Ponferrada fue el punto de partida de un viaje al que llegó en tren. Hijo de aragoneses, Jesús Egido nació en la capital berciana porque allí aterrizó su padre para ejercer como inspector de un nuevo sistema de comunicaciones ferroviarias. Cuando lo trasladaron a León, precisamente en tren cruzaba el Manzanal cada dos fines de semana para ver a sus abuelos el niño que entonces se mareaba leyendo tebeos y hoy es editor de Reino de Cordelia. Todavía volvió una vez más durante unos meses a la delegación del Bierzo de Diario de León, donde en los locales entonces de moda se despachaban copas y exclusivas. Ahora ultima otro regreso para presentar el Campos de Castilla de Antonio Machado reeditado con ilustraciones de José Sánchez-Carralero y revisado por Luis Alberto de Cuenca. Cuesta imaginarse una mejor forma de volver.

Jesús Egido, de bebé en Ponferrada

Jesús Egido, de bebé en Ponferrada

“Ponferrada era más divertida y León más austero”, cuenta Jesús Egido, que nació en la capital berciana todavía con los ecos de la Ciudad del Dolar y regresó luego a la delegación del Bierzo de Diario de León

Jesús Egido nació en una Ponferrada en la que los ecos de la Ciudad del Dólar la convertían en la primera de la provincia con concesionario de Mercedes. “Había muchísima construcción”, cuenta quien se recuerda de niño llegando al Parque del Plantío de la mano de su abuelo y de su padre a recoger piñones. La familia se trasladó a León por motivos laborales cuando él tenía apenas cinco años de edad. Sus abuelos se quedaron. Y para mantener el contacto viajaba en tren con paradas en Albares de la Granja o Bembibre ya con tebeos debajo del brazo. Fue su punto de conexión entre los dos principales núcleos de población de una provincia que viajaba a dos velocidades: “Ponferrada era entonces mucho más divertida y León más austero”. Todavía tendría que volver a su ciudad natal.

Egido estudiaba Periodismo en Madrid cuando en la tarde del 23 de febrero de 1981 el teniente coronel Antonio Tejero entró al Congreso de los Diputados. El berciano se coló en el Hotel Palace, desde donde mandó crónicas de urgencia a Diario de León. El entonces director del decano de la prensa provincial, Íñigo Domínguez, las tachó de “nefastas”, pero confió en aquel joven que pronto pasó de becario a colaborador fijo hasta vivir unos meses apasionantes en la delegación del Bierzo. La actualidad dejaba entonces secuencias tan impactantes como una explosión en una central térmica o la desarticulación de un comando del Grapo en Ancares. Otras veces tocaba buscar la noticia (“la gente era muy comunicativa y divertida”) y viajar hasta Puente de Domingo Flórez. A bordo del tren precisamente, en este caso del ferrocarril de la MSP con el fogonero saliendo a dar golpes con una llave inglesa, se gestó la primera edición en color del rotativo.

Cuando aterrizó en aquella prensa que también vivía su propia transición, “todo estaba por hacer”. “No había entradillas”, dice para ilustrar la necesaria transformación en la redacción de las informaciones. Las páginas viajaban de Ponferrada a León en el coche de línea de las tres de la tarde hasta que lo hicieron a través del ordenador y los entonces plenos vespertinos del Ayuntamiento de Ponferrada podían ya publicarse al día siguiente. Las noticias se cocinaban también en noches de copas en el pub JJ. Con la sede de la delegación en la Calle Ancha, “el Magel era la sala de operaciones”. Había que aportar dosis de audacia para que la crónica política del domingo dejara de ser una carta al director y se remitiera a la concejala Noemí Álvarez Pintor, la musa berciana de un cambio político que tampoco esquivaba reminiscencias del pasado cuando se tocaban los resortes del poder local: “Me sacaron de allí y volví con todo el dolor de mi corazón a León”.

