Con alpargatas, camisa de cuadros y una gran sonrisa, es el foráneo el que nos indica dónde aparcar en Ozuela (no es tarea fácil). “Ha hecho un día maravilloso para ir a las Médulas”, dice. Con las montañas de frente y la lluvia amenazando nos sentamos en el atrio de la iglesia para hablar de todo un poco. Subimos en cuanto el periodista berciano Toño Criado nos avisó de su presencia en la comarca, “no sé si os encajará pero tiene una historia muy interesante”. Esteban Díaz-Maroto formó parte de la primera corporación municipal democrática en el ayuntamiento madrileño tras la dictadura, trabajó codo a codo con Tierno Galván, fue, y es probable que lo siga siendo aunque no lo hemos comprobado, el concejal más joven de la democracia. Juerguista confeso, “siempre me ha gustado salir de noche”, ocupó titulares por su apoyo a la legalización de las drogas blandas como medio para regular su consumo, y ahora está aquí, a cientos de kilómetros de su Madrid natal y rodeado de castaños en su primera salida a la vida tras el confinamiento. Se le ve feliz, así que parece que ha escogido una opción ganadora ahora que tan de moda está publicitar el turismo local.

Esteban Díaz-Maroto detrás de Tierno y con bigote. “Me lo dejé porque estaba cansado de que me dijeran que parecía muy joven”

Esteban estudió Ciencias políticas y Sociología y su primer trabajo “de verdad” tras la carrera fue como concejal de Juventud tras las elecciones municipales celebradas en abril de 1979. Tenía 25 años. “Siempre me he acordado de algo que me dijo Joaquín Leguina, que en ese momento era concejal de Hacienda: mira Esteban, búscate un trabajo, vive de tu trabajo, y luego si quieres dedícate a la política”. Parece que le hizo caso porque esa fue la primera y la última vez que se le pudo llamar político “aunque algo queda, como en quien de pequeño han jugado al fútbol”. “No fue un camino de rosas”, afirma, y le creemos, “convivieron la convulsión política, la explosión cultural, la plaga de la heroína que no sabíamos cómo abordar y, a partir del 83, el sida”. Un país y un Madrid de contrastes. “Tal vez los años de Suárez hayan sido los de mayor libertad. ¿Os acordáis de la canción ‘me gusta ser una zorra’ o de las primeras películas de Almodovar? Ahora no se podrían hacer por esta maquinaria de lo políticamente correcto”.

“El objetivo era ser libre, nadie olvidaba que solo dos meses antes de morir Franco había mandado fusilar a cinco personas”

En cuanto a Tierno, dice, “sabía recoger el espíritu de la época. Un año organizamos un concierto en el Retiro y los días previos hubo mucho enfado entre los vendedores ambulantes porque no se les dejaba ponerse. Fue Tierno a hablar con ellos y yo también, como concejal del distrito. Cuando se dirigió a ellos comenzaron a abuchearnos y hasta nos lanzaron una botella de ginebra llena”, recuerda, “en cinco minutos ya le estaban aplaudiendo. Tenía una retranca de muchísimo cuidado y se metía a la gente en el bolsillo, hasta a los de derechas. Tierno sabía lo que quería la gente”. Y entre nostálgicos del régimen y asustados por lo que depararía el futuro, la juventud quería divertirse. ¿Fue banal ‘la movida’ que pareció olvidar de dónde veníamos? “En aquel tiempo divertirse era revolucionario, y ahora también. El objetivo era ser libre, nadie olvidaba que solo dos meses antes de morir Franco había mandado fusilar a cinco personas”.

Madrid fue una vanguardia, se hicieron exposiciones en el Matadero, florecieron los cineastas, los músicos, las expresiones culturales de todo tipo. Y llegó el debate acerca de las drogas. “Me hicieron una entrevista en Diario 16 y cuando ya había terminado de soltar mi rollo político me preguntaron mi opinión sobre la legalización. Les dije que sí estaba de acuerdo pero que no lo pusieran en el texto”. Pecó de inocente porque algo tan suculento ocupó titulares. “Después me dedicaron una página en el Alcázar diciendo más o menos que yo era un agente del comunismo internacional que venía a pervertir a la juventud para que se drogara”.

No podemos despedirnos sin una última pregunta. “Sí, el nivel de los políticos culturalmente era superior en aquel momento”. Quedan cuestiones en el tintero, claro, pero las dejamos para un próximo encuentro. A él aún le quedan unos días para descubrir del Bierzo. Y volverá seguro.

Esteban Díaz-Maroto

Foto que Tierno Galván dedicó a Esteban Díaz-Maroto

Esteban Díaz-Maroto

Esteban Díaz-Maroto bautizó el Paseo de John Lennon en Madrid

Esteban Díaz-Maroto en Ozuela