Estudiantes corriendo delante de los grises, cantautores como Raimon y Serrat burlando la censura y enardeciendo los ánimos de una generación que no había vivido la guerra, pancartas en alto y pies ágiles esperando el momento en que hubiera que dispersarse, esa es para muchos la imagen de la lucha antifranquista. Pero hay otra. “Aquí”, explica el historiador Alejandro Martínez, “el antifranquista llevaba funda, galochas y boina”. Porque había muchas Españas y cada una batalló a su manera.
En el Bierzo no había población suficiente como para que una manifestación llamara la atención, pero contaba con algo más poderoso. Aunque aquí “no quedaran más que los sueldos mientras las riquezas se drenaban a otras zonas”, se necesitaban manos que se hundieran en la tierra en busca de la materia prima. Y esas manos podían pararse. Por eso en 1962 la ‘huelgona’, la huelga silenciosa o la del ‘no sé’, fue la primera que puso contra las cuerdas al régimen. Lo difícil es encontrar documentación y referencias a estos paros en la comarca, a pesar de que “en El Bierzo y Laciana los secundaron 20.000 personas”. Su importancia en estas tierras, el papel que desempeñaron las mujeres, la represión que sufrieron los mineros y sus familias, y los logros que se alcanzaron, son el tema de investigación del segundo libro del historiador berciano.

Alejandro Martínez, historiador, docente y escritor
“Si investigo es porque quiero saber”, dice Martínez. Estamos en su casa, en la parte más alta de Langre, localidad perteneciente a Berlanga del Bierzo. Con la estufa encendida y vistas a la montaña, hablamos sobre su próximo libro, la continuación de la publicación ‘De siervos a esclavos’, un estudio minucioso y exhaustivo sobre el primer siglo de historia de la minería en la cuenca de Fabero. El laboreo artesanal de los chamizos, la llegada masiva de trabajadores, el inicio del movimiento obrero y la aparición del campesino minero. Obra imprescindible para entender la coexistencia de dos mundos, el rápido crecimiento de una cuenca carente de comunicaciones y la llegada de una dictadura que convertiría a los trabajadores del carbón en mano de obra esclava sobre la que cimentar el desarrollo de un país en ruinas.
De siervos a esclavos termina en 1947 y su próximo libro comenzará con las huelgas masivas del 62. “La huelga simultánea más grande del franquismo”, fue en El Bierzo y Laciana “comparable con Asturias”. Alejandro Martínez utiliza los ratos libres que le deja su trabajo como profesor de historia en el IES Beatriz Ossorio de Fabero para buscar testimonios de la época y bucear en los archivos de la Biblioteca Nacional de España, de Radio Pirenaica (“era como el twitter de la época”) o en los informes del Sindicato Vertical. Teje así una historia que nunca se había contado. “Hay muchísimos papeles abandonados, no tenemos una universidad cerca que se haga cargo y la Comunidad es muy amplia. Tampoco tenemos, como en Asturias, asociaciones como la de Juan Muñiz Zapico, que investigan y recopilan muchísimo”.
“Igual que el carbón lo vehiculiza todo, su ausencia también lo hace”
Las huelgas del 62 traerían ciertas mejoras. “Las primeras Comisiones Obreras de Laciana consiguen que les autoricen hacer una asamblea democrática, la primera desde el 36. Así, el régimen tiene que saltarse su propia legalidad. Reclaman y logran también ambulatorios y becas para estudiar”. Pero los paros tienen otra consecuencia, “el franquismo criminaliza a los mineros, vanguardia de la lucha obrera en España”. De borrachos, pendencieros y poco menos que chusma a favorecidos y privilegiados, muchos cambios de imagen para menos de medio siglo.

Fichas del campo de trabajo de Fabero en la época franquista. Imagen cedida por Alejandro Martínez
“Igual que el carbón lo vehiculiza todo, su ausencia también lo hace”. ¿Tienen sus alumnos conocimiento de lo que supuso la minería en la zona? “Los chavales de primero de la ESO tienen la conciencia, pero es un poco como cuando a nosotros nos hablaban de la agricultura, del trabajo en el campo”. Desconcierto y distancia. “Con la minería se aplicó la parábola de la rana, si la metes en agua hirviendo salta, si la metes en agua tibia se va muriendo. El futuro del Bierzo solo puede pasar por una industria pública, aquí no va a venir nadie y en caso de que vengan, pasará lo que ha sucedido siempre, unos años y con la riqueza a otra parte”.

Recorte de prensa del ABC. Imagen cedida por Alenjandro Martínez