“La naturaleza es una buena fuente de inspiración para crear”, dice Liuby Hernández, y de eso en El Bierzo estamos servidos. El paisaje cambiante de la comarca se ha convertido en musa de esta artista cubana afincada en Villadepalos. Con pasión intenta explicarnos la metodología de una labor precisa y meticulosa a la que ha dedicado una vida de aprendizaje. Una técnica completamente artesanal con tendencia al olvido en un mundo que cada vez valora menos la originalidad y la calidad del trabajo bien hecho. “Tienes que pensar al revés, es el efecto espejo”. En su taller encontramos prensas, rodillos, maderas, gubias y tintas, todo lo necesario para crear colografías y xilografías, sus preferidas.

Liuby con sus compañeras en la Academia de Arte de Bayamo, en Cuba

Liuby nació en Guisa, en la provincia de Granma, la Sierra Maestra que vio nacer el movimiento revolucionario, una tierra agrícola, cafetera y tabacalera a más de ochocientos kilómetros de La Habana. Con 14 años se trasladó a Bayamo para estudiar cuatro años en la Academia de Artes Plásticas antes de hacer la prueba de admisión para la universidad. Aunque la enseñanza es gratuita, “es muy difícil llegar a ese nivel procediendo de una familia sin recursos, como es mi caso”, dice. En 2013 terminó su licenciatura en Bellas Artes por la ISA (Instituto Superior de Arte) como una de las mejores de su promoción. Especializada en grabados, la enfermedad de su madre fue el punto de partida de su tesis ‘Células’, gracias a la que fue elegida para un intercambio cultural entre la Universidad de La Habana y el Ayuntamiento de Balboa.

“Si no tienes  un nombre o alguien que te respalde es imposible vivir del arte”

Recaló así en El Bierzo. Después llegaron sus colaboraciones con el Marca (Museo Arqueológico de Cacabelos), con la Moncloa de San Lázaro y con Ambi (Asociación de personas con discapacidad física del Bierzo), donde impartió dos cursos que culminaron con las exposiciones de las obras que realizaron sus alumnos. Aún así reconoce que aquí, como en Cuba, vivir del arte no es sencillo. “En Cuba se respira mucho arte y el tema de los grabados es muy conocido, pero para alguien que quiera vivir de esto, si no tienes un nombre o alguien que te respalde, es imposible”. Cuando regresa a su país, cuenta, ve a compañeros “haciendo lo que no es arte, comida rápida para turistas, pintando a la típica señora fumando un puro para poder sobrevivir”. “Aquí he conocido a artistas increíbles, amables y que me han ayudado mucho, la acogida fue muy buena”. En contraste, aprecia una sociedad mucho más proclive a valorar el arte de las mujeres. “En Cuba me formé y aquí he recibido oportunidades”, aduce.

Ahora trabaja en los ratos libres que le deja el asador Aira, negocio que comparte junto a su pareja, en Villadepalos. “Aunque en Cuba no tenga todos los recursos que tenemos aquí, tu familia es tu familia y siempre se echa de menos”. Sus obras, únicas, son una amalgama perfecta entre sus raíces y la tierra de la que ahora forma parte. Puro arte cubano en El Bierzo.

Liuby Hernández trabajando en su taller en Villadepalos

Liuby Hernández impartiendo un taller de grabado. Foto: Agustín Sierra

Liuby Hernández trabajando en su taller en Villadepalos

Liuby Hernández trabajando en su taller en Villadepalos

Liuby Hernández trabajando en su taller en Villadepalos

Liuby Hernández impartiendo un taller de grabado. Foto: Agustín Sierra

Taller de grabado impartido por Liuby Hernández. Foto: Agustín Sierra

Taller de grabado impartido por Liuby Hernández. Foto: Agustín Sierra