Todos dibujamos hasta que dejamos de hacerlo. Pero hay quien, como el hermano de Mafalda, descubre todo lo que puede tener adentro un lápiz y se agarra a él para no dejar de divertirse. Así nos imaginamos al Daniel Buitrón de 10 años, con un lapicero en una mano y un tebeo en la otra. Y de fondo la música, claro. Hay amores eternos y basta con darse un paseo por su perfil de Instagram para saber cuáles son los suyos. Elvis Presley, Lee Van Cleef, Lee Marvin, Jack Nicholson…, la estética de las películas de terror y de vampiros de los años 60 y 70, los grandes actores del cine clásico o Frankenstein, “lo dibujo y lo vuelvo a dibujar, me fascina la historia” son las fuentes de las que bebe este melómano que aunque “zoquete para aprender a tocar nada” lleva coleccionando discos desde los 12 años. Expone, recibe encargos y es viñetista de prensa, pero su trabajo es otro. “Esto es un hobby que de vez en cuando me da una alegría”.

Una de las ilustraciones realizadas por Daniel Buitrón

Aunque su padre es natural de Toreno, Daniel nació en Oviedo y se crio en As Pontes. “De aquella, venir al Bierzo eran más de cinco horas en coche, así que veníamos poco”. Eso sí, estudió COU en Ponferrada, en el Álvaro de Mendaña, mala edad para que te separen de tu círculo de amigos, “fue un año complicado”. Asegura haber sido un estudiante regulero, quizá, y esto es cosecha propia, porque la educación reglada no está diseñada para dar alas a la creatividad de nadie. Se matriculó en Arquitectura Técnica en A Coruña y finalmente se asentó en la comarca con 28 años. Se había declarado objetor de conciencia para no hacer la mili y pocos sitios son mejores para decidir qué va a ser de ti que este, especialmente si viven aquí tus padres.

Completamente autodidacta desde que tuvo “una diferencia de pareceres” con la profesora de las clases de pintura a las que lo había apuntado su madre, de niño utilizaba solo la pluma clásica para recrear a los personajes de sus tebeos favoritos. “Principalmente los de Ibáñez, Mortadelo, Rompetechos, pero también Super López, El capitán Trueno, Hazañas Bélicas… la verdad es que en mi casa si quería libros me compraban libros. Y luego descubrí la biblioteca municipal y me leí todos los de Astérix, me encantaban”. Después cambió la pluma por el rotulador, “el invento más maravilloso de la historia de la humanidad”, y comenzó a utilizar color poco a poco.

Una de las ilustraciones realizadas por Daniel Buitrón

La llegada de su hijo trajo dos novedades (y suponemos que alguna más, por supuesto) en el plano artístico. Estaba a punto de nacer cuando Buitrón realizó su primera exposición. “Me sorprendió el éxito, la verdad, y a partir de ahí mucha gente se puso en contacto conmigo y salieron otras colaboraciones como la del Instituto de Estudios Bercianos”. Aunque para cualquiera que haya visto sus dibujos la noticia de que su trabajo comenzara a mostrarse no es tan llamativa como lo fue la introducción del color en unas ilustraciones que siempre habían sido en blanco y negro. “Cuando nació mi hijo decidí hacerle un libro de dibujos, pero los 50 que quería hacerle acabaron siendo 5 o 6. El primero lo hice en blanco y negro y me pareció que le faltaba algo, cuando terminé el último ya tenía todos los colores”.

¿Vale más un dibujo que mil palabras? Depende, claro. Desde luego, se entiende mejor el fin de la minería con una viñeta de Lolo que con cualquier crónica escrita y pocos tratados de sociología son más eficaces que una escena creada por El Roto. La faceta de Buitrón como dibujante de prensa es más reciente, aunque sus viñetas pronto alcanzarán la centena. “El mayor problema es dibujar bajo unas directrices”, aunque es un reto que abraza porque “es más interesante equivocarse abriendo el espectro que haciendo siempre lo mismo”. Además, dice, “es de agradecer que en la corporación municipal no haya rostros anodinos, eso me permite hacer caricaturas”.

Buitrón, que lleva más de 20 años trabajando como monitor en Asprona, cree que es “muy sencillo entenderse con casi todo el mundo si pones de tu parte”. Hay cosas que solo puede explicar un dibujo y otras las explica él como nadie. “El Bierzo está todo lo bien que puede estar en las circunstancias en las que estamos. O todo lo mal”. Este artesano que sabe que “el futuro será digital” pero sigue utilizando papel y rotulador, también reconoce que “si la gente no tiene dinero piensa en comer, no en ir al teatro y mucho menos en comprar un cuadro. Una industria sana y respetuosa es un potenciador de la vida y de la cultura”. Nosotros sabemos que a su rotulador aún le quedan muchas cosas dentro.

Una de las ilustraciones realizadas por Daniel Buitrón

Una de las ilustraciones realizadas por Daniel Buitrón

Últimamente, Buitrón ha estado trabajando con sellos