¿Era un niño raro? Depende de con quién lo compares. A este chaval, porque aquí se pasa de crío a chaval y luego ya a viejo, le fascinaban sus abuelos “por diferentes” y en la universidad tenía un mapa de la provincia en su cuarto, así que juzguen ustedes. Sea como sea, cometemos el error de preguntarle por su pueblo para romper el hielo y acaba nombrando media docena. Y es que resulta que su padre es de Villanueva de las Manzanas y su madre de Lodares, una de las localidades desaparecidas bajo las aguas del Pantano del Porma. Pero ahí no queda la cosa, porque con sus raíces destruidas por voluntad gubernamental su abuelo materno hubo de buscarse nueva aldea, y Santa María del Monte del Condado fue la elegida. También a Huergas de Babia iban mucho “por amistad” a echar una mano en la hierba, sin olvidar, claro, sus dos pueblos ‘políticos’, Castrotierra de la Valduerna y Folledo de Gordón. Y suponemos que no lo nombra por no salirse de las fronteras, pero sabemos de buena tinta que Taramundi también jugó un papel importante. Si como decía Ángel González somos memoria que alienta y asienta palabras, la de Emilio Gancedo está impregnada de territorio.

Y el territorio es lo que le interesa, pero no como paisaje, sino como algo vivo. Conocer las distintas comarcas y culturas, de qué vivieron, cómo se organizaron, en qué se diferencian. “De un pueblo se puede decir algo más que si es o no bonito, qué se hacía aquí, qué se cultivaba, cómo se pobló”. Y es que, igual que no es lo mismo Riaño que Sahagún, también hay muchos Bierzos diferentes, “distintos de la marca”. “Lo que nos unifica”, explica Gancedo, “es la manera de poblar el territorio a base de núcleos pequeños, no más distantes de seis kilómetros entre ellos y regidos por concejo. Todos tienen o han tenido junta vecinal. En Galicia hay nueve juntas vecinales y en León, 1.200”.

Actual Coordinador de Proyectos y Actividades Culturales del ILC (Instituto Leonés de Cultura), escritor y periodista, quizá sea su amor por las historias que le contaban sus abuelos y el interés por conocer lo que todavía tienen que contar aquellos que aprendieron más a base de camino que con el pizarrín en la mano, lo que convierte a Gancedo en extraordinario heredero de la mejor tradición oral de la provincia, la de la lumbre, el orujo y los cuentos. Casi veinte años como periodista cultural en el Diario de León dieron para patear mucho la provincia. “Intentábamos dar valor al patrimonio en su más amplio sentido, porque la lengua, por ejemplo, es tan patrimonio como la Catedral de León y el Castillo de Ponferrada”.

Emilio Gancedo entrevistando a paisanos de diferentes lugares en el transcurso del proyecto de documentación para el libro ‘Palabras mayores. Un viaje por la memoria rural’.

¿Era un periodista raro? Depende de con quién lo compares, no conocemos a otro que haya hecho un reportaje sobre las sebes. “Si miras a tu alrededor y no hay nadie más, estás en el lugar correcto”, le contestó una vez a una novata que le preguntaba cómo reconocer una buena historia. Y precisamente por eso, porque le gusta contar historias y para eso tienes que haber escuchado muchas antes, se lanzó en un periplo por toda España en busca de mayores que le hablaran de lo que ya no existe. El resultado fue ‘Palabras mayores’, un libro que, según dice, “tiene que ver con los valores, los que tenemos y los que teníamos”. Un viaje en busca de otros abuelos que lo fascinaran, aunque no fueran los suyos. ¿Qué le llamó la atención? “La calma, la pausa, que las palabras tenían un peso. No todo era positivo en su vida, claro, pero no estaban desazonados”. Y el señor que con la botella de vino delante le dijo que la vida, al final, eran esos ratines. “Hay frases que reflejan un mundo”. Tampoco es un escritor al uso.

Y cabría preguntar al coordinador del ILC, qué tienen en común El Bierzo y la Sobarriba. “Al final, si todos acabamos las palabras en in, jugamos a las chapas y bebemos limonada, algo habrá”. A veces, no hace falta estudiar física cuántica ni conocer la teoría de los agujeros negros, a veces, para saber de dónde venimos, basta con preguntar a quien es debido. “Siéntate con un paisano y a ver qué te cuenta”.

Emilio Gancedo, escritor, periodista y coordinador del ILC, también es autor de la novela de ficción ‘La brigada 22’.

Emilio Gancedo entrevistando a paisanos de diferentes lugares en el transcurso del proyecto de documentación para el libro ‘Palabras mayores. Un viaje por la memoria rural’.

Emilio Gancedo entrevistando a paisanos de diferentes lugares en el transcurso del proyecto de documentación para el libro ‘Palabras mayores. Un viaje por la memoria rural’.

Emilio Gancedo entrevistando a paisanos de diferentes lugares en el transcurso del proyecto de documentación para el libro ‘Palabras mayores. Un viaje por la memoria rural’.