
Gio Yáñez, a las puertas de la Casa del Jazz
El jazz no será nunca una pasión de multitudes. La tarta se la reparten cada uno al 33% el folk, el rock y la música clásica. La moderna y el jazz se tiene que conformar con el 1% restante. Y a ese escenario salió en septiembre hará cinco años la Asociación Ponfejazz cargada de proyectos que se han sustanciado en un espacio multidisciplinar que llena los meses del curso y un festival que da visibilidad en verano. A mitad de camino entre la formación, la composición, la interpretación y la promoción, la tarea de introducir el género en un territorio yermo hasta la fecha tiene nombre y apellido, el de Giovanni Yáñez, iniciativa y talento al servicio del jazz.

Patio de la Casa del Jazz / Pedro Yáñez
Ubicada en la parte alta de Ponferrada, la Casa del Jazz es el epicentro de una aventura con el aire especial que imprime el esfuerzo de los pioneros. ¿Cómo recuerda los comienzos hace ya cinco años? “Con mucha ilusión. La intención era renovar el aire de la educación musical aquí e introducir nuevos conceptos”, responde Yáñez, consciente de que esas recetas deben cocinarse a fuego lento “en una zona que no es proclive a los cambios”, por lo que los resultados deben calibrarse más en sentido cualitativo que cuantitativo, más en acordes que en números. Y la música empieza a sonar ya con el tono adecuado, el de las letras que no se quedarán por el camino.
Con el orgullo de haber cubierto un hueco en Ponferrada, el responsable de la Casa del Jazz no oculta que la fórmula ideal sería ofrecer esta formación de manera reglada en una escuela de titularidad pública. Receloso de las políticas de subvenciones, Gio Yáñez ha preferido caminar en solitario en un momento especialmente complicado en la comarca, un contexto que ofrece paradójicamente otras oportunidades en forma de alumnos que acuden a sus clases para llenar el vacío que deja puntualmente el desempleo o ya para siempre la jubilación. “Y tengo muchos que siempre quisieron tocar y están empezando ahora”, resume.
La idea de partida de era “renovar el aire de la educación musical aquí e introducir nuevos conceptos”, una receta que se cocina a fuego lento “en una zona que no es proclive a los cambios”
La coyuntura deja unas clases formadas fundamentalmente por alumnos mayores de 40 años de edad. La Casa del Jazz también acoge a chavales que se incorporan al instituto sin dejar de esbozar un lamento por la falta de continuidad de esa labor formativa en una tierra que no consigue retener a sus jóvenes talentos llegada la etapa universitaria y la inserción laboral. “Y es una pena trabajar con ellos sabiendo que luego se van a marchar”, admite Yáñez, que organiza las clases en grupos pequeños y ofrece una formación integral en la que el jazz “no es el fin, sino una herramienta”.
Fuera de las clases, el esfuerzo por asomar este género a la escena musical berciana tiene otro frente en la divulgación, que por cuarto curso llega a la Universidad de la Experiencia durante el año y que en verano tiene ya una cita fija cada mes de agosto. El Festival Km 251 Ponferrada es Jazz ha dejado atrás los formatos guadianescos de años pasados para consolidar una oferta con buena prensa en el sector. “Es un festival muy honesto. La programación es cada año mejor. Los músicos conocemos muy bien lo que hay. Y tiene muy buena consideración”, recalca Yáñez, director artístico de una cita cultural que cuenta para la producción ejecutiva con la figura del director del Teatro Bergidum, Miguel Ángel Varela. “Si no estuviera él, no habría festival. Él sabe a quién hay que llamar. Es un apoyo inestimable”, agradece.
Por el camino ha encontrado más aliados como el pianista italiano radicado en León John Bramley, que le ha permitido multiplicar sus contactos, al tiempo que ofrece clases online en distintos puntos de Centroamérica y Sudamérica, así como Londres y otras zonas de España. Compositor y guitarrista, Gio Yáñez no aparca su carrera. Con dos discos a sus espaldas (Zero Point Energy y Zink Tank), sigue escribiendo y ahora está trabajando con Juanjo Abella en ponerle música al libro de un joven poeta berciano. “El año pasado fue en el que más toqué en directo al servicio de otros músicos”, añade con la vista puesta en una gira de verano con el chelista ruso Ilya Levitin y la conformación con Javier Baíllo y el citado John Bramley de un “trío tradicional tipo años 50” con contrabajo, piano y guitarra que le permitirá seguir desarrollando la vía de la interpretación, otra de las facetas de un hombre orquesta que está consiguiendo que la melodía del jazz empiece a sonar en Ponferrada.
El Km 251 Ponferrada es Jazz “es un festival muy honesto, la programación es cada año mejor y tiene muy buena consideración”

Detalle de la Casa del Jazz

Gio Yáñez junto a un cartel del Festival Km 21 Ponferrada es Jazz

Festival Km 251 Ponferrada es Jazz / Rano Raraku Fotografía

Festival Km 251 Ponferrada es Jazz / Rano Raraku Fotografía

Festival Km 251 Ponferrada es Jazz / Rano Raraku Fotografía