Es un tópico frecuente considerar que la ciencia ficción en España no ha tenido un gran desarrollo, que nuestra literatura es principalmente realista y que esa es precisamente la característica que nos diferencia del resto de tradiciones literarias europeas. Como en todos los tópicos, hay algo de verdad en este. Es verdad que la literatura española está impregnada de realismo, a veces excesivo, lo que la hace parecer cruda, dura, demasiado real. Es como si le faltara la fantasía que es el ingrediente de las grandes historias. Sin embargo, existe desde el principio de los tiempos en la literatura española una larga tradición por contar la pura especulación, la magia de la ensoñación. Una tradición que arranca ya en el undécimo cuento de El Conde Lucanor – como señala Yuri Kagarlitski– de Don Juan Manuel, en el que se ve un precedente de los viajes en el tiempo. Tradición que continúa con Cervantes con el viaje de Don Quijote a bordo de Clavileño, con la descripción del primer viaje a la luna en Somnium de Juan Maldonado ya en 1532, con el libro El anacronópete de Enrique Gaspar y Rimbau, que tiene el honor de ser el primer escritor que ya en 1887 introduce la máquina del tiempo en una novela , antes de que H.G. Wells la hiciera famosa en su conocida obra o ya en el siglo XX Agustín de Foxá, con cuentos geniales, entre los que destacaría uno de los mejores que se han escrito en España, Hans y los insectos, que el propio Umbral consideraba el mejor cuento escrito en el siglo XX en lengua española; y tantos otros que han sido injustamente olvidados cuando no despreciados por la literatura canónica, por equivocadas razones ideológicas sectarias y por un falso sentido de lo que debe ser la literatura.

La estructura y la técnica son similares a sus dos novelas anteriores. Se trata de ir componiendo un relato basado en correos electrónicos, diarios, llamadas telefónicas y, fundamentalmente, en base a los diálogos

Ruy Vega se inserta en esa rica tradición literaria. Es de los pocos que hacen ciencia ficción -que no ficción- en El Bierzo. Se atribuye a la ciencia ficción la introducción de un relato científico dentro de una obra literaria de forma que lo que ocurre es plausible dentro de las leyes de la física, la química o la biología. Es ciencia en cuanto que respeta esas reglas, pero es ficción porque va más allá e imagina un relato que se sale de lo habitual para entrar en el campo de lo fantástico. Ruy Vega lleva haciendo esto en sus otras dos novelas: Proyecto Dream y La señal. En Herederos del Universo utiliza la misma técnica que en las dos anteriores para contarnos la historia: un extraño paciente es atendido en un psiquiátrico. Poco a poco, se irá descubriendo que ese paciente esconde una misteriosa historia, una historia que envolverá a los personajes en una trama de intriga en la que se mezclan la NASA, la Agencia Espacial Europea, el Vaticano y que lleva al lector a preguntarse sobre el origen de la vida en la Tierra

Como digo, la estructura y la técnica son similares a sus dos novelas anteriores. Se trata de ir componiendo un relato basado en correos electrónicos, diarios, llamadas telefónicas y, fundamentalmente, en base a los diálogos. Recientemente, Ruy Vega me confesaba en un programa de televisión del Club Petronio su admiración por la obra de Bram Stoker, Drácula. Y destacaba en la misma la novedad que supuso la introducción de diferentes Diarios de los personajes con la intención de que fuera el lector quien hiciera su propia composición de la trama. Lo hizo antes Mary Shelley en la que se considera la primera obra de ciencia ficción, su Frankenstein o el moderno Prometeo (1818). Ruy Vega utiliza esta misma técnica, pero va más allá, complementándola con un largo elenco de recursos que asemejan su novela a un guión cinematográfico. Se nota la admiración del autor por el séptimo arte. La novela es una sucesión de escenas que hacen avanzar al lector en la acción trepidante. Gota a gota se van dejando caer pistas que conducen al lector hasta la aparición del elemento esencial en torno al cual gira todo. Esa capacidad de mantener el suspense hasta casi el final de la novela es un ejercicio difícil que Ruy Vega ha conseguido.

Junto a todo ello, merece destacarse otro aspecto de la obra. Y no es otro que la combinación de novela negra con la de ciencia ficción. Porque en la obra hay muchas situaciones escabrosas, violentas, que hacen que sean también las pasiones humanas las protagonistas. Fundamentalmente, el secreto y el poder que conlleva poseer la información en un mundo en el que ésta es ya la principal causa de los conflictos. La novela gira en torno a la verdad y el precio que se paga por conocerla. Los diferentes personajes se enfrentan al dilema al que todos nos enfrentamos: conocer la verdad y con ella la incertidumbre o dejarla pasar para vivir en una mentira que otorga también seguridad. Ese dilema también lo plantea Ruy Vega en esta novela y en sus obras anteriores.

Ruy Vega utiliza un largo elenco de recursos que asemejan su novela a un guión cinematográfico. Se nota la admiración del autor por el séptimo arte. La novela es una sucesión de escenas que hacen avanzar al lector

El autor utiliza el tiempo pasado e introduce el presente en párrafos sucesivos con la intención de darle mayor pulso narrativo. Creo que ha inaugurado una vía que ha resultado feliz a la vista de los resultados

Herederos del Universo no es, sin embargo, una simple continuación de sus predecesoras. El autor cultiva más la narración. Utiliza el tiempo pasado e introduce el presente en párrafos sucesivos con la intención de darle mayor pulso narrativo. Creo que ha inaugurado una vía que ha resultado feliz a la vista de los resultados.

Herederos del Universo es, por último, una obra que consolida en la narrativa del Bierzo una voz propia y original que es de esperar nos siga dando más alegrías en los próximos años. Estaremos atentos, como lectores, esperando una nueva e interesante historia del autor berciano.

Herederos del Universo se presenta este viernes 29 de noviembre a las 19.30 horas en la librería Casa del Libro del Centro Comercial El Rosal de Ponferrada

Manuel Ángel Morales Escudero es escritor