendí que el vulnerable tiene mucho que decir. Y hay que darle espacio”, dijo Berlín. “A nosotras no se nos permite ser mediocres”, concluyó en la primera parte del espacio dedicado a ‘Voces de mujer’.
“Nos han bombardeado con ideas con apariencia de verdad sin dotarnos de herramientas para saber si lo era”, alertó Espido Freire sobre esta era de la desinformación y las fake news
“A nosotras no se nos permite ser mediocres…, pero tampoco ser brillantes”, completó en la conferencia que cerró el curso la escritora Espido Freire, una niña prodigio que fue la más joven en ganar el Premio Planeta, pero también de las primeras en reconocer que había padecido bulimia en su adolescencia. Freire ha tanteado la cara más amable del periodismo, la de entrevistas, reportajes y columnas de opinión con su firma, pero también sufrido al otro lado la tiranía de los titulares: “Me la siguen jugando en las entrevistas. Soy carne de clickbait”. ¿Cómo debe navegar el periodista y la audiencia en la era de las noticias falsas? “Pocas veces he visto a gente cercana sufrir tanto como cuando se ven forzados a manipular”, reconoció. “Nos han bombardeado con ideas con apariencia de verdad sin dotarnos de herramientas para saber si lo era”, añadió.
“Tan importante es el comienzo como el final”, había dicho en el arranque del curso de verano el periodista y escritor berciano Carlos Fidalgo, el alma mater de una mesa redonda al respecto en mayo y de esta iniciativa con vocación de continuidad, un aldabonazo para redacciones cada vez más exiguas en las que hay que estirar la jornada para abordar lo importante tras haber despachado lo urgente. Y así se puede cada cierto tiempo explorar y aclarar episodios tan difusos como un supuesto atentado contra Franco en Ponferrada en un reportaje de gran formato, al tiempo que se transita con éxito por la literatura con obras como ‘Septiembre negro’, sobre las zonas oscuras del olimpismo. “El marcador electrónico no estaba preparado para la perfección. Nadia Comaneci tampoco…”, comienza el relato sobre el ‘10’ de la gimnasta en los Juegos de Montreal 1976 para, en poco más tiempo del invertido en uno de aquellos geniales ejercicios, relatar su calvario posterior hasta concluir con un “… Nadia, repito, saludó a los espectadores del pabellón olímpico de Montreal, dio unos saltitos de alegría y se despidió para siempre de su momento perfecto”.