“Me gustaría jubilarme en este trabajo pero no tengo referencias, no sé si unos padres dejarían a su bebé con un hombre de sesenta años”. Así responde Víctor Ruisánchez Ossorio, él único educador que trabaja en las escuelas infantiles municipales de Ponferrada, a la pregunta de cómo afronta el desarrollo de su vida profesional en un trabajo históricamente considerado ‘cosa de mujeres’. Parece increíble, sí, pero las cifras hablan por sí solas. “En diez años trabajando solo he coincidido con otro chico, este año, que entró a cubrir una baja de 10 días”. En España, más del 90% de los educadores infantiles son mujeres, tendencia que se invierte en la educación superior, donde más del 50% del profesorado es masculino. Estos datos vienen a reforzar la idea, ampliamente aceptada, de que el cuidado corresponde a las mujeres. “Yo creo que hay hombres que ni se atreven”, dice Ruisánchez. Extrovertido, amable y creativo, este joven habla con pasión de una labor que “te atrapa”.

Víctor Ruisánchez Ossorio

Natural de Ponferrada, “aunque también de Priaranza y un cuarto asturiano”, Víctor Ruisánchez recuerda bien su primer día en el colegio Navaliegos. “Nos presentaron con un cuento en diapositivas”. Una bienvenida que consiguió captar su atención. Amante del deporte y de la música, jugó con los juveniles de Columbrianos, compitió con la Escuela de Natación de Ponferrada y toca la gaita desde los 16 años; acabó el instituto en el Álvaro de Mendaña y se mudó a Zamora para cursar Técnico en Educación Infantil. “En Zamora solo éramos dos chicos en clase”. Más tarde volvió a cambiar de ciudad, esta vez a Oviedo para estudiar Magisterio, “pero antes de terminar me llamaron para trabajar en Ponferrada y yo siempre esperé hacer mi vida aquí, soy un enamorado del Bierzo”. Ese amor por la tierra es el mismo que les transmite a los niños cada día. “El primer paso es conocer lo que tienes a tu alrededor, les enseño cosas de su entorno, la fauna, las fiestas, el vocabulario”, explica.

“Si un niño viene más triste un día intento que todos lo abracen, el abrazo es la mejor medicina”

“Cada año me gusta más esta profesión, el cariño que recibo por parte de los niños y de los padres, es un trabajo que me ha hecho muy feliz”. Aunque reconoce que al principio “sí que se sorprendían al verme, un chico con mis pintas y con estas barbas choca” ríe, Ponferrada es una ciudad pequeña donde, tras diez años, todo el mundo te conoce. La vocación puede más que cualquier prejuicio. “Siempre me atrajo la docencia y quería empezar de cero, es una edad muy importante”. A pesar de todo cree que su labor y la de sus compañeras está poco considerada. “Los niños no van a la guardería, no guardamos, somos una escuela, hacemos una programación”. Víctor utiliza todos sus recursos para captar la atención de los niños, la música, el teatro, los juegos “y siempre llevo una nariz de payaso, si te hacen reír quieres estar con esa persona”.

Hay dos cosas que Víctor ha aprendido en la última década, que todos formamos parte de la educación y que cada niños tiene sus plazos, “hay que observarlos y celebrar cada pequeño triunfo”. Él escucha sus primeras palabras y les ayuda a dar sus primeros pasos. “Intento que se ayuden entre ellos, que entiendan que todos somos iguales, que colaboren, y si uno viene más triste un día que todos lo abracen, el abrazo es la mejor medicina”.

Víctor Ruisánchez en los Carnavales de Ponferrada del año 1987

Víctor Ruisánchez con el grupo de música berciano Fraguel Folk

Ruisánchez (centro), ganador del primer premio del concurso de fotografía ‘Descubriendo Priaranza’ en 2017

Debut con la Banda de Gaitas Castro Bergidum en Villaviciosa (Asturies) 2016

Ruisánchez dando clase en la Escuela Municipal Infantil Camino de Santiago de Ponferrada en el año 2016

Con las compañeras y compañero de estudios del modulo de Grado superior de Técnico en Educación Infantil de Zamora año 2003

Castañero en la celebración del magosto 2018 en la Escuela Infantil municipal Mago Chalupa de Ponferrada

Actuación con la formación berciana La Bandina Los Fuérganos