Trabajó en la oscuridad de la mina; y ahora disfruta de la luz de la naturaleza. Su territorio es una comarca que empezó a descubrir palmo a palmo gracias a las series de reportajes de pueblos del desaparecido semanario Bierzo 7. Para pasar del papel a la realidad y dejar testimonio gráfico se compró una cámara de fotos, tiró millas y empezó a retratar el paisaje y el paisanaje de una tierra que se pone especialmente guapa en otoño, una estación que a la que pasa revista Julián Rodríguez Asensio en esta serie.

Cabaña en el Carqueixal, Burbia, Vega de Espinareda

Mosteirós, Barjas

Las Médulas
Otoño es una fiesta de colores en El Bierzo. “La clave es la luz. Me pongo histérico porque cambia cada cinco minutos”, dice Rodríguez Asensio, acostumbrado a esperar por ese momento único al amanecer, entre las brumas o incluso lloviendo. “En verano apenas salgo”, confiesa tras hacer una selección que marca un recorrido de casi veinte años desde la instantánea de una señora ‘pañando’ castañas en Mosteirós (Barjas). La favorita se llama Camino de Otoño, se localiza en una curva en el camino de Primout (Páramo del Sil) y tuvo premio, uno de los muchos que ha cosechado en los últimos años y cuyo importe invierte en comprar material para seguir alimentando una pasión que ha sido también válvula de escape tras prejubilarse.
“La clave del Bierzo en otoño es la luz. Me pongo histérico porque cambia cada cinco minutos”, dice Julián Rodríguez Asensio, que se compró una cámara cuando empezó a recorrer los pueblos de la comarca
Natural de Valencia de Alcántara (Cáceres), con apenas tres meses de edad se vino para Matarrosa del Sil (Toreno), donde se recuerda de niño como monaguillo de Javier Rodríguez Sotuela. Trabajó desde los 18 años en Antracitas de Fabero hasta la prejubilación, tras la cual se asentó en Ponferrada. Ahora reivindica al fotógrafo aficionado. “El profesional vive de eso y va más deprisa. El aficionado tiene más tiempo y es más selectivo”, contrasta con el recuerdo de fotografías perdidas en los pueblos por el miedo de su mujer a los perros. ¿Una asignatura pendiente? “Quiero ir a un sitio de Arnado (Oencia) por el Camino del Rebolo”, nos dice por teléfono desde Burbia tras hablarnos de los cafés en la cantina de Villar de Acero con la incombustible Rosario o de las ganas de volver a ver a Gaztelu en Tejeira, ambos en el municipio de Villafranca. Y es que El Bierzo en otoño es interminable.

Imagen de otoño en Candín

San Esteban de Valdueza, Ponferrada

El Lago de Carucedo

San Pedro Mallo, Toreno

Bosque en Salentinos, Páramo del Sil

Tejeira, Villafranca del Bierzo

Amanecer en El Bierzo

Las Médulas

Telaraña de rocío en la zona del río en Ponferrada

Bosque en Salientes, Palacios del Sil

Castaños en Cabarcos, Sobrado

Ermita en la Campa de Santiago, Colinas del Campo de Martín Moro, Igüeña

Rincón con casa y fuente en Villar de Otero, Vega de Espinareda

Seta en castaño en Santa Leocadia, Toreno

Primout, Páramo del Sil

Hayedo de Busmayor, Barjas

Colinas del Campo de Martín Moro, Igüeña

Paso del río Oza por Peñalba de Santiago, Ponferrada

Busmayor, Barjas

Bosque de castaños en Oencia

Cascada en el Hayedo de Busmayor, Barjas

Sorbeira, Candín

Julián Rodríguez Asensio, en el bosque Azureira, en Burbia, Vega de Espinareda