“¡Pero qué vais a hacer aquí con lo bien que estáis en Madrid”, les dijeron. Y bien estaban, pero a medias. Encontrar trabajo, salir del pueblo, asentarse en una gran ciudad, conseguir un trabajo mejor, ganar dinero, ascender, Óscar y Luis cumplieron a rajatabla cada uno de los mandatos de eso que nos han vendido como éxito. Laboralmente les iba bien, tanto, que cualquier padre en su sano juicio presumiría orgulloso en la cola de la carnicería de lo alto que ha llegado su crío. “Pero cuando el viernes te preocupa lo poco que queda para que llegue el lunes, tienes un problema”, explica Óscar. Por eso comenzó a dedicar sus ratos libres a buscar casas en venta en El Bierzo y a decirle a su madre “cuando me jubile voy para allá”. La imagen iba tomando forma, preparó el terreno con tesón. “Le dije a Luis, me está pasando la vida por delante y no me estoy enterando”. Y no es que Luis no compartiera el hastío, pero la idea de Óscar no acababa de encajarle. “Mi primera frase cuando me dijo esto fue, ¿de verdad me estás diciendo que vamos a ir a abrir un bar a un pueblo de vacas? Pensaba que ya se le pasaría, yo también estaba hasta las narices, pero vamos, esto me parecía increíble”. No se le pasó. Y Sorbeda del Sil tiene ahora dos nuevos vecinos y un bar lleno de encanto que es un triunfo, para ellos y para una zona que lejos de estar muerta espera aún mucha parranda.

Terraza del Cara B en Sorbeda del Sil
Para comenzar por el principio, o casi, diremos que Óscar, que nació en Sorbeda pero se crio en Ponferrada, y Luis, natural de la capital berciana, se conocieron trabajando en el antiguo Continente. Uno lo hacía para Movistar y el otro para Vodafone, pero en ambos casos se trataba de empleos temporales en los que sin pretenderlo acabaron haciendo carrera. “Del principio recordamos aquellos móviles monocromo que solo servían para llamar, cuando llegaron los de color flipábamos”. La década nació con el objetivo de meternos a todos un móvil en el bolsillo y ellos demostraron dotes y talento en el sector de las telecomunicaciones. No lo decimos nosotros, lo pensaron los jefazos que pronto ascendieron a Luis a jefe de equipo de Castilla y León. Tras pasar en Valladolid cerca de cuatro años llega un nuevo ascenso. Se mudan a Madrid, Luis como coordinador de ventas en las grandes superficies de la comunidad con 200 personas a su cargo y Óscar dirigiendo el departamento de formación en la capital, Castilla y León y Castilla La Mancha.
“Me dije: voy a probar, a cambiar de sector. No salgas corriendo a lo loco, pero no, la verdad es que había que salir”
Cierran la etapa de Movistar después de seis años y, de nuevo ambos, empiezan otra fase en Orange. Luis como supervisor de Madrid y sur de Castilla y León y Óscar liderando un proyecto piloto, el departamento de venta asistida dentro de El Corte Inglés. Un puesto que implicaba la gestión de la contratación, la organización de los turnos, la formación y, al principio, hasta de la facturación. “Llegó un momento en el que me di cuenta de que solo vivía para trabajar, nunca podía apagar el móvil. A veces salía a trabajar el lunes pensando que iba a dormir en casa y no volvía hasta el sábado. La gente me decía “¡qué bien, lo mucho que viajas!”, y sí, pero solo”. El estrés comenzaba a pasarles factura. La idea de dejarlo todo germina pero aún pasan cinco años más y otro cambio de empleo. “Me dije: voy a probar, a cambiar de sector. No salgas corriendo a lo loco, pero no, la verdad es que había que salir”.
El proyecto se concretó cuando surgió la oportunidad de comprar en Sorbeda, “habíamos mirado en más sitios pero nada nos convencía”. Ya estaba. Tenían la propiedad y sabían lo que querían hacer, el plan estaba en marcha, pero aun les quedaba lidiar con una pandemia mundial y “una serie de trabas burocráticas apabullantes con el Ayuntamiento de Páramo”. La falta de ayuda por parte de la administración y la desidia a la hora de agilizar el papeleo los pillaron por sorpresa. Y en marzo de 2020, a punto de inaugurar el bar en Semana Santa, confinan al país entero. “Me dije ¡madre la que he liado con la matraca que le he dado a este!”, recuerda Óscar.
Pero nunca llovió que no escampara y en marzo de 2021, con toques de queda y restricciones de aforo, Cara B abrió por fin al público. Un bar diferente con una decoración cuidada al detalle y un gran jardín con frutales y rosas para acoger desde música en directo hasta catas de vino. Una terraza que ya ha enamorado a media comarca, y solo porque la otra media aún no la conoce. Y ahora que “todo fue para bien”, el miedo de Luis se ha disipado y Óscar le ha quitado el volumen al móvil. “¿Quién va a subir hasta allí arriba?”, les decían, pero la gente sube, tanta, de hecho, que han incorporado hasta raciones de embutidos y quesos porque la bebida siempre abre el apetito.
Luis y Óscar, que ahora y después de un susto, ya tienen pala para quitar la nieve, cumplieron 21 años juntos el pasado noviembre y viven en Sorbeda la Cara B de su vida, una vuelta de tuerca que demuestra que, a veces, el éxito no es un chalé y un coche nuevo, sino que te apetezca salir de casa en tu día libre.

Luis y Óscar, caminando hacia delante.

Luis y Óscar delante de su Cara B en Sorbeda

El Cara B antes de las obras

El Cara B antes de las obras

Terraza del Cara B en Sorbeda

Bar Cara B en Sorbeda del Sil

Terraza del Cara B en Sorbeda