Muchos años antes de que se pusiera en marcha la red de asistencia a la mujer, el colegio fundado en El Bierzo por las Hermanas de la Misericordia ya daba cobijo y protección a todas las que llegaban a sus puertas empujadas por la desesperación y la falta de recursos. Víctimas de la violencia machista, en situación de vulnerabilidad, mujeres que en algunos casos habían vivido situaciones dramáticas en sus hogares desde la infancia, abusos y humillaciones, muchas de ellas embarazadas o con menores a su cargo. Llegan con la autoestima por los suelos, asustadas, con miedo. “Luchamos para que consigan confiar en alguien, vienen con una gran desconfianza porque siempre las han traicionado, queremos que sepan que no están solas”, sostiene Sor Marie Paul, directora del hogar de acogida.

Laura María da clases de manualidades y de informática en la casa

La casa, en sus orígenes un colegio, fue más tarde residencia de estudiantes y guardería. La evolución social llevó a la orden a replantearse su labor y en 1986 inició la actividad que continúa hasta nuestros días. Marie Paul llegó a la comarca desde Francia, donde trabajaba como enfermera en el hospital penitenciario de Fresnes, en el año 2000. Desde entonces, su dedicación ha sido objeto de reconocimientos como el premio Mujer 2004, de la Asociación de Mujeres Progresistas, el premio ‘Reyes Magos’ 2015, de distintas asociaciones y oenegés bercianas; o el premio ‘Servir 2015, otorgado por el Club Rotary Bierzo.

La única casa en la comarca que forma parte de la red de asistencia a la mujer

La casa de acogida, hoy la única de la comarca que forma parte de la red de asistencia a la mujer víctima de maltrato o abandono familiar de la Junta de Castilla y León, atendió solo durante el 2018 en torno a treinta personas, entre mujeres y niños. “Las recibimos con cariño, arropándolas, como una familia”, explica la religiosa. “Si vienen con niños, lo primero es escolarizarlos y visitar al pediatra”. Además, tienen apoyo escolar personalizado con una pedagoga y numerosas actividades extraescolares. “Les enseñamos música, manualidades, teatro y también iniciación a la jardinería, plantan flores y tienen su propio semillero, hacemos muchas cosas con ellos”.

En cuanto a las mujeres, les proporcionan asesoramiento y herramientas para la formación y la búsqueda de empleo, además de atención psicológica. “Aquí siempre ha habido una psicóloga, desde 1986, antes contratada por nosotras y ahora por la Junta”, dice. La normativa establece que las mujeres pueden permanecer en la casa durante seis meses, prorrogables. Durante ese tiempo “intentamos estabilizarlas, que se formen, muchas no tienen el graduado escolar, si quieren las ayudamos a buscar piso de alquiler, las instalamos y ponemos muebles si no los tienen”.

Marie Paul es una mujer temperamental, en alguna ocasión han tenido “algún problema” con hombres que se acercaron a la casa, pero hasta el momento nada que no haya podido solucionar con una llamada o persiguiéndolos hasta la mitad del pueblo. Cree en el poder reparador del apoyo y del afecto. “Los momentos más gratificantes se dan cuando ves que salen adelante, si consigues establecer una confianza con ellas ya es un paso para hacerlo, el miedo te desequilibra”. Ellas seguirán con su labor hasta que por fin, un día, su trabajo deje de hacer falta.

Habitación doble en la casa de acogida para las mujeres que llegan con niños

Comedor

Sala de juegos habilitada para los niños

Sala de informática