Fue en agosto, en un ático, en Madrid; con tres ventiladores, uno de ellos intentando que las gotas de sudor no emborronaran el trabajo, en una habitación. Así, con el reto de hacer a contrarreloj imágenes para la ‘Revista de Verano’ de El País, despegó la carrera como ilustrador de Luis F. Sanz, que quizá comenzó a trazarla de niño cuando en el colegio Espíritu Santo de Ponferrada era un habitual en los premios de dibujo. Luego se fue a León. Por desconocimiento, llegó tarde a los estudios de Bellas Artes en Salamanca, pero todavía a tiempo de vivir tiempos boyantes para las colaboraciones en prensa. Ahora lleva tiempo rescatando una pasión que comenzó a incubar en el instituto, el cómic, sin que resulte raro que en sus creaciones para múltiples soportes se acabe escondiendo una figura que remita a la comarca del Bierzo.

Luis F. Sanz, de niño, en el jardín de la Alameda de Villafranca del Bierzo

Luis F. Sanz, de niño, en el jardín de la Alameda de Villafranca del Bierzo

La pasión de Luis F. Sanz viene de lejos: “Desde pequeñito me gustaba dibujar. Pero en la educación se ve el dibujo como algo secundario cuando es fundamental en el desarrollo cognitivo”

Los padres de Luis Fernández Sanz vivían en Villafranca del Bierzo cuando vino al mundo en 1976. Aunque de inmediato se trasladaron a Ponferrada, la villa del Burbia era escenario habitual de fines de semana, vacaciones o festivos como Santo Tirso. Él se crio en el número 28 de la calle Ave María de la capital berciana, con el campo de la Minero Siderúrgica de Ponferrada como irremediable lugar de paso y de esparcimiento. Las figuras de Star Wars en el escaparate de la tienda de juguetes Chavales de la Avenida de la Puebla puede que fueran configurando su imaginario personal. Pero entonces lo más cercano era la fiesta de los helados del colegio de Las Alemanas, donde lo normal cada Navidad era que regresara a casa con un premio de dibujo, a veces en forma de una caja de acuarelas.

El dibujo era una pasión infantil que no acabó de encontrar traslación en los planes educativos. “Desde pequeñito me gustaba dibujar. Pero en la educación se ve el dibujo como algo secundario cuando es fundamental en el desarrollo cognitivo. Ahora la educación está más especializada hacia cuestiones más técnicas. Y es muy importante en la formación de la persona”, sentencia. Todavía era un niño cuando sus padres se trasladaron a León y su acento sonaba raro entre sus nuevos amigos en la capital de la provincia. Como descubrió tarde que había que hacer un examen de ingreso en Bellas Artes, estudió un par de años Biología en la Universidad de León hasta que se marchó a Salamanca. Andrés Herrero y Óscar de Paz sí supieron encauzar su vocación. Así que sintió que habían encajado las piezas cuando se matriculó en Bellas Artes.

Hay lecciones que vienen en los libros o surgen de las explicaciones de los profesores y otras que aprende uno mismo. A Luis F. Sanz le tocó formarse en plena transición de lo analógico a lo digital. “Allí tuve mi primer ordenador. Empecé a trastear con el Photoshop y nunca he dejado de hacerlo”, señala tratando de difuminar fronteras: “Las herramientas digitales imitan las posibilidades técnicas de los medios analógicos. Así que, si no sabes dibujar con lápices y pinceles, lo vas a tener a muy difícil”. Él se especializó en Diseño y Audiovisuales y encontró pronto trabajo como diseñador. “Pero yo quería aprender. Y no me importaba sacrificar un trabajo estable si no me aportaba un aprendizaje. Así que me tiré de cabeza al freelancismo”, cuenta. Y así, en los albores del nuevo siglo, empezó a llamar a puertas con una carpeta de dibujos bajo el brazo.

