Hay autores que son imprescindibles para una ciudad, para un territorio. Escritores que se manejan con soltura en los más diversos géneros y que con su actividad cultural enriquecen el territorio donde viven, que son memoria viva del mismo. Es el caso del berciano José Cruz Vega Alonso, que ha desarrollado una intensa labor cultural que abarca el teatro, la novela, la investigación histórica, la crónica periodística y, por supuesto, la enseñanza —su dedicación profesional— y la dirección teatral. Desde que publicara la Historia de la Sociedad Deportiva Ponferradina en 1994 ha ido sacando a la luz diversos libros que en conjunto representan una verdadera memoria colectiva de Ponferrada y del Bierzo. Así, publica Teatro Bergidum. Candilejas y sombras (1998), Teatro de Ponferrada (1998), Tres teatros para La Puebla (2000), Una historia en azul (2003), Ponferrada. Dos décadas de recuerdos (un tomo en 2017 y el segundo en 2019), Cien días de Ponferrada (2008), El candado y otros relatos (2010), Bajo las aguas del Sil (2012, en este caso con Elidio Rodríguez), La emigración andaluza en El Bierzo (2012), Once metros y once más (2014), Simplemente Lupi (2015), Nuestras ondas (2016, con Rafa Casas), Relatos de una guerra (2018) y El Cristín (2018).

Dos de las obras sobre Ponferrada de José Cruz Vega Alonso

Cada uno de los recuerdos de Cruz Vega está adornado con un sinfín de nombres, datos, fechas que asombran por su exactitud, como si el autor hubiera llevado un libro de anotaciones, un diario de cada uno de los días

Como se ve, se trata de un autor de extraordinaria fecundidad y gran capacidad de trabajo, cuyas inquietudes le han llevado por muy diversos caminos y que requeriría de muchas páginas para un estudio completo. Por ello, en esta ocasión, quiero concretar hablando de una de las obras que más me ha llamado la atención. Y son sus dos volúmenes sobre los recuerdos del autor centrados en Ponferrada y El Bierzo, editados entre el 2017 y el 2019, el primero por la Editorial Hontanar y el segundo en la modalidad de auto publicación y con ilustraciones de Ana María Sarmiento Torre. Son dos libros interesantísimos para cualquiera que quiera indagar en la Ponferrada de las décadas de los 40 a los 80. Cada uno de los recuerdos de Cruz Vega está adornado con un sinfín de nombres, datos, fechas que asombran por su exactitud, como si el autor hubiera llevado un libro de anotaciones, un diario de cada uno de los días. Es en esos detalles en los que se puede ver cómo era la vida en una Ponferrada que ya pasó, pero cuyos vestigios están en cada esquina, en cada rincón de nuestra querida ciudad, agazapados, esperando que los descubramos.

Algunos recuerdos son emocionalmente evocadores como el dedicado a ‘El último tren a Villablino’ sobre el Ponfeblino, el tren minero que unía Ponferrada con Villablino. El autor nos recuerda que fue el último tren en toda Europa Occidental que circulaba como tren a vapor de pasajeros y que desde todos los países del mundo se empezaba a notar un turismo incipiente y creciente de los aficionados al ferrocarril que el cierre de este medio de transporte truncó. Un tren que aún espera ahí, como un reclamo turístico sin parangón en Europa. El autor señala al final del capítulo que:

“[…] cuando cierro los ojos, lo veo perderse en la lejanía encabezado por la máquina de vapor”

Y sigue rememorando eventos que nos hablan de una Ponferrada más vivaz de lo que muchos creen. Y así nos recuerda aquellas olimpiadas del Bierzo que llegaron a ser conocidas en toda España. Fueron germen de muchos deportistas en El Bierzo y, como muchas otras iniciativas, se dejaron caer, finalmente, en el olvido. Y continúa el autor hablándonos de otro de los grandes problemas que siempre sufrió Ponferrada: el olvido cuando no la simple destrucción de su patrimonio histórico. Y así, recuerda el derribo de las ermitas del Sacramento y El Cristo. Pocas personas saben ahora del suceso acaecido entre los años 1501 y 1536 en Ponferrada; el robo de un objeto sagrado en la Iglesia de San Pedro y del milagro posterior de su aparición. Hoy en la ubicación de la antigua ermita, dentro del Colegio Público Peñalba, un sencillo monumento lo recuerda. Y siguen y siguen los relatos con los más variados temas, testimonios imprescindibles para comprender mejor Ponferrada y El Bierzo, una verdadera joya que acredita a José Cruz Vega como cronista por excelencia de Ponferrada.

El autor rememora eventos de una Ponferrada más vivaz de lo que muchos creen. Y así recuerda aquellas olimpiadas del Bierzo que llegaron a ser conocidas en toda España. Fueron germen de muchos deportistas

José Cruz Vega Alonso, en una tertulia radiofónica, otro de sus medios de expresión

Las dos décadas de recuerdos de José Cruz comprenden treinta y cinco capítulos en el primer tomo y treinta y dos en el segundo. Es verdadera intrahistoria, como diría Unamuno. Un anecdotario sin parangón escrito de manera amena que, absolutamente, recomiendo.

Manuel Ángel Morales Escudero es escritor