“Água e sabão”, repite Carmen Álvarez como un mantra. Ahora que también en esta parte del mundo llevamos meses escuchando la misma recomendación, ella conoce bien la importancia de memorizar una regla sencilla, un consejo que sirve para evitar que una herida se infecte, que un virus se propague o que una bacteria llegue a nuestro organismo a través de los alimentos ingeridos. De poco sirve un hospital bien equipado cuando la luz se corta constantemente, cuando faltan medicamentos, cuando no hay especialistas. De poco sirven los libros si no hay un maestro que enseñe a leerlos. No se cambia una sociedad si se atiende al anciano abandonado sin educar al niño para que entienda que la vejez no es contagiosa, solo un camino que con suerte recorremos todos. Es el problema de la cooperación internacional, que a veces se quiere empezar la casa por el tejado, o “se hacen las cosas de cara a la galería”. Tampoco es lo mismo cooperación que voluntariado, “el cooperante tiene una nómina que cubre unos riesgos que el voluntario no tiene que asumir”. Ella sabe de lo que habla después de casi once años al frente de Cooperación Bierzo Sur, una oenegé que centra su trabajo en el desarrollo de Santo Tomé y Príncipe, un lugar tan apabullantemente hermoso como difícil de ubicar en el mapa.

Voluntarios de Cooperación Bierzo Sur con locales de Santo Tomé y Príncipe

En 2010 y para colaborar como enfermera, Carmen viajó por primera vez al centro de la tierra sin tener demasiado claro a dónde iba. Y es que el segundo país más pequeño de África es un diminuto vergel perdido en la línea del ecuador “con las necesidades básicas por cubrir” y del que se quedó prendada al instante. Difícil no creer en el amor a primera vista. No había pasado un año cuando esta ponferradina regresó como fundadora y presidenta de Cooperación Bierzo Sur, asociación independiente y sin ánimo de lucro que en su origen iba a centrarse en la ayuda sanitaria, aunque pronto quedó claro que lo sanitario y lo social tenían que caminar de la mano. “Aquí más del cincuenta por ciento de la población sigue sin acceso al agua, las casas no tienen alcantarillado, hay niños que nacen en la selva y no están registrados, no hay un problema de desnutrición como en otros países del entorno, pero sí de malnutrición”.

“Hay gente que utiliza la cooperación para viajar y ver mundo, pero si te interesa el desarrollo de un lugar concreto, cuantas más veces vas, más lo conoces. Algo importantísimo para avanzar porque tienes que saber hasta dónde puedes llegar y lo que nunca puedes hacer”, explica. “A menudo tenemos que lidiar con pretensiones y elitismos” y con dos baremos diferentes e injustos, “vamos nosotros u otras asociaciones y nos ponen la alfombra roja, en cambio allí hay gente con buenas ideas a la que no hacen ni caso”. Comprender la idiosincrasia de cada lugar, de su funcionamiento y sus costumbres es clave. “Al principio no era consciente de la gran relevancia que debe tener la antropología en la ayuda humanitaria”. Carmen visita el país con toda la frecuencia que le permite su trabajo como enfermera y, desde 2011, ha viajado allí con más de 400 voluntarios de toda España. “Antes de ir, siempre les digo que si han visto ‘Españoles por el Mundo en Santo Tomé y Príncipe’ no hagan caso de nada, es el peor documento que he visto sobre el país, solo sacaron la parte bonita, la gente vip”.

Cooperación Bierzo Sur imparte en Santo Tomé y Príncipe formación sanitaria desde que comenzó su andadura

Aparte de la formación sanitaria constante que realizan allí, hay dos grandes proyectos de los que Carmen se encuentra especialmente orgullosa, un censo para registrar y poder atender a todos las personas que sufren cualquier tipo de discapacidad en el país, un arduo trabajo que tuvieron que realizar puerta por puerta, durante varios años y recorriendo cada rincón de las islas; y el intergeneracional llevado a cabo con niños y ancianos. “Cuando una persona a partir de los 50 años empieza a tener cualquier enfermedad relacionada con el sistema nervioso como parkinson o alzheimer, lo consideran embrujado, temen que infecte a los niños y lo echan de casa. Hay mucha gente mayor sola, viviendo en la calle y en un estado de salud lamentable”. Cooperación Bierzo Sur trabaja por un lado con estas personas, proporcionándoles asistencia y valoración sanitaria, y por otro con los niños, enseñándoles a través de juegos qué es el envejecimiento y cómo hay que cuidar a los ancianos. “Es una semillita. Posiblemente yo no lo veré, pero si se sigue haciendo habrá un cambio”. Ojalá no tarde.

Cooperación Bierzo Sur

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Carmen Álvarez con un grupo de voluntarios de Cooperación Bierzo Sur

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