Ni los repartidores sabían dónde estaba. Anclado en una esquina del Recinto Ferial de Carracedelo, el Museo Natura Ibérica era como un arca de Noé en un espacio que evoca la Roma imperial. Abierto en 2009 con la colección de animales disecados del taxidermista berciano Solís Fernández, pasó desapercibido hasta encontrar su propia evolución. Lo hizo de la mano de un naturalista que revolucionó el pensamiento científico y una historiadora del arte experta en revivir salas expositivas. Charles Darwin es el reclamo y Silvia Blanco la artífice de que el espacio rebautizado como Munic haya superado las 3.000 visitas en sus primeros seis meses de andadura.

Museo Munic de Carracedelo

Charles Darwin es el reclamo y Silvia Blanco de que el espacio rebautizado como Munic haya superado las 3.000 visitas en sus primeros seis meses de andadura

El nombre Munic es ya el resultado de una evolución. Pese a que apenas se trata de añadir la ‘c’ de Carracedelo a su nombre original, fue la manera de “dar un nuevo concepto conservando la esencia”. Su logotipo está tan integrado en el continente que la ‘n’ es la reproducción de la planta del complejo desde una perspectiva cenital. Y parte del contenido original también está integrado en la exposición ‘Origen. La duda de Darwin’, un recorrido por la evolución de las especies a mitad de camino entre la divulgación científica y la creación artística.

“Me gusta revolucionarlo todo”, dice Silvia Blanco, que hizo la pasada década del Marca (Museo Arqueológico de Cacabelos) uno de los espacios culturales más estimulantes de la comarca y la provincia. Ahora todo jugaba en contra. Tras su traumática salida del museo cacabelense, se afanó en dinamizar otro espacio en tiempos de pandemia. El reto fue tan apasionante como largas las jornadas de trabajo. El Ayuntamiento de Carracedelo le dio libertad. Y ella articuló una gran exposición tratando de aunar rigor científico y divulgación conjugando para ello botánica, zoología, ilustración y pintura. Inaugurado el 10 de octubre, en la antesala de la segunda ola del coronavirus, ni siquiera unos días antes era seguro que pudiera abrir sus puertas.

Experta en arte contemporáneo, Blanco tuvo que hacer su propia evolución mental para acostumbrarse a tantear libros científicos. Primero había que entender el contexto para luego plasmar una muestra que añade ADN Bierzo a través de contenidos cedidos por la Asociación Mineralógica Aragonito Azul y el IES (Instituto de Educación Secundaria) Fuentesnuevas combinados con aportaciones de la Universidad de León, entre otras, o elementos de primer orden como una edición original de la obra cumbre de Darwin, ‘El origen de las especies’, lograda en tiempos de pandemia de la Universidad de Cambridge gracias a la complicidad de un gallego. Fueron rayos de luz en medio de la oscuridad del horizonte.

Contenidos aportados por colectivos como la Asociación Mineralógica Aragonito Azul o el Instituto de Fuentesnuevas se combinan con elementos como una edición original de ‘El origen de las especies’

Munic de Carracedelo

Comienzo de la visita a la exposición ‘Origen. La duda de Darwin’

La muestra contiene materiales cedidos por colectivos como la Asociación Mineralógica Aragonito Azul

El museo mudará su piel cada medio año con distintas temáticas. La siguiente ya está elegida. Su contenido será original, dice Blanco, que no descartar incluir exposiciones temporales

El Munic se vale para dar sus primeros pasos de una figura universal, pero del que apenas hay referencias en la museología española. La muestra se extenderá hasta el presente mes de abril. El museo mudará su piel cada medio año con distintas temáticas. La siguiente ya está elegida. Todavía no se pueden revelar detalles, pero su contenido será original, promete su directora, que no descarta añadir las exposiciones temporales que tan buen resultado le dieron a la hora de dinamizar el Marca, donde la pintura, la fotografía o lo etnografía convivieron durante años con su matriz arqueológica.

Silvia Blanco ha extrapolado al Munic otra de sus señas de identidad irrenunciables: la incorporación de los niños tanto a las visitas guiadas como a los talleres didácticos. “Me gustan los niños en el museo. Nos aportan frescura. Y no te dejan quedarte anquilosado”, cuenta tras jornadas colgando el cartel de completo a actividades adaptadas a la pandemia, con grupos muy reducidos y rigurosa desinfección del material. El centro se ha mantenido siempre abierto mientras otros cerraban por la crisis sanitaria. “Aquí no hay peligro, pero yo entiendo que la gente tenga miedo”, admite la directora para echar en falta el perfil de visitantes de más de 60 años de edad.

Las llamadas de interés desde Galicia y Asturias todavía no se pueden concretar en visitas a un museo de la periferia de una comunidad autónoma sometida a cierre perimetral, por lo que por ahora más de la mitad proceden de Ponferrada. Las dificultades se han convertido en oportunidades en un museo lejano a un casco urbano, pero a tiro de piedra de la A-6, muy accesible y con facilidad para aparcar en medio de un complejo tan conocido como el Oro de Roma, donde Silvia Blanco ha vuelto a obrar el milagro de resucitar un museo para el que ya se proyecta una ampliación para salas didácticas y al que llegan ya tanto los repartidores como los visitantes.

“Me gustan los niños en el museo. Nos aportan frescura. Y no te dejan quedarte anquilosado”, dice Silvia Blanco sobre una de sus señas de identidad irrenunciables

Silvia Blanco, en el Munic de Carracedelo

Parte de la colección del taxidermista berciano Solís Fernández que se puede ver en ‘Origen. La duda de Darwin’

Los contenidos científicos se completan con muestras de ilustración y otras disciplinas artísticas

Visita de niños al Munic

La incorporación de los niños a los museos es una máxima de trabajo de Silvia Blanco