Las noticias se cocinaban también en noches de copas en el pub JJ de Ponferrada, donde vivió unos meses apasionantes desde el punto de vista informativo: “La gente era muy comunicativa y divertida” 

Jesús Egido, con el historietista Hugo Pratt

Jesús Egido, con el historietista Hugo Pratt

Jesús Egido, junto al viñetista Lolo (izquierda) y el entonces alcalde de Cacabelos, Santos Uría Cascallana, en un recorte de prensa

Jesús Egido, junto al viñetista Lolo (izquierda) y el entonces alcalde de Cacabelos, Santos Uría Cascallana, en un recorte de prensa

Jesús Egido, dándose un baño en el Círculo Polar Ártico

Jesús Egido, dándose un baño en el Círculo Polar Ártico

Había otra vez que cruzar el Manzanal y seguir modernizando un periodismo todavía lleno de prohibiciones en el que no se podía escribir del PSOE cuando ya estaba a punto de llegar al poder en España o de Julio Llamazares cuando iba a ser el primero en narrar la despoblación rural que hoy llena los periódicos. Jesús Egido, que ya había introducido la ilustración y el viñetismo a través del recordado Lolo, se incorporó después al nacimiento de La Crónica de León y a finales de los ochenta se fue a Madrid al semanario Tribuna, dirigido entonces por Julián Lago. La llegada de las televisiones privadas dinamitó el mapa mediático al llevarse parte del pastel publicitario y, tras pasar también por Diario 16 de la mano de José Luis Gutiérrez ‘el Guti’, cerró una etapa cuando comprobó que hacer un reportaje para un semanario de referencia ni siquiera compensaba los costes.

“Publico lo que me gustaría leer”, dice como editor de Reino de Cordelia ultimando el regreso al Bierzo para presentar el Campos de Castilla de Machado ilustrado por Carralero y revisado por Luis Alberto de Cuenca

Y así fue como el niño que se mareaba leyendo tebeos en el tren de León a Ponferrada montó primero la editorial Rey Lear con Juan Pedro Aparicio hasta que decidió volar en solitario en el peor momento y fundar en 2008 Reino de Cordelia. “Publico lo que a mí me gustaría leer”, sentencia como máxima de un sello que ahora saca entre 35 y 40 libros al año con ediciones bien cuidadas. Como sabe bien lo que cuesta ser profeta en su tierra, hace unos meses recibió la primera invitación de su provincia de origen con la llamada de Alicia García para participar en el 25 aniversario de la librería Elektra de León unos días después de haber despedido a Lolo. Y, tras haber pasado por una Ponferrada bien diferente que ahora parece “una ciudad fantasma”, se prepara para regresar al Bierzo de la mano de un Machado ilustrado por Carralero en otro viaje, ahora a través de los Campos de Castilla.

Jesús Egido, con el periodista Cándido en Expobierzo

Jesús Egido, con el periodista Cándido en Expobierzo

Jesús Egido, en Jordania durante la invasión de Kuwait

Jesús Egido, en Jordania durante la invasión de Kuwait

Jesús Egido, en el Mar Muerto con el periodista y escritor Jesús Torbado

Jesús Egido, en el Mar Muerto con el periodista y escritor Jesús Torbado

Jesús Egido, en una tertulia con el humorista José Luis Coll (derecha) o el poeta Luis Alberto de Cuenca (segundo por la izquierda), entre otros

Jesús Egido, en una tertulia con el humorista José Luis Coll (derecha) o el poeta Luis Alberto de Cuenca (segundo por la izquierda), entre otros

Jesús Egido, con el escritor Fernando Arrabal y la mujer de este, Luce Moreau

Jesús Egido, con el escritor Fernando Arrabal y la mujer de este, Luce Moreau

Jesús Egido, con Oscar Palmer, Emilio Gutiérrez Caba, Alicia Mariño, Javier Alcázar, Enma Cohen y Jesús Palacios

Jesús Egido, con Oscar Palmer, Emilio Gutiérrez Caba, Alicia Mariño, Javier Alcázar, Enma Cohen y Jesús Palacios

Jesús Egido, con Jorge Edwards en la cueva de Montesinos

Jesús Egido, con Jorge Edwards en la cueva de Montesinos

Jesús Egido, con el poeta Antonio Colinas, la escritora Maru Bernal y el alcalde de Salamanca

Jesús Egido, con el poeta Antonio Colinas, la escritora Maru Bernal y el alcalde de Salamanca

Jesús Egido, trabajando en Reino de Cordelia / Antonio Tiedra

Jesús Egido, trabajando en Reino de Cordelia / Antonio Tiedra