A pie, en bici o en coche, pero siempre con la cámara de fotos bajo el brazo, Isidro Canóniga ha recorrido “repetida e incansablemente” cada rincón de una geografía prodigiosa desde que, a los 14 años de edad, empezara a salir a pisar el terreno con la desparecida Peña Montañeros del Cúa de Cacabelos. El oficio le venía en los genes por su padre homónimo hasta dedicarse desde los 22 y durante años a la fotografía social. Pero su pasión se escondía en una naturaleza cambiante que le hace disfrutar en invierno también de su afición a los deportes de montaña en El Bierzo (o Vierzo en sus pies de foto como nota reivindicativa de los tiempos de provincia en el siglo XIX).

Almendros de Lombillo y Montes Aquilianos / Isidro Canóniga

Tejo y ermita de San Cristóbal de Valdueza / Isidro Canóniga

Bosque del Alto Sil / Isidro Canóniga
La primavera es, desde siempre, cómplice de la cámara; el verano “casi está descartado” y reducido a insectos y flores; el otoño, aunque esplendoroso, “ya está muy triturado”. “Me cautiva más ahora el invierno”, confiesa Isidro Canóniga, sobre una estación que “engrandece la montaña”, que juega con “la desnudez de los árboles”, que eleva a obra de arte la niebla, las heladas y la nieve y que reduce la gama cromática prácticamente al blanco y negro.
El otoño, aunque esplendoroso, “ya está muy triturado”. “Me cautiva más ahora el invierno”, confiesa Isidro Canóniga, sobre una estación que “engrandece la montaña”
El blanco y negro fue precisamente el tono de una fotografía de Ancares que sirvió hace un par de años de imagen a las celebraciones del Día Forestal Mundial en Ponferrada. La asociación de ideas va más allá con la nieve que funde un icono berciano tan representativo como el tejo y la ermita de San Cristóbal de Valdueza, lograda el mismo día del tsunami de 2004 en Indonesia. Al paisaje se une también una nota de costumbrismo con el mondongo en casa de su vecino Eduardo en Cacabelos, una foto que huele a matanza. ¿Se nota el cambio climático? “Se nota en la discontinuidad. Antes la nieve duraba más. Ahora es más discontinua”, responde dispuesto a seguir recorriendo palmo a palmo su “círculo de confort”. “Salgo a maravillarme cada año”, añade. Y el resultado es así de maravilloso.

Campo de la Pesca. Nacimiento del río Cúa. Fornela / Isidro Canóniga

Castillo de Cornatel y Peñas de Ferradillo / Isidro Canóniga

Castro de Chano, Fornela / Isidro Canóniga

Castañeiro A Cavana. Pobladura de Somoza / Isidro Canóniga

Gualtón. Carracedo de Compludo / Isidro Canóniga

Hoja de roble / Isidro Canóniga

Hornija y Peña do Seo / Isidro Canóniga

Lagunas de Fasgueo / Isidro Canóniga

Matanza en casa de Eduardo, en Cacabelos / Isidro Canóniga

Médulas / Isidro Canóniga

Mar de niebla desde el repetidor de Corullón / Isidro Canóniga

La olla del Vierzo y los Montes Aquilianos / Isidro Canóniga

Pico Catoute en la Sierra de Gistredo / Isidro Canóniga

Ponferrada y Sierra de Ancares / Isidro Canóniga

Primeras nieves / Isidro Canóniga

Rodezno de Molino de Salentinos / Isidro Canóniga

Sierra de Ancares y Fornela. Reserva de la Biosfera / Isidro Canóniga

Isidro Canóniga, entre la nieve, en Babia