Recién terminados los estudios, consiguió un puesto como diseñador. “Pero yo quería aprender. Y no me importaba sacrificar un trabajo estable si no me aportaba un aprendizaje”, cuenta

Luis F. Sanz, recibiendo un premio de dibujo en el colegio Espíritu Santo de Ponferrada en 1981

Luis F. Sanz, recibiendo un premio de dibujo en el colegio Espíritu Santo de Ponferrada en 1981

Ilustración de Luis F. Sanz para El País

Ilustración de Luis F. Sanz para El País

Ilustración de Luis F. Sanz para Anaya

Ilustración de Luis F. Sanz para Anaya

El berciano fue encontrando hueco como ilustrador en medios de comunicación (a veces compatibilizando con trabajos varios a media jornada) todavía en tiempos de vacas gordas. Recuerda como una prueba de fuego aquellos tiempos de ilustración diaria para la ‘Revista de Verano’ de El País. “La edición cerraba a las siete y a veces a las cinco no tenía el texto. Aprendí a trabajar muy rápido”, apunta. ¿Cuáles eran las claves de aquel trabajo? “La sorpresa es importante. Hay que dar una bofetada al lector para llamar la atención. Y hay que ilustrar bien el tema. Me gustaba documentarme”, responde al relatar su paso por otras secciones coronado por imágenes de gran formato para las páginas de ‘Vida y artes’ resumidas en una exposición que hizo parada en León, Ponferrada y Villafranca del Bierzo.

“La sorpresa es importante. Hay que dar una bofetada al lector para llamar la atención”, dice sobre la ilustración en prensa recordando sus colaboraciones para la ‘Revista de Verano’ de El País

Luis F. Sanz, que no pudo compatibilizar aquellas labores con la oferta de aportar una ilustración semanal para el Cultural del ABC, sí puso su firma en otras publicaciones como Emprendedores, 20 Minutos o Rolling Stone, mientras alternaba esas tareas con otras como diseñador gráfico y maquetador. Con la crisis económica, buscó salidas en el mercado exterior. “Y ahora tengo más trabajo en el extranjero”, afirma sin dejar de lamentar que medios nacionales de referencia hayan sustituido ilustradores por bancos de imágenes mientras ha ido cayendo el peso de los viñetistas. Por el medio cursó un grado de Formación Profesional en Artes Gráficas, hizo un proyecto de humor gráfico y dio carrete a su afición por el cómic con un ojo siempre puesto en su tierra de origen. “He metido a Villafranca del Bierzo en cuentos de terror de Anaya”, dice quien también ha ilustrado en esta editorial a clásicos como José Zorrilla o Federico García Lorca con el convencimiento de que la comarca seguirá teniendo mucho hueco en sus creaciones.

Luis F. Sanz (segundo por la derecha en la segunda fila empezando por arriba), en el colegio Espíritu Santo de Ponferrada

Luis F. Sanz (segundo por la derecha en la segunda fila empezando por arriba), en el colegio Espíritu Santo de Ponferrada

Luis F. Sanz (tercero por la izquierda en la segunda fila empezando por arriba), cursando tercero de EGB en el colegio Espíritu Santo de Ponferrada

Luis F. Sanz (tercero por la izquierda en la segunda fila empezando por arriba), cursando tercero de EGB en el colegio Espíritu Santo de Ponferrada

Ilustración de Luis F. Sanz para El País

Ilustración de Luis F. Sanz para El País

Ilustración de Luis F. Sanz para El País

Ilustración de Luis F. Sanz para El País

Ilustración de Luis F. Sanz para El País

Ilustración de Luis F. Sanz para El País

Ilustración de Luis F. Sanz para 20 Minutos

Ilustración de Luis F. Sanz para 20 Minutos

Ilustración de Luis F. Sanz para 20 Minutos

Ilustración de Luis F. Sanz para 20 Minutos

Ilustración de Luis F. Sanz para 20 Minutos

Ilustración de Luis F. Sanz para 20 Minutos

Ilustración de Luis F. Sanz para Anaya

Ilustración de Luis F. Sanz para Anaya

Ilustración de Luis F. Sanz para Anaya

Ilustración de Luis F. Sanz para Anaya

Ilustración de Luis F. Sanz para Anaya

Ilustración de Luis F. Sanz para Anaya

Ilustración de Luis F. Sanz para Osprey Games

Ilustración de Luis F. Sanz para Osprey Games

Ilustración de Luis F. Sanz para Osprey Games

Ilustración de Luis F. Sanz para Osprey Games

Ilustración de Luis F. Sanz para Osprey Games

Ilustración de Luis F. Sanz para Osprey Games

Ilustración de Luis F. Sanz para Osprey Games

Ilustración de Luis F. Sanz para Osprey Games

Cubierta del cómic 'Una conversación', de Luis F. Sanz

Cubierta del cómic ‘Una conversación’, de Luis F. Sanz

Luis F. Sanz, en una imagen reciente en León

Luis F. Sanz, en una imagen reciente